Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Cayó «Naza» Cantero, el jefe de Los Lindos que entregó a los mecánicos quemados vivos en Guernica

A un año del doble crimen de Vitullo y Segura en Guernica

A casi dos años del doble crimen de Vitullo y Segura en Guernica. Crédito: Télam.

Después de dos años de búsqueda, la división Prófugos de la Policía Federal arrestó a Nazareno Andrés Ezequiel Cantero el lunes por la noche mientras cenaba en una pizzería de Monte Grande. Cuando empezaron a buscarlo, el 1° de junio de 2022, este joven estaba imputado como organizador de Los Lindos, una banda dedicada a «cortar autos». Después vino lo peor: la emboscada, secuestro y asesinato de Silvio David Vitullo y Diego Fabián Segura, dos mecánicos hallados calcinados el 10 de diciembre de 2022 en un utilitario Citröen Berlingo en Guernica, Presidente Perón.

Cantero -sin parentesco con Los Monos- deberá afrontar dos indagatorias: la jueza federal María Servini le hará saber la imputación por el robo de vehículos en Rosario y el gran Buenos Aires mientras que el juez federal Carlos Alberto Vera Barros le leerá las evidencias por la entrega de Vitullo y Segura a la organización narcocriminal de Fabián Gustavo Pelozo, alias «Calavera», para quemarlos vivos por la sustracción de una camioneta llena de algo muy valioso.

Los Lindos tenían dos células: «los cañeros» robaban los autos y «los intelectuales» adulteraban los números de motor y chasis, el código de los cristales y los stickers de seguridad. Este tipo de delitos es el primer eslabón de otras actividades criminales: si bien los delincuentes comunes sustraen vehículos para realizar una seguidilla de robos y descartarlos enseguida, a veces prendiéndolos fuego, las organizaciones especializadas lo hacen para, una vez «clavados», transportar droga, cometer sicariatos o revenderlos a compradores de buena fe.

En junio del 2022, la jueza Servini ordenó arrestar a los jefes de Los Lindos, «Ema» y «Rojaijú», y varios miembros más. Así, Cantero, prófugo desde entonces, ganó poder en la organización.

Ya en la cárcel de Ezeiza, «Ema» y «Rojaijú» se enteraron de que a «Calavera» Pelozo lo irían a visitar familiares con una Toyota Hilux SW4 cargada con plata, cocaína o lingotes de oro, según documentos oficiales a los que accedió Encripdata. El 24 de noviembre de 2022 fue el día elegido: mientras el narcotraficante rosarino recibía a la mujer y un amigo, dos Lindos en libertad sustrajeron la camioneta.

Desde su celda, Pelozo ordenó hacer lo que fuera necesario para recuperar la SW4. Varios rosarinos armados bajaron al conurbano bonaerense. Por las buenas, ofrecían una recompensa de 3 millones de pesos para quien aportara información. Por las malas, mientras reventaban galpones, exigían: «Nosotros queremos que nos digas quién clavó la chata, lo vamos a torturar hasta que nos diga quién la compró y al que la compró, sí lo vamos a matar… ¿dónde está la chata?«.

Uno, dicen, abrió la boca.

Así llegaron hasta Vitullo.

La venganza llegó el 10 de diciembre de 2022: aunque era sábado, «Naza» Cantero convocó a Vitullo con la excusa de hacer un «clavado» urgente. Silvio fue al taller con Segura -no estaba imputado por el robo de autos, pero trabajaba con él-. Cuando ingresaron a las 13.08 horas al barrio El Triunfo, Monte Grande, el grupo comando los emboscó.

Entregados, los hombres de «Calavera» Pelozo inmovilizaron a los dos Lindos, los metieron en el baúl del utilitario Citröen Berlingo y lo llevaron a un descampado de Guernica. Enseguida, lo prendieron fuego. Las víctimas estaban vivas.

Los médicos forenses concluyeron que Vitullo y Segura fallecieron por «un shock traumático secundario a carbonización y asfixia por gases incandescentes», o sea, murieron por intoxicación.

Al día siguiente, la Policía Bonaerense informó que había hallado a dos personas calcinadas en el baúl de un utilitario Citröen Berlingo todo quemado. Al principio, los investigadores pensaron que podían ser los cuerpos de Lautaro Morello, de 18, y Lucas Escalante, de 26, dos amigos secuestrados no mucho antes, no muy lejos de allí, pero, finalmente, determinaron que eran de los mecánicos. Por el crimen de Lautaro y la desaparición de Escalante, un tribunal juzgará al comisario Francisco Centurión, hasta entonces enlace de la Bonaerense con Interpol, su hijo y su sobrino.

Ahora, casi dos años después, doce Lindos ya fueron condenados a penas de hasta 5 años y 8 meses de prisión por el robo de 89 vehículos en Rosario y gran Buenos Aires. Además, Pelozo y el grupo comando que dirigió desde su celda fueron procesados por el doble crimen de Guernica. Algunos, también, por una operación de 464 kilos de cocaína en San Justo, Santa Fe.

Cantero sabía que este día llegaría. No pensó que fuera tanto tiempo después. En agosto estuvo a un minuto de caer. En ese momento, la Policía Federal lo siguió hasta una clínica de Monte Grande, donde entró con su pareja para que atendieran a su bebé.

Ella se rendió, él escapó a los tiros.

Hasta hoy.

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