Liberan a «Nené» Loza, al que la Bonaerense le robó la cocaína y los dólares de Leones Blancos
Año tras año, «coronó» toneladas de cocaína en España, pero se hizo conocido cuando compró la Ferrari F355 Spider roja de Diego Armando Maradona. Pero aún guarda los secretos de uno de los peores capítulos negros de la Policía Bonaerense de la historia reciente: «Leones Blancos». Como sea, este jueves, tras cumplir dos tercios de la pena por lavado de activos, un tribunal le concedió a Erwin Loza, alias «Nené», la excarcelación en los términos de la libertad condicional.
Liderado por varios hermanos, el clan Loza operó, al menos, entre 2008 y 2018. Pero la investigación no comenzó por un «ladrillo» de cocaína perdido sino por el viaje de dos «mulas» españolas: Víctor Miguel Calvente Cavero y Bienvenido González Ludueña fueron detenidos el 20 de noviembre de 2017 luego de intentar ingresar a Ezeiza, tras un vuelo procedente de Madrid, con 365.800 euros sin declarar.
A partir de esa pista, el fiscal Diego Iglesias, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), formó un equipo conjunto de investigación (ECI) con las autoridades judiciales y policiales de España y de Italia y solicitó información a las autoridades de Perú. Así, las autoridades reconstruyeron que esta organización narcocriminal tenía conexiones en aquellos países y también en Bolivia, Colombia, Inglaterra e Irlanda.
En una «escucha» telefónica, José Gonzalo Loza sacaba chapa de sus contactos, incluso con narcotraficantes «de la época del Pablo», por Escobar, extinto líder del Cártel de Medellín. Enfermo, este Loza falleció en 2019 en Madrid, España.
A finales de 2021, el Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) 3 porteño finalmente sentenció a «Nené» Loza a 10 años de prisión como jefe de la asociación ilícita dedicada al lavado de activos y el contrabando de divisas, aunque en este caso en grado de tentativa, según el veredicto en el que estuvo presente Encripdata.
Entre todos los condenados, el tribunal dio por probado 101 hechos de lavado de activos. En el caso del jefe, fue obligado a pagar una multa de 378 millones de pesos, es decir, seis veces el valor de las operaciones.
El origen de los millones era el narcotráfico internacional. Para eso, fiscal de juicio Gabriel Pérez Barberá consideró como prueba los 530 kilos incautados por la Policía Nacional en Almuñecar, los 612 kilos enterrados por Gonzalo Daniel Loza, alias «Junior» en Zarautz y los 260 kilos escondidos para siempre por la organización, tres hechos en uno en España.
En otra «escucha», José Loza reconoció que el 12 de mayo de 2018 tenía acordado comprarle 100 kilos de cocaína al español David Ávila Ramos, alias «Maradona». No llegaron a encontrarse: aquel sábado al mediodía, Los Suecos, una oficina de encargos asentada en la Costa del Sol, lo ejecutó a la salida de la comunión de uno de sus hijos en San Pedro Alcantara.
Los Loza y «Maradona» se conocieron a través de Diego Xavier Guastini, alias «Dolarín». De hecho, el español trabajó como «mula» de dólares y euros para el financista argentino. Por la caída de sus «valijeros», Guastini declaró como «arrepentido». De lo contrario, se exponía a una pena de entre 5 y 18 años de prisión. Entonces, como imputado colaborador, reveló cómo empezó «Leones Blancos», la noche que la Bonaerense le robó media tonelada de cocaína a narcotraficantes.
A finales de 2013, el colombiano Alberto Mejía, alias «Papo», cambió euros por dólares en la cueva financiera de Guastini para luego comprarle una tonelada de cocaína a Erwin Loza. Cuando Mejía se fue, a la oficina ingresó el subteniente Adrián Gonzalo Baeta, alias «Palermo», a quien le contó lo que estaba por suceder.
Amigos de la infancia, Guastini y Baeta acordaron robarles a los narcotraficantes y repartirse el cargamento. Como intervendría la Bonaerense, tendrían que dejar algo para incautar en el operativo.
Entonces sí, el 29 de diciembre de 2013, el comisario Juan José Magraner, jefe de Baeta, y el fiscal Claudio Scapolan hablaron dos veces. Según el registro telefónico, a las 16.19 y 16.32. Lo hicieron antes -y no después- de la falsa denuncia anónima anotada en el libro de guardia a las 17.35. Y aunque el policía federal Carlos Daniel Maidana se hizo cargo, en realidad, la llamada nunca existió. Como demostraría el abogado de los narcotraficantes en el juicio, ni siquiera se gastaron en levantar el teléfono, nadie llamó a esa hora a la DDI de Quilmes.
Aquella noche, el fiscal de San Isidro y policías de Quilmes siguieron a narcotraficantes, desde la quinta de los leones blancos de Moreno hasta el peaje de la autopista Panamericana del lado de San Isidro. En el estacionamiento del peaje, la Bonaerense encontró lo que fue a buscar: una tonelada de cocaína. Pero al día siguiente, informó la incautación de media tonelada.
La mañana del 28 de octubre de 2019, un grupo comando ejecutó a Guastini a la vuelta de la Municipalidad de Quilmes. En los últimos días, un jurado popular declaró no culpable a Marcelo Fabián Padovani, alias «Pelado». Y eso que el imputado, único por el crimen, reconoció haber ayudado a escapar al sicario que ejecutó al «arrepentido» que estaba aportando información sobre la Bonaerense.
En ese contexto, Erwin Loza, a través de una revisión de la condena y cursos de capacitación, consiguió reducir la pena seis meses. Así, el tribunal hoy le concendió la libertad condicional.
Este Loza nunca declaró en «Leones Blancos». En aquellos días de diciembre de 2013, la Bonaerense lo espió: prueba de eso fue esta foto, que ilustra esta nota de Encripdata, del auto en el que se movilizaba.
Por eso nunca tuvo que decir quién se quedó con el millón de dólares de la venta del cargamento.
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