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Un paso adelante

Condenaron a 11 años de prisión a Sancho, el jefe del clan al que se le caían las avionetas con cocaína

La larga sombra de Diego Guastini llega al clan Sancho

La larga sombra de Guastini llega al clan Sancho. Crédito: Ministerio de Seguridad.

Después de dos años de juicio, el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 de San Martín sentenció este miércoles a Gustavo Sancho a 11 años y 6 meses de prisión por ser el organizador del tráfico de cocaína y por el lavado de las ganancias de esas operaciones de narcotráfico, según el veredicto al que accedió Encripdata. Deberá pagar una multa de 9,5 millones de pesos.

El tribunal, conformado por los jueces Walter Antonio Venditti, Silvina Mayorga y Daniel Omar Gutiérrez, también encontraron penalmente responsables a varios integrantes del clan: la peor parte se la llevó su socio, Pablo Gonzalo Calandria, a quien condenaron a 13 de prisión, no solo por aquellos delitos sino también por la tenencia ilegítima de arma de guerra y por falsificación de documento público destinado a acreditar la identidad.

Sobre los hijos del jefe del clan, las penas fueron diversas: Alan Gustavo Sancho deberá purgar 9 años y 6 meses y pagar una multa de 4 millones de pesos mientras que Ayrton Darío Sancho y Franco Adrián Sancho recibieron 1 año y 9 meses y 2 años, respectivamente, por lo que el tribunal consideró compurgadas por el tiempo que llevaban detenidos. En tanto, la esposa Claudia Bibiana Espíndola fue sentenciada a 3 años de prisión en suspenso aunque deberá cumplir ciertas conductas por 2 años y pagar una multa de 5 millones.

Ayrton, de todas maneras, arrastra otra investigación: a mitad del 2021, mientras gozaba de prisión domiciliaria, lo arrestaron con un kilo de cocaína en la calle.

El resto de la organización: Gustavo Edgardo Rodríguez, a 4 años de prisión; Sergio Sanzetenea Dimoff, a 3 años de prisión en suspenso aunque deberá cumplir ciertas conductas por 3 años. El tribunal ordenó decomisar un inmueble en Pinamar, otro en San Martín, seis autos y todos los bienes incautados en los procedimientos que fueron utilizados para cometer los hechos o resultados de estos.

Todas las penas impuestas por el tribunal fueron en línea con lo solicitado por el fiscal del juicio Alberto Gentili. Dos imputados por delitos de lavado de activos fueron absueltos porque el fiscal no encontró elementos para sostener la acusación requerida en la elevación a juicio.

La instrucción fue llevada adelante por la jueza federal Sandra Arroyo Salgado y el fiscal Fernando Domínguez. Tras cuatro años de acumular pruebas, decidieron arrestar a Sancho y compañía el 14 de noviembre de 2017. En ese tiempo pudieron vincular al clan con cuatro operaciones de narcotráfico fallidas no solo en la Argentina sino también en Paraguay:

-La del 25 de agosto de 2015 cuando un fiscal de Asunción, apoyado por los agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), secuestró 372 kilos de cocaína descargados por un piloto en una estancia de Itapúa que no terminó preso por pocos segundos.
-La del 11 de julio de 2016 cuando policías de Entre Ríos encontraron un Cessna 210 Centurión chocado en la Colonia Margarita.
-La del 9 de septiembre de 2016 cuando otro fiscal de Asunción, apoyado por la Senad, detuvo al piloto brasileño Heitor Antonio Machado luego de aterrizar su Cessna 210 Centurión con 396 kilos de cocaína en once bolsas de arpillera en Las Maricelas, Yasy Kañy.
-La del 14 de diciembre de 2016 cuando un piloto estrelló un Cessna 210 Centurión en los alrededores de un campo de San Jorge.
En cada uno de esos vuelos, la jueza y el fiscal encontraron pistas que lo llevaron hasta los Sancho y sus socios.

Sancho en realidad ya había caído mucho antes, en Roque Sáenz Peña, cuando la Policía de Chaco encontró su Cessna 210 Centurión, aunque sin droga, por lo que su abogado Matías Jachesky consiguió anular todo. Jachesky también fue letrado de Carlos Salvatore, el traficante más importante de la Argentina, para luego convertirse en defensor oficial.

Sancho se sintió intocable a partir del logro de su abogado. Tanto que otro letrado le ofreció reunirse con jueces, fiscales y funcionarios en Cocodrilo. Omar Suárez, el dueño, es su primo. Otro abogado le presentó un habeas data para borrar referencias suyas en redes sociales. Por eso, como cada vez era más difícil investigarlo, la jueza y el fiscal fueron tras sus cómplices.

Gracias a los datos de los GPS de las avionetas caídas, los detectives descubrieron que el responsable del campo con pista clandestina en General Belgrano era Rodríguez y que tenía comunicaciones con el piloto brasileño Heitor Antonio Machado, atrapado por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) en Paraguay.

En su teléfono, Machado guardaba información reveladora: desde fotos de una avioneta accidentada en Entre Ríos hasta mensajes con Rodríguez y el propio Sancho. Así, la organización se quedó sin alas.

Calandria, el socio de Sancho, fue el último en caer: los detectives lo sorprendieron el 30 de octubre del 2018 en el Alto Palermo. Estaba acompañado por un amigo, que ese día pasó desapercibido, pero que no tardaría mucho en ser descubierto. Como reveló el periodista Fernando del Río en La Capital de Mar del Plata, era Sergio Sala, alias «Cocón», un mito de la droga en la Costa Atlántica.

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