Encripdata

Un paso adelante

Impusieron la prisión preventiva al comisario Centurión por la desaparición de Lucas

Un año después, Lucas Escalante sigue desaparecido

Un año después, Lucas Escalante sigue desaparecido. Crédito: Facebook.

A poco por cumplirse un año de la noche en que se perdió el rastro Lautaro Morello y Lucas Escalante en Florencio Varela, el juez de Garantías Diego Agüero resolvió imponer este viernes la prisión preventiva al comisario mayor Francisco Centurión por la privación ilegal de la libertad de Lucas, según pudo confirmar Encripdata con base a dos fuentes judiciales, aunque para el fiscal Daniel Ichazo, el joven habría sido asesinado y el acusado habría participado del homicidio.

Por el crimen de Lautaro, de 18 años, y la desaparición de Lucas, de 26, fueron arrestados el 16 de diciembre los primos Cristian Centurión y Maximiliano Centurión, ambos de 26. Pero esto podría ser el primer capítulo de un plan criminal más grande.

La noche del 9 de diciembre de 2022, los Centurión citaron a Lucas a la casaquinta familiar de la calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela. Para atraerlo, le prometieron vales de nafta de la Policía Bonaerense. Y así lo hizo en su auto BMW azul. Esperaban que llegara solo, pero como lo acompañó Lautaro, primo de una exnovia, los acusados tuvieron que cambiar el plan. A Lautaro lo mataron esa noche.

Al día siguiente, alguien prendió fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 a la altura de Abasto, La Plata; un vecino halló el cuerpo quemado de Lautaro el 15 de diciembre a la vera de una autopista en construcción en Guernica; y finalmente, horas después, los primos Centurión fueron detenidos. El hallazgo de Lautaro sin vida se produjo poco después de la finalización del allanamiento en la casaquinta de los Centurión en La Capilla. Ese allanamiento fue sin igual: los policías bonaerenses lo hicieron a la luz de la luna, sin prender las luces de la propiedad, lo suspendieron por falta de visión, no preservaron el lugar, les devolvieron las llaves a los Centurión y retomaron a la mañana. Por esas irregularidades, los comisarios Sergio Argañaraz y Luis Alberto Zaracho terminarían imputados por encubrimiento agravado.

Cristian y Maximiliano son hijo y sobrino, respectivamente, del comisario Centurión, más conocido como «Coco, por entonces enlace de la Policía Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol). Además, Cristian acababa de ingresar a la fuerza y Maximiliano había trabajado en una empresa de seguridad.

El fiscal Ichazo solicitó en julio la prisión preventiva del comisario Centurión por los delitos de «sustracción de caudales públicos en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada por haber durado más de un mes y por ser cometida con violencia». En otras palabras: si bien estaba de viaje aquel 9 de diciembre, enterado de lo que había ocurrido en su propia casa, Centurión regresó de inmediato y desde la noche del 10 de diciembre se «sumó al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan Centurión».

En julio, el primer juez del caso, Julián Busteros, confirmó la prisión preventiva del comisario Centurión, pero no por el secuestro y asesinato de Lucas, como reclamaban el fiscal y las familias, en calidad de particulares damnificados, sino solamente por la ruta de los vales de nafta de la Policía Bonaerense.

Los acusadores apelaron de inmediato y el 19 de septiembre, los camaristas les dieron la razón, confirmaron la prisión preventiva de Centurión por la sustracción de caudales públicos, anularon el resto y ordenaron un nuevo pronunciamiento que respondiera de «manera integrada y armonizada» a los argumentos del fiscal y los particulares damnificados respecto del pedido de prisión preventiva también por su rol en la privación ilegal de la libertad agravada de Lucas.

En vez de revisar su fallo, el juez Busteros alegó «situaciones de gravedad suficiente» que comprometían su «independencia e imparcialidad», como las protestas de las familias, y se apartó del caso. Así las cosas, el juez Agüero, ni bien aceptó el expediente, recibió en su despacho a los particulares damnificados. Mientras tanto, el abogado César Albarracín decidió renunciar a la defensa del comisario Centurión.

En casi un año, la investigación ya pasó por dos jueces, cuatro fiscales y dos fuerzas policiales. En el medio, los familiares se toparon con cuatro cuerpos hasta que encontraron el de Lautaro.

El día que lo arrestaron, el comisario Centurión intentó escapar. Los agentes de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA) se lo impidieron de un disparo en el tobillo. En esas horas, el fiscal Ichazo llevó adelante varios allanamientos: en la casa de la novia, la PFA secuestró un bolso de Centurión. Dentro había ropa, dólares, una tablet, el pasaporte y un cuaderno.

Como reveló Encripdata, el cuaderno del jefe policial hoy es clave. Cuenta una historia inconfesable, pero escrita de su puño y letra: Centurión hizo un punteo con información de la vida privada de Lucas y la familia. De los padres tenía datos sobre el country en el que vivían y los autos en los que se movilizaban. De su puño y letra, el comisario mayor anotó: «16: evaluar un brote psicótico de Lucas y el desenlace fatal. Informe y testimonio al médico psiquiátra y/o psicólogo». En su poder también tenía un informe del psicólogo que atendía a Lucas. Todo esto lo escribió después del crimen de Lautaro.

En otro de los puntos, el acusado hizo un breve perfil de la víctima: remedios que supuestamente tomaba, relaciones sentimentales, problemas con el alcohol y su forma de manejar con el auto.

En el punto 14, «tener acceso a todos los nº de antenas abiertas en la zona Capilla entre las 22 hs y las 2 hs». En el 15, «pedir listado al Patronato de Liberados, listado de personas con libertad condicional que fueran y vivan por la zona».

En limpio: el comisario mayor Centurión trazó un perfil de Lucas y planteó diferentes alternativas sobre el desenlace fatal, como si pretendiera armar una escena del crimen y desviar la investigación hacia exconvictos. No tenía por qué hacer estas anotaciones: él nunca intervino en la búsqueda de los jóvenes. Ni tenía que hacerlo. Porque no era su área. Pero, por si fuera poco, la noche que un vecino encontró el cuerpo de Lautaro, el comisario mayor estaba allí.

Ese cuaderno fue una de las pruebas que presentaron el fiscal Ichazo y los particulares damnificados y por las que el juez Agüero impuso hoy la prisión preventiva al jefe policial por la desaparición de Lucas.

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