Procesaron a «Juanito» por formar parte de la banda de Guastini: ahora es jefe de «los Gordos» de la Costa del Sol
Su primera vez en Buenos Aires fue como «mula». Corría el 2013 y él dividía su tiempo entre esos viajes de negocios y su pasión por el fútbol un equipo local de Marbella. Ahora, nueve años después, ya no trabaja para otros, tiene su propio grupo, «los Gordos», con los que se ganó un lugar en la Costa del Sol española. Pero su época de «valijero» no quedó atrás, no al menos para la Justicia argentina, que lo tiene en la mira.
El juez en lo penal económico Rafael Caputo procesó al español Juan José González Morito, alias «Juanito», por formar parte de la asociación ilícita que supo liderar el argentino Diego Xavier Guastini, alias «Dolarín», un capo del narcolavado que ofrecía el servicio de «mulas» a clanes como los Loza y los Atachahua Espinoza y que estuvo involucrado en casos como Bérgamo, «Leones Blancos«, «Narcogolf«, Sancho y Tigres de Arkan. Y aunque se definía como un financista que solo tocaba plata, también traficó cocaína.
El 31 de enero de 2014, «Juanito» y el también español David Ávila Ramos, alias «Maradona», declararon 70 mil euros ni bien aterrizaron en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Pero sus valijas mostraban otra cosa en los scanners: traían 684.630 euros y 254.000 dólares más. Era plata para «Dolarín» de un negocio hecho con otro narco español, alias «Carlichi».
En la indagatoria, aseguraron que la plata era producto de la agencia de autos que tenían en sociedad en Puerto Banús, una zona exclusiva de la Costa del Sol, y que querían invertirla en la Argentina, pero cuando les preguntaron cómo pretendían decidir negocios en tan solo tres días, no pudieron continuar con la coartada.
Por las valijas llenas de dólares y euros, «Maradona» y «Juanito» pasaron toda una temporada sin poder salir de la Argentina. Para que no se aburrieran, Guastini llevó a David a su piso del 7 E de la calle Petrona Eyle 355, ni más ni menos que en el exclusivo edificio Aleph, del Grupo Faena. También vivió un tiempo en el country del Banco Provincia. Juan José, más perfil bajo, prefirió quedarse en la casa de la calle Alem 1280, en Lanús.
En los partidos que «Dolarín» organizó en su quinta de Abbott, «Juanito» confirmó sus condiciones de mediocampista todoterreno, como en su época de juvenil en Unión Deportiva San Pedro y Unión Deportiva Marbella B. «Maradona» también confirmó que de Diego no tenía nada de nada.
«Maradona» y «Juanito» pudieron volver a España: un tribunal los autorizó a salir del país por unos días en diciembre de 2016, pero como nunca más regresaron para el juicio, los declaró en rebeldía en abril de 2017 y ordenó las capturas internacionales. Sin embargo, en diciembre de 2018, declaró extinguida por prescripción de la acción penal porque todo imputado tiene derecho a ser juzgado en un plazo razonable. En otras palabras: por el simple paso del tiempo.
Para González Morito fue como si nunca hubiese hecho nada. Para Ávila Ramos, en cambio, realmente no fue nada: lo mataron antes, el 12 de mayo de ese año en San Pedro Alcántara, a la salida de la comunión de su hijo.
Pero el juez Caputo y el fiscal Turano, que seguían investigando a Guastini, descubrieron que los españoles eran tan solo dos de sus tantos «valijeros». Y aunque su cuñado reportaba desde Ezeiza para la Secretaría de Inteligencia (SIDE), «Dolarín» perdió 1.524.715 euros y 1.443.030 dólares entre el 6 de diciembre de 2012 y el 6 de mayo de 2014, incluido el viaje de aquellos.
Guastini realmente movía mucha guita: a pesar de las caídas de sus «mulas», él compró siete propiedades por 20,8 millones de pesos entre el 5 de diciembre de 2013 y el 25 de junio de 2014, que para la época eran 2.649.275 dólares, según los documentos oficiales a los que tuvo acceso Encripdata. En limpio: aunque perdió 2,5 millones de dólares, adquirió inmuebles por 2,6 millones.
Otro tribunal finalmente condenó en septiembre de 2019 a «Dolarín» y a la mayoría de sus «valijeros» a solo 3 años de prisión en suspenso. Así se aseguró no pisar ni siquiera un segundo la cárcel. No fue gratis: primero debió firmar un acuerdo de colaboración, convertirse en «arrepentido», y empezar a «entregar» a sus viejos socios. En eso estaba cuando un grupo comando lo ejecutó el 28 de octubre de 2019 en Quilmes.
Y, entonces, el juez Caputo volvió a procesar a González Morito, según el fallo al que accedió Encripdata. Ya no por el tráfico de divisas, del que había sido sobreseído, sino por ser miembro de la asociación ilícita de Guastini. Porque «Juanito» no hizo un viaje solamente, no, desde el 15 de agosto del 2013 y hasta el 31 de enero de 2014, el día de su detención, pasó 19 veces por Ezeiza, siempre con estadías cortas en Buenos Aires, de tres o cuatro días, típico de los pasajeros que en sus valijas llevan de todo menos ropa.
En España, «Juanito» recibió la noticia de su procesamiento sin problemas. Sabe que para el juicio, si es que alguna vez se hace, falta y mucho.
Para lo que no falta mucho es para la inauguración de su restó en Málaga.