Postergan el juicio al comisario Centurión por el crimen de Lautaro y la desaparición de Lucas: un abogado, amenazado
A Lautaro Morello, de 18 años, lo mataron la misma noche del secuestro. De su amigo Lucas Escalante, de 26, no se sabe nada desde entonces. La familia no pierde las esperanzas. El Gobierno ofrece 5 millones de pesos para quien aporte datos útiles que permitan dar con su paradero. Todo sucedió en diciembre de 2022 en Florencio Varela y alrededores. La próxima semana tendría que empezar el juicio contra un poderoso comisario de la Policía Bonaerense, su hijo y su sobrino, pero el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Quilmes decidió postergarlo.
A principios de año, el tribunal fijó el inicio del debate para el próximo martes 25 junio, pero, en las últimas horas, lo aplazó para septiembre, sin día y hora definida, según pudo saber Encripdata. En el banquillo de los acusados estarán el comisario general Francisco Centurión, hasta entonces enlace de la Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol), su hijo Cristian Centurión y su sobrino Maximiliano Centurión, ambos de 26.
Lucas fue visto con vida por última vez el 9 de diciembre del 2022. Aquella noche tenía que retirar vales de nafta de la Policía Bonaerense. Cristian le dijo que se los daría en la casaquinta familiar de calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela. Lucas no quería ir solo. A varios amigos les pidió que lo acompañaran, sin suerte.
-Ya estoy arrancando para allá, encima me quedé sin nafta, viste no, boludo, yo me voy a bañar y me voy a acostar, pero me avisó re tarde el hijo de puta…
-Pero… ¿qué onda? ¿Cómo es la movida? ¿Qué es, nafta gratis? ¿Cómo es, boludo, o sea, el chabón por qué tiene eso: porque compró mucha nafta o le dieron un par de vales de cortesía?
-No, no, el padre trabaja ahí en… dónde mierda trabaja… en la Policía, pero un cargo muy alto acá en Buenos Aires, viste, y le dan nafta y a mí me pasa siempre 15.000 pesos los vales, viste, bueno, con eso zafo… me dijo: ‘Solamente con vos hacemos esto’, listo, me re sirve, y nada, guacho, ya estoy acá en la ruta 2.
Así, a bordo de su auto BMW azul, Lucas llegó hasta la dirección indicada por Cristian. No era la primera vez que se veían para eso. Pero esta vez, los vales de nafta fueron solo el anzuelo. Porque el dueño de casa y su primo tenían otros planes. Pero hubo un problema: no llegó solo. Después de cruzar mensajes con varios amigos, a último momento consiguió que uno le hiciera la segunda. Era Lautaro, primo de una exnovia.
La presencia de Lautaro cambió todo, como pudo reconstruir Encripdata. A las 00.30 ya de la madrugada del 10 de diciembre, Cristian ingresó a una estación de servicio de Florencio Varela. Sin bajarse de un auto a nombre de su madre, le dio al playero un bidón para cargarlo con nafta.
Una hora después, en la casaquinta de los Centurión prendieron una fogata. Las llamas eran tan altas que podían percibirse desde afuera, como declararon dos vecinas y un testigo de identidad reservada. Para no dejar rastros de las cenizas, cortaron el pasto y tiraron los restos a la basura.
En medio de los festejos por el triunfo de la Selección argentina frente a Países Bajos y la clasificación a la semifinal del Mundial Qatar 2022, las familias de Lucas y Lautaro salieron a buscarlos. Obviamente, fueron a las comisarías.
Al día siguiente, como era el cumpleaños de su hija, el comisario Centurión regresó de un viaje por Rosario con su pareja. Cuando llegó a Florencio Varela pasadas las 20, aquella lo recibió por WhatsApp:
-Vení a la casa de atrás.
Tres segundos después, insistió:
–Porfa.
Desde instante, el comisario Centurión fue otro: dijo sentirse mal, no fue al cumpleaños de su hija y empezó a hablar con sus familiares y sus subordinados a través del celular de un amigo.
En esas horas, alguien prendió fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 a la altura de Abasto, partido de La Plata.
Al mismo tiempo, la Bonaerense informó que había hallado dos cuerpos calcinados en el baúl de un utilitario Citröen Berlingo todo quemado en un descampado de Guernica, Florencio Varela. Los investigadores, entonces, pensaron que eran los cadáveres de Lautaro y Lucas. Sin embargo, correspondían a los mecánicos Silvio David Vitullo, de 40 años, y Diego Fabián Segura, de 29, desaparecidos tan solo 14 horas después y no muy lejos de allí.
El 14 de diciembre, la fiscal Mariana Dongiovanni le ordenó a la Bonaerense allanar la casaquinta del poderoso comisario de la propia fuerza.
El 15 de diciembre, finalmente, un vecino halló el cuerpo quemado de Lautaro a la vera de una autopista en construcción en Guernica.
El 16 de diciembre, la fiscal Dongiovanni y el juez Julián Busteros no tuvieron otra opción más que arrestar a los primos Centurión por ser los últimos que estuvieron con Lautaro antes de que fuera asesinado.
La investigación dio un giro cuando el fiscal Daniel Ichazo se hizo cargo de las actuaciones. Fue él quien le solicitó al nuevo juez de la causa, Diego Agüero, arrestar al comisario Centurión por «haberse sumado al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan» y, porque, en definitiva, «Francisco Centurión mató a Lucas« en un lugar indeterminado «para procurar la impunidad de Maximiliano y Cristian en el homicidio de Lautaro».
Para el fiscal Ichazo, la clave estaba en el allanamiento a la casaquinta de los Centurión. Aquel 14 de diciembre, cuando uno de los canes marcó un punto de interés, la «tercera vivienda», los policías a cargo del procedimiento frenaron todo, dejaron una consigna, le devolvieron la llave de la propiedad al comisario Centurión y le avisaron que volverían a la mañana. En otras palabras: le dieron tiempo.
Cuando reanudaron el allanamiento, los canes ya no olieron nada: los Centurión habían paseado otros perros por «la casa de atrás». Todo esto lo declararon familiares de las víctimas e, incluso, de policías de menor rango, que se animaron a brindar testimonio contra sus superiores. Por esas irregularidades, varios uniformados fueron detenidos por encubrimiento agravado.
Luego, un vecino halló el cadáver quemado de Lautaro en Guernica. Si bien la Bonaerense lo constató a las 21.40 del 15 de diciembre, el testigo había dado aviso a las 15. Uno de los celulares del comisario Centurión había impactado en ese sitio mucho más temprano, entre las 8.25 y 8.27, y recién media hora después, a las 8.53, la Policía reanudó el allanamiento en la casaquinta.
Para el fiscal, eso solo tenía una explicación posible: el comisario Centurión consiguió que los policías a cargo del allanamiento le liberaran la zona por unas horas, sacó el cuerpo de Lautaro de su casaquinta de La Capilla en medio de la noche y lo plantó en Guernica.
Así, la banda integrada, entre otros, por los Centurión se deshizo del cádaver y del auto, pero no de Lucas. No en ese momento. «De no ser así, su cuerpo tendría que haber aparecido junto al de Lautaro», consideró el fiscal.
Entre el 10 de diciembre, cuando se hizo cargo del «plan criminal», y principios de enero del 2023, el comisario Centurión se movió con facilidad por Guernica, Brandsen y localidades cercanas, ahora zona de interés para los nuevos investigadores.
El 12 de diciembre, el celular de Lucas se activó.
Entre el 14 y el 15 de diciembre, alguien plantó el cuerpo de Lautaro.
El 13 de enero del 2023, la fiscal Dongiovanni tomó varias medidas: solicitó la prisión preventiva de los primos Centurión por el crimen de Lautaro, apartó a la Policía Bonaerense de la investigación y la búsqueda de Lucas y se excusó de seguir interviniendo por «constantes descalificaciones» de la familia de Lautaro.
Nada, en cambio, dijo sobre el poderoso comisario Centurión.
Cuando la investigación dejó de estar en manos de la fiscal Dongiovanni y de la Bonaerense, el comisario Centurión dejó de frecuentar Guernica, Brandsen y alrededores.
Cuando la Federal finalmente recibió la orden de arrestar al comisario de la Bonaerense, el 17 de julio del 2023, los detectives hallaron un cuaderno en la casa de la novia.
Ese cuaderno será determinante en el juicio. Como reveló Encripdata con base a documentos oficiales, Centurión hizo un punteo con información de la vida privada de Lucas y la familia. De los padres tenía datos sobre el country en el que vivían y los autos en los que se movilizaban. De su puño y letra, el comisario mayor anotó: «16: evaluar un brote psicótico de Lucas y el desenlace fatal. Informe y testimonio al médico psiquiátra y/o psicólogo».
Los celulares de los propios familiares de los Centurión también incriminaron a los acusados. En una charla de WhatsApp, las mujeres del clan supieron la verdad casi desde el principio: «Dice la tía que, el otro día en casa, mi mamá decía: ‘Pobre esos chicos que aparecieron quemados’, y el ‘Titi’ dice: ‘Esos no son los pibes’ y mi mamá lo cagó a pedos. Están secuestrados los chicos que faltan, por eso, y ahí se cierra todo, ¿entendés? Si te ponés a pensar…». «Titi» es Maximiliano Centurión.
A pesar de la postergación, más temprano que tarde, los Centurión deberán sentarse en el banquillo de los acusados. El juicio promete disparar otras investigaciones.
Carlos Dieguez es abogado. Conoce zona sur. Sabe cómo funciona la Bonaerense. Y recibe todo tipo de amenazas desde que se hizo cargo de la representación de la familia de Lautaro. También asiste a la de Ever Alarcón, un joven de 20 años acribillado de 52 disparos, también en Florencio Varela, también con la Policía en el centro de la escena.
Esta semana, tras salir de su estudio jurídico, varios hombres lo siguieron, le cruzaron una camioneta y alzaron sus armas para intimidarlo.