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Un paso adelante

Doce años después, empieza el juicio a «Mameluco» Villalba por el secuestro y muerte de Candela en Villa Tesei

Candela y el segundo juicio para saber quién ordenó secuestrarla

Candela y el segundo juicio para saber quién ordenó secuestrarla. Crédito: Facebook.

Con un brazo alrededor de su pequeño cuerpo y una mano sobre su boca, que ahogó el pedido de auxilio, a Candela la secuestraron la tarde del 22 de agosto del 2011 en Villa Tesei, Hurlingham. La banda la mantuvo cautiva nueve días, al menos, en tres lugares. En una de ellas, la famosa «casa rosa» de la calle Kiernan al 900, los investigadores encontraron su ADN en un vaso de vidrio. Pero para ese momento ya era demasiado tarde.

Tras 72 horas, un hombre que estaba en prisión por piratería del asfalto pidió hablar con el fiscal. Era Alfredo Rodríguez, alias «Juancho», el papá de Candela: «No sé quién pudo haberle hecho eso a Candela, pero de la gente con la que andaba o que conozco podrían ser los de la banda de Boscolo o Gustavo Sancho, que manejan la droga en San Martín, a los que conozco de toda la vida».

Y, acto seguido, explicó el motivo: «Hace unos diez días, antes de la desaparición, un amigo mío detenido en la Unidad 36 de Magdalena, en el mismo pabellón que yo, me dijo que ‘el Topo’ Moreyra me había ensuciado con Boscolo y Sancho, diciéndoles que yo le pasaba información sobre ellos a la Policía Federal»; y que tras un allanamiento de esa fuerza, Sancho le dijo: «Fijate lo que andás haciendo, yo a vos te voy a matar».

Durante el secuestro, Carola Labrador, mamá de Candela, atendió el teléfono. Era una llamada extorsiva: «Hasta que esa c… no devuelva la guita, no la va a ver nunca más, que le pregunte al marido dónde dejó la guita».

El 31 de agosto del 2011, la Policía Bonaerense encontró el cuerpo tirado en una esquina. Estaba dentro de una bolsa de basura, en una escena secundaria del crimen pisada hasta por el gobernador Daniel Scioli.

Candela Sol Rodríguez tenía 11 años.

En un primer juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Morón sentenció en el 2017 a prisión perpetua a Hugo Elbio Bermúdez y Leonardo Daniel Jara como coautores del delito de «privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte» y a Gabriel Fabián Gómez, a cuatro años de prisión como partícipe secundario. Jara fue la voz de la extorsión.

Pero ellos fueron los autores materiales del secuestro seguido de muerte. La familia quería saber quién dio la orden de vengarse de «Juancho» Rodríguez con lo que más amaba en este mundo: su hija.

La mañana del 3 de abril de 2018, un hombre llamó al juzgado federal de San Isidro a cargo de Sandra Arroyo Salgado. No una ni dos veces. Ocho en total. Harto de marcar y no poder hablar con la magistrada, le dijo a su secretaria que le pasara un mensaje: «Esto va de parte de la familia de Gustavo Sancho. Esto no da para más. O liberan a todos o a la jueza le va a pasar como a Nisman y a sus hijas, como a Candela».

Por la amenaza a la jueza, José Damián Sofía, alias «Tano», deberá sentarse en el banquillo de los acusados en algún momento. Sofía y Sancho eran socios.

El 24 de julio de 2018, Sofía y un preso, aunque en clave, volvieron a relacionar a Sancho con lo ocurrido con Candela, según una «escucha» telefónica a la que accedió Encripdata:

-¿Y del otro qué se sabe, che? ¿De este Gustavo qué se sabe? ¿Dieron la bola, no?
-¿De cuál?
-Gustavo.
-Sí, boludo, ¿estuviste leyendo?
-No, no vi nada, yo estaba en bolas.
-No, cada vez más quilombo, boludo.
-¿Cada vez más quilombo?
-Sí, ¿no escuchaste nada ahí adentro?
-¿Eh?
-¿No se escucha nada ahí adentro?
-No…
-Sí, en estos días le salta un quilombo grande.

Después, hablaron sobre el «Chino» y el «Topo».

Aquel año, saltó el «quilombo grande»: el fiscal Mario Ferrario solicitó llevar a juicio al policía bonaerense Sergio Fabián Chazarreta, al que le decían «Chino»; a Héctor Moreyra, alias «Topo», un informante de la Policía; a Néstor Altamirano y a un capo de San Martín: pero no era Sancho, el apuntado era Miguel Ángel Villalba, el famoso «Mameluco», que en aquella época fue candidato a intendente de su territorio. La PFA y la SIDE lo arrestaron cuatro días antes de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto del 2011.

En mayo del 2023, un tribunal condenó a Sancho, el hombre de las avionetas, a 11 años y 6 meses de prisión por mover cargamentos de cocaína entre Bolivia, Paraguay y Argentina. En diciembre del año pasado, otro tribunal condenó a Sofía por intentar, desde Rosario, «coronar» 1658 kilos hacia España.

Este martes, 12 años después del crimen, finalmente empezó el segundo juicio por el caso Candela: el TOC 6 de Morón abrió del debate oral y público para determinar si «Mameluco» Villalba fue quien dio la orden de secuestrar a la nena de 11 años y si «Chino» Chazarreta, «Topo» Moreyra y Altamirano fueron parte del plan.

«Mameluco» estuvo presente en la primera audiencia y, al parecer, estará en todas. Su sola presencia tensionó la relación entre los servicios penitenciarios: recientemente, el Gobierno incorporó a Villalba al nuevo Sistema Integral de Gestión para Personas Privadas de la Libertad de Alto Riesgo en el Servicio Penitenciario Federal, en un sector especial de la cárcel de Ezeiza, con traslados reducidos a la mínima expresión para evitar fugas o rescates.

Como es demasiado riesgoso trasladar todas las jornadas a «Mameluco» desde Ezeiza hasta Morón y como el juicio lo lleva adelante un tribunal provincial, el SPF le dijo al SPB que se hiciera cargo de la seguridad del jefe de la organización narcocriminal que el 2 de febrero del 2022 vendió las dosis de cocaína con carfentanilo que mató a 24 consumidores en Puerta 8 y Villa 18.

Si bien el papá de Candela no mencionó a Villalba frente al primer fiscal del caso, el fiscal Ferrario, que lo reemplazó, se hizo cargo del primer juicio y consiguió las condenas a los autores materiales, consideró que «Mameluco» ordenó secuestrar a la nena porque «Juancho» lo había entregado con la Policía Federal (PFA) y la Secretaría de Inteligencia (SIDE).

Esa teoría sobrevoló el año pasado durante el juicio por el crimen de Pedro Tomás Viale, alias «Lauchón», agente de Contrainteligencia. En el debate –Encripdata cubrió todas y cada una de las audiencias en soledad- los abogados de la familia del espía de la SIDE plantearon que Viale ayudó a arrestar en agosto del 2011 a Villalba y que en venganza, la Bonaerense se aprovechó de la investigación a un narcotraficante de la zona para provocar el enfrentamiento armado en la casa del «Lauchón» en La Reja. La querella intentó demostrar esa hipótesis, para eso pidió citar a Horacio Antonio Stiuso, alias «Jaime», pero el tribunal no lo permitió.

Pero en el juicio, las partes no mencionaron a «Juancho» Rodríguez como informante de Viale sino a Marcelo Tarzia, un traficante de efedrina que falleció casi tres años antes de la caída de «Mameluco».

Por unanimidad, el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 de San Martín absolvió a los dos miembros del Grupo Halcón que se enfrentaron con Viale hasta el baño de la casa la madrugada del 9 de julio del 2013. Para los jueces, los policías Gustavo Ernesto Martínez y Pedro Nelson Alegre actuaron en defensa propia ante una agresión ilegítima.

Como sea, más allá de las teorías, será importante lo que tenga para decir -o para callar- «Chino» Chazarreta: este policía conocía a los capos de la droga de San Martín.

A Villalba y también a Sancho.

Candela siempre tendrá 11 años.

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