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Un paso adelante

Condenaron a «los Lindos» por robar 89 autos en Rosario y Buenos Aires: fue el origen del doble crimen de Guernica

Condenaron a "los Lindos" por robar autos en Rosario y Buenos Aires

Condenaron a "los Lindos" por robar 89 autos en Rosario y Buenos Aires. Crédito: Seguridad.

Por robar 89 vehículos en Rosario y el Gran Buenos Aires, el juez Nicolás Toselli, del Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) 8 porteño, condenó el viernes a Elbio Emanuel Techera, alias «Ema», y a Leila Débora Fiama Bustos, alias «Leila», a 5 años y 8 meses de prisión prisión como jefes de la asociación ilícita que los investigadores bautizaron «los Lindos», según el fallo al que accedió Encripdata.

También sentenció a 4 años y 8 meses a Ezequiel Adrián Techera y a Fabrizio Héctor Guidi; 4 años y 6 meses a los hermanos Miguel Ángel Herrera y Luis Alberto Herrera, a Rubén Alberto Báez, alias «Rojaijú» o «Paragua», y a Roberto Ramón Godoy; 3 años y 10 meses a Manuel Luis Barrionuevo; 3 años y 8 meses a Leandro Nicolás Da Silva; 3 años y 6 meses a Darío Ezequiel Medina; y 3 años de efectivo cumplimiento a Martín Ezequiel Moyano, alias «Huesos», y a Rosario Juan Di Giovanna.

El magistrado, al homologar el acuerdo de juicio abreviado entre el fiscal Marcelo Colombo y las defensas, decretó 3 años de ejecución condicional y el cumplimiento de reglas de conductas por el término de la pena a Gustavo César Daniel Costello y Leonardo Damián Prado.

Para este fue el segundo abreviado del año: en noviembre, la jueza Paula Álvarez, en acuerdo con el fiscal Pablo Socca, ya le había impuesto un régimen similar por extorsionar al dueño de una empresa. Le exigía 8 mil dólares a cambio de no atentar contra su vida o la de sus familiares. Dijo hacerlo en representación de «los Monos», pero los detectives no pudieron establecer conexión. Prado era familiar de una de las personas a las que amenazaba.

«Los Lindos» empezaron a perder el 5 de enero del 2022 cuando la Policía de la Ciudad arrestó a «Huesos» y «Leila», que se movían a bordo de las camionetas Volkswagen Amarok y Ford Ranger por la avenida General Paz, a toda velocidad y de contramano.

Como reconstruyó la jueza federal María Servini, «Ema» Techera lideraba el grupo que robaba autos en el conurbano bonaerense y se los entregaba a Bustos para que los vendiera en Rosario mientras que ella encabezaba el grupo que sustraía vehículos en su ciudad y se los daba a aquel para que los hiciera plata en su zona de influencia.

Cada grupo, a su vez, tenía dos células: mientras «los cañeros» se encargaban de robar los vehículos, «los intelectuales» se ocupaban de adulterar los números de motor y chasis, el código de los cristales y los stickers de seguridad. Después los revendían. Algunos integrantes ya estaban presos en penales bonaerenses, pero desde allí pasaban información al resto de la banda.

Este tipo de delitos es el primer eslabón de otras actividades criminales: si bien los delincuentes comúnes sustraen vehículos para realizar una seguidilla de robos y descartarlos enseguida, a veces prendiéndolos fuego, las organizaciones especializadas lo hacen para, una vez «clavados», transportar droga, cometer sicariatos o revenderlos a compradores de buena fe.

En julio del 2022, la magistrada ordenó arrestar a 14 miembros más, pero Techera y «Rojaijú», aunque sintieron el golpe, se las ingeniaron desde la cárcel para seguir con el negocio.

En la casa de Techera en Monte Grande, Florencio Varela, los investigadores secuestraron un cuaderno con anotaciones sobre los autos robados, las autopartes obtenidas y los repartos del dinero. Al lado de esas líneas, un nombre se repetía: «Silvio».

Sin embargo, no pudieron identificar al hombre detrás de ese nombre. No en ese momento. Silvio era uno de los «intelectuales», pero había zafado, estaba libre. Techera, el jefe de «los Lindos» en el gran Buenos Aires, lo sabía.

Por eso, el sábado 10 de diciembre del 2022, a Silvio David Vitullo lo llamaron de urgencia para que fuera al taller mecánico. Acababa de entrar una camioneta recién robada. Tenía que adulterar el número de motor y chasis para sacársela de encima. Entonces, llamó a su compañero Diego Fabián Segura para «clavarla».

Eso fue lo último que supieron los familiares de Vitullo, de 40 años, y Segura, que al día siguiente cumplía 30 años. El rastro de los mecánicos se perdió a las 13.08 del sábado 10 de diciembre del 2022, hace ya un año, cuando ingresaron a bordo de un Peugeot 504 al barrio El Triunfo, Monte Grande.

Al día siguiente, la Policía Bonaerense informó que había hallado dos cuerpos calcinados en el baúl de un utilitario Citröen Berlingo todo quemado. Al principio, los investigadores pensaron que podían ser Lautaro Morello, de 18, y Lucas Escalante, de 26, desaparecidos el 9 de diciembre no muy lejos de allí, pero, finalmente, determinaron que eran los mecánicos.

Los médicos forenses concluyeron que Vitullo y Segura fallecieron por «un shock traumático secundario a carbonización y asfixia por gases incandescentes», es decir, porque los asesinos prendieron fuego el utilitario con ellos vivos y, en consecuencia, murieron por intoxicación.

A partir de las declaraciones de los familiares, el juez Martín Rizzo y el fiscal Álvaro Garganta pudieron reconstruir que Vitullo formaba parte de «los Lindos» y que Segura trabajaba con él.

Uno de los investigadores explicó ante Encripdata que quienes ordenaron la muerte de los mecánicos amenazaron a otros integrantes de la «banda de los lindos» para que entregaran a los que habían hecho el «trabajo». Y aunque todavía no hay detenidos por el doble crimen de Guernica, a ese modus operandi lo definió sin vueltas: «Los hicieron desaparecer al estilo rosarino».

Por eso, aquella mañana, lo llamaron a Vitullo de urgencia y él lo convocó a Segura. Lo que no sabían es que esa camioneta robada era de un peso pesado y que ese «clavado» era una trampa de sus cómplices para no ser ellos quienes terminaran asesinados.

Pero nadie puede asegurar que esta historia haya terminado.

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