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El hilo invisible entre el crimen y el poder

Rastrillaron el Parque Pereyra Iraola, pero no encontraron rastros de Lucas

Rastrillaron el Parque Pereyra Iraola, pero no encontraron a Lucas Escalante

Rastrillaron el Parque Pereyra Iraola, pero no encontraron a Lucas. Crédito: Encripdata.

La tarde del jueves 29 de febrero, la División Homicidios de la Policía Federal (PFA) realizó un rastrillaje en el Parque Pereyra Iraola en busca del cuerpo de Lucas Escalante, pero no encontró ningún rastro del joven de 26 años secuestrado el 9 de diciembre del 2022 en la casaquinta del comisario general Francisco Centurión, por entonces enlace de la Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol).

El fiscal Daniel Ichazo y la familia del joven supervisaron el operativo en el Parque Pereyra Iraola, que tiene una superficie de 10.248 hectáreas, se extiende por los partidos de Berazategui, Florencio Varela, Ensenada y La Plata y depende del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires.

Hasta allí fueron siguiendo una pista aportada por un testigo, que se contactó con la hermana de la víctima y le contó que en el parque vio a dos hombres con palas y un Toyota Etios gris, un color similar al que usaban los Centurión. En un encuentro reservado, el testigo marcó un sitio puntual, según pudo saber Encripdata.

El fiscal y la familia tenían esperanzas en lo dicho por el testigo: cerca de esa zona había impactado el celular. Sin embargo, los investigadores no hallaron rastros del joven.

Lucas fue visto con vida por última vez el 9 de diciembre del 2022. Aquella noche, tenía que retirar vales de nafta de la Policía Bonaerense. No quería ir solo. A varios amigos les pidió que lo acompañaran, sin suerte. Cristian Centurión, de 26, le dijo que se los daría en la casaquinta familiar de la calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela.

Así, a bordo de su auto BMW azul, llegó hasta la dirección indicada. El dueño de casa estaba con su primo, Maximiliano Centurión, de 26 años, porque tenía otro plan para Lucas. Los vales de nafta fueron solo el anzuelo. Pero hubo un problema: no llegó solo. Después de cruzar mensajes con varios amigos, a último momento consiguió que uno le hiciera la segunda. Era Lautaro Morello, de 18, primo de una exnovia.

La presencia de Lautaro cambió todo, como pudo reconstruir Encripdata. A las 00.30 ya de la madrugada del 10 de diciembre, Cristian ingresó a una estación de servicio de Florencio Varela. Sin bajarse de un auto a nombre de su madre, le dio al playero un bidón para cargarlo con nafta.

Una hora después, en la casaquinta de los Centurión prendieron una fogata. Las llamas eran tan altas que podían percibirse desde afuera, como declararon dos vecinas y un testigo de identidad reservada. Para no dejar rastros de las cenizas, cortaron el pasto y tiraron los restos a la basura.

En medio de los festejos por el triunfo de la Selección argentina frente a Países Bajos y la clasificación a la semifinal del Mundial Qatar 2022, las familias de Lucas y Lautaro salieron a buscarlos. Obviamente, fueron a las comisarías.

Al día siguiente, prendieron fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 a la altura de Abasto, La Plata. Entre el 14 y el 15 de diciembre, plantaron el cuerpo de Lautaro a la vera de una autopista en construcción en Guernica, Presidente Perón.

Cristian y Maximiliano son hijo y sobrino, respectivamente, del comisario Centurión. Cristian acababa de ingresar a la fuerza y era bombero voluntario, y Maximiliano trabajó en una empresa de seguridad. Al día siguiente del secuestro de Lautaro y Lucas, el jefe policial regresó de viaje porque tenía el cumpleaños de la hija, pero, enterado de los sucedido en su propia casa, fue otro.

Desde ese momento, según lo acusó el fiscal Ichazo, el comisario Centurión se sumó «al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan» y, porque, en definitiva, «Francisco Centurión mató a Lucas» en un lugar indeterminado «para procurar la impunidad de Maximiliano y Cristian en el homicidio de Lautaro».

A finales del 2023, el juez Diego Agüero envió a juicio a los primos Centurión por el homicidio de Lautaro doblemente agravado por haber sido cometido con alevosía y ensañamiento -lo golpearon y lo estrangularon hasta matarlo- y el secuestro de Lucas agravado por haber sido cometido con violencia; y al comisario Centurión por el secuestro y crimen de Lucas.

El magistrado también les reprochó a Luis Zaracho, jefe de la DDI Quilmes, y Sergio Argañaraz, jefe de la comisaria de Bosques, todos los intentos por desviar la investigación para encubrir a los Centurión.

A más de un año, los Centurión y compañía, al no decir dónde está el cuerpo de Lucas, no lo dejan descansar en paz.

Y con su silencio solo consiguen que la familia de la víctima no pueda hacer el duelo.

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