Vila, el hombre de Nosiglia al que la AFI de Macri le puso una bomba en la casa, llega al gobierno de Milei
Aquella noche, un hombre con una gran bufanda blanca caminó unos pasos por la Recoleta, llegó a la avenida Callao al 1200, se paró en la entrada de un edificio y dejó una caja grande de cartón. Adentro había un bloque de trinitrotolueno, popularmente conocido como TNT, de demolición militar de 454 gramos -una libra- proveniente de una fábrica estadounidense cerrada en 1940, pero en su envase original. Básicamente, era una bomba casera. A su lado, dos notas rezaban: «José Luis Vila ladrón»; «José Luis Vila traidor».
Estaba dirigida a Vila, por entonces asesor en Asuntos Internacionales del ministro de Defensa, Julio Martínez, durante el gobierno de Mauricio Macri. Para fortuna del portero y los vecinos, el artefacto no tenía detonador.
Era el 6 de julio de 2018 y el reloj de la cámara de seguridad marcaba las 21.18 horas. El falso repartidor portaba pantalón claro, campera oscura y una bufanda tan larga que iba de la nariz a la cintura, según la foto a la que accedió Encripdata. Y así como llegó, se fue.
De repente, casi dos años después, en marzo del 2020, una persona se autoincriminó: Sergio Cristián Rodríguez detenido por orden del juez federal Federico Villena, se hizo cargo de la intimidación. Imputado por narcomenudeo en Monte Grande, «Verdura» afirmó que el abogado Facundo Melo prometió darle una credencial de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para que no tuviera problemas con los policías en sus búnkers de zona sur «a cambio de hacerle un favor»: precisamente, llevar esa caja hasta la casa del entonces funcionario macrista.
Pero cometió un grave error: dijo que «estaba vestido con remera, jean y zapatillas. No tenía gorra ni nada. Me acuerdo que no hacía frío». Sin embargo, esa noche, alguien portaba ropa acorde al frío de la época: 9 grados de mínima y 12 grados de máxima, según el Servicio Meterológico Nacional (SMN).
El juez Villena detectó esas contradicciones, pero consideró necesario comprobar si había empleados de la AFI asociados a Rodríguez. Así descubrió a los Super Mario Bros, una banda de espías todoterreno que operó durante el gobierno de Macri. Después, la investigación por la intimidación a Vila pasó al juzgado de Sebastián Ramos y, finalmente, ésta y otras aventuras de Mario y Luigi se unificaron en el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi.
La bomba que nunca iba a explotar fue la última de las operaciones contra Vila. Primero reunieron información sobre él, sus allegados y su pertenencia política, luego distribuyeron panfletos y hasta armaron una carta anónima para difamarlo en el Ministerio de Defensa.
Ni bien se la pasaron para tener la aprobación, un jefe de la AFI ordenó cambiarle varias líneas: «Sacá todo lo que hace referencia a inteligencia o a Nosiglia. Concéntrense en que es un corrupto. No involucren a otros políticos porque el ministro es de ese palo. Apúntenle sólo a él».
Luego, sí, le dio el visto bueno: «Está buenísima la nota».
Finalmente, la noche del 6 de julio de 2018, alguien dejó el artefacto sin detonador en el edificio de la avenida Callao al 1200.
Pero tuvieron un contratiempo: «Me dijo 8 que hace un año no vive ahí, bolu».
En la jerga de la inteligencia, decir 8 era referirse a la subdirección de la AFI. En esa época, Silvia Majdalani era la «Señora 8».
El 5, «Señor 5» o jefe de todos los espías era Gustavo Arribas, «el más acostumbrado a las trampas», como lo definió Macri, su amigo.
En los últimos días, un tribunal condenó a «Verdura» Rodríguez a pasar 10 años en la prisión y a pagar una multa de 7,9 millones de pesos por asociación ilícita, narcotráfico, lavado de activos y tenencia de arma de guerra. En cambio, por la intimidación a Vila, el juez Martínez de Giorgi le dictó el 15 de agosto de 2023 la falta de mérito para procesarlo tanto como para sobreseerlo.
Así, a seis años del hecho y a partir «de las medidas realizadas para lograr identificar a la persona que había dejado la caja de cartón, tras el análisis sobre las imágenes captadas por las cámaras de la zona», los detectives solo pudieron determinar que «era una persona con su cara mayormente tapada por una bufanda y un camperón». Ahora, entonces, están llevando adelante otras medidas de prueba.
Pero por esas y otras operaciones a políticos, sindicalistas y periodistas, el magistrado procesó a los verdaderos espías. Sin embargo, los camaristas Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos, aunque confirmaron los procesamientos de Majdalani y los Super Mario Bros por abuso de autoridad y por realizar acciones de inteligencia prohibidas por las leyes de Inteligencia, respectivamente, les dictaron la falta de mérito por la asociación ilícita.
Las defensas de Melo y compañía directamente exigieron la nulidad de la causa por las declaraciones de «Verdura». Y si bien ni el juez ni los camaristas hicieron lugar, los abogados de los espías podrán repetir el planteo en todas las instancias juicio incluido. Ya lo saben: no sería la primera vez que un expediente vinculado al espionaje local y el gobierno de turno termina con los involucrados sobreseídos, absueltos o esperando hasta la eternidad un recurso ante la Corte, como en los casos Ciro James (2009), Proyecto X (2011) y Dark Star (2012).
Mientras tanto, en medio del recambio de hombres en el Sistema de Inteligencia Nacional (SIN), Vila desembarcará en la Secretaría de Estrategia Nacional, que depende de la Jefatura de Gabinete, a cargo de su amigo Guillermo Francos. En diferentes roles, este especialista en seguridad, defensa e inteligencia formó parte de los gobiernos de Raúl Alfonsín -al igual que Nosiglia, vinculado a esas áreas y a los negocios de la Salud-, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y el propio Macri.
Enigmático, Robert Paulson, @SnakeDocLives, anticipó una semana antes la llegada de Vila al Gobierno y Nosiglia al poder: «Si van a jugar sucio nosotros vamos a traer de nuevo a los Malos. Después no lloren». El periodista Carlos Pagni atribuyó esa cuenta de Twitter a Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei.
Sea quien sea, tiene razón.