Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

España no encuentra a un narco que debía extraditar a la Argentina por querer coronar 1658 kilos de cocaína

Tres colombianos, detrás de los 1658 kilos de cocaína en Rosario

Tres colombianos detrás de los 1658 kilos de cocaína en Rosario. Crédito: Seguridad.

A finales del año pasado, un tribunal de Rosario condenó a José Damián Sofía y Gabriel Nicolau a pasar 11 y 12 años de prisión, respectivamente, por intentar «coronar» 1658 kilos de cocaína en España. Pero «Tano» y «Vecino» aún tienen cuentas pendientes en la Justicia, tienen conexiones con otras operaciones, en fin, conocen la historia completa. Y desde que su suerte estuvo echada, dos de sus socios del bajo mundo decidieron fugarse. Primero, en diciembre, fue el bosnio Bozidar Ratkovic. Ahora, en los últimos días, fue el colombiano Álvaro Antonio Duque Ramírez, a punto de que Madrid lo extraditara a Buenos Aires.

Todo comenzó a finales de 2021 cuando una organización narcocriminal integrada por argentinos, colombianos, bosnios y búlgaros hizo contacto con portuarios de la Terminal Zárate para «contaminar» un container.

De las negociaciones formó parte el «Tano» Sofía, pero los extranjeros, al descubrir un GPS en un vehículo, desconfiaron de él y lo dejaron fuera del negocio, según pudo saber Encripdata. La operación continuó: a través de otro argentino, finalmente, pagaron 150 mil dólares en efectivo para que los dejaran subir 165 kilos de cocaína.

Al día siguiente, sin embargo, el juez federal de Campana Adrián González Charvay le ordenó a la División Hidrovía del Paraná de la Policía Federal arrestar a Ratkovic, de 56 años, al búlgaro Dragan Rangelov, de 44, y al resto de la organización trasnacional.

Habían caído en la trampa: sus contactos en la terminal no eran portuarios, eran agentes encubiertos. La operación fue todo un éxito: el pago quedó grabado y la cocaína fue entregada de manera «controlada» en Tenerife, Islas Canarias, España.

En paralelo, el 12 de mayo de 2021, la DEA de los Estados Unidos (Drug Enforcement Administrationalertó a la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) sobre la presencia en Buenos Aires del colombiano Gabriel Jaime Londoño Rojas, mencionado en varios casos en su país de origen. El fiscal Diego Iglesias, a cargo de la fiscalía antidrogas, puso en conocimiento del juez de Campana la información de la agencia estadounidense.

El magistrado ya sabía quién era la conexión local: Sofía. Pero, esta vez, el «Tano» quería mover por Rosario diez veces más que en Campana. Entonces, tras las tareas de rigor, el juez dio la orden de «romper»: la División Hidrovía del Paraná halló el 26 de agosto del 2022 el histórico cargamento en un sucio galpón de Empalme Graneros, uno de los barrios más violentos de Rosario, donde otro colombiano, precisamente, Ramírez Duque estuvo en julio para acondicionar todo.

Los «ladrillos» tenían las marcas de Louis Vuitton y Nemesio Oseguera Cervantes, el «Mencho», líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Tras la caída de la célula local, los detectives fueron por el clan colombiano: la Policía Internacional (Interpol) arrestó a Londoño Rojas en Emiratos Árabes Unidos y a Ramírez Duque en España. En cambio, el colombiano con pasaporte neerlandés Newson Cheung Sabogal lleva casi dos años prófugo.

Como sea, un tribunal de Rosario, finalmente, sentenció a 12 años de prisión a Nicolau, 11 años a Sofía, 10 años a Marco Páez, 8 años a Lucas Hitters, 7 años y 6 meses a Oscar Rossi, 6 años a Fabio Crucianelli, 3 años de cumplimiento efectivo a Osvaldo Gorosito y 3 años de ejecución condicional a Gastón Sofía -hijo del «Tano».

Además, en algún momento, el «Tano» Sofía deberá enfrentar otro juicio por amenazar de muerte a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado para que liberara a un histórico socio detenido por narcotráfico. A Nicolau tampoco se le acabaron los problemas: lo investigan por otras operaciones tipo rip off o gancho ciego en puertos argentinos. De un saque compró 100 precintos.

Por aquellos días, el bosnio Ratkovic, aún sin fecha de juicio por los 165 kilos en el puerto de Zárate, no podía caminar ni vestirse por su cuenta, según los médicos. Por eso, estaba con domiciliaria en la casa de su novia en Avellaneda. Pero, de pronto, el milagro se hizo cuerpo: se escapó caminando. Antes le dejó una carta y un problema a su novia argentina: ella era su garante ante la Justicia, pero él eligió la clandestinidad antes que la cárcel.

Ahora, en los últimos días, cuando la Policía Federal (PFA) se presentó en Madrid para llevarse a Duque Ramírez, Interpol España informó que el colombiano, que gozaba de la libertad ambulatoria a la espera de la extradición, estaba con «paradero desconocido», como publicó la periodista Cecilia Di Lodovico en Infobae.

En España no saben, no contestan.

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