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Un paso adelante

Ya tiene fecha el juicio por jurados contra el único detenido por el crimen de Guastini

Ya tiene fecha el juicio por jurados contra el único detenido por el crimen de Guastini

Ya tiene fecha el juicio por el crimen de Guastini. Crédito: Ministerio de Seguridad.

El 28 de octubre se cumplieron cuatro años del crimen de Diego Xavier Guastini, alias «Dolarín», pero el misterio detrás de la muerte del capo del narcolavado, quién lo mandó a matar y por qué continuará al menos un año más: las partes se pusieron de acuerdo para que el juicio por jurados comience recién a finales del próximo año. Las audiencias de debate serán los días 11, 12, 13, 14 y 15 de noviembre de 2024, desde las 9 de la mañana en Quilmes, según la resolución a la que accedió Encripdata.

En el banquillo estará sentado Marcelo Fabián Padovani, alias «Pelado», «Grandote» o «Tuki». Por pedido del acusado, serán doce personas comunes quienes decidan si es culpable o inocente.

La fiscal de juicio será María de los Ángeles Attarian Mena y la familia de la víctima, como particular damnificada, estará representada por el abogado Fernando Arias.

Como reconstruyeron los fiscales Karina Gallo (Quilmes), María Clarissa Antonini (UFI especializada en drogas), Sergio Mola (Lomas de Zamora) y Diego Iglesias (Procunar), al menos cuatro personas participaron en el asesinato de Guastini: el sicario, los conductores de una moto Honda y la camioneta Toyota Hilux y Padovani al volante de un auto Ford Kinetic rojo.

Los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal arrestaron a Padovani el 24 de junio de 2021 en su casa de Bernal, acusado del delito de «homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, por precio o promesa remuneratoria y por el uso de arma de fuego».

Para los fiscales hubo acuerdo previo, división de tareas y precio o promesa remuneratoria por asesinar a «Dolarín». El motivo: «Alguna consecuencia de las relaciones que Guastini poseía o bien su posición como colaborador judicial».

Y soltaron una hipótesis: «En una de las audiencias brindadas, Guastini afirmó que él había posibilitado que desde su financiera se comenzase el seguimiento para que se llevara a cabo el secuestro del material estupefaciente, y narró que una de las personas que había estado involucrada había sido Baeta, hoy detenido en el marco de esa investigación». Se refirió así al robo de media tonelada de cocaína a narcotraficantes en el 2013, es decir, «Leones Blancos«, operación por la que este año fue destituido el fiscal a cargo del caso, Claudio Scapolan.

Adrián Gonzalo Baeta, alias «Palermo», era subteniente de la Delegación de Investigaciones (DDI) de Drogas Ilícitas de Quilmes y a la vez amigo de Guastini.

«Tal mención -remarcaron- no puede ser analizada de manera aislada en tanto de la computadora personal de Baeta se extrajeron varias fotos del cuerpo de Guastini, aparentemente tomadas minutos después del hecho, y fotos de su lápida. Circunstancias que, sin lugar a dudas, deben ser investigadas con mayor profundidad. Pero para ello deviene preciso comenzar a desandar lo ocurrido el día de los hechos» con Padovani como «el primer ‘eslabón’ de una larga cadena de responsabilidades». Baeta nunca fue indagado por esto.

Para los fiscales, Padovani cumplió dos funciones aquella mañana: primero «alertó al ejecutor y al resto del grupo que era inminente el paso de Guastini» y tras el asesinato «brindó apoyo a la moto en la huida» y, en una zona donde no había cámaras de seguridad, hizo subir al sicario al auto y lo llevó hasta el Obelisco, en el centro porteño, donde finalmente se bajó para perderse entre la gente.

En otras palabras: dio un aporte esencial para la consumación del hecho o incluso tuvo codominio funcional del mismo. Aunque no se haya bajado del auto, ese rol lo equipara al sicario en cuanto a la pena en expectativa: cadena perpetua.

Por eso, en el juicio, la estrategia de la defensa será doble: poner reparos en todos los tramos del hecho imputado y como mucho reconocer que lo único que hizo Padovani fue sacar al sicario de la escena del crimen, es decir, hacerse cargo de una participación secundaria para evitar la cadena perpetua. Y lo más importante: sembrar dudas entre los jurados. Como la ley de juicios por jurados marca que frente al pedido de la pena máxima, bastará con que uno de ellos no lo considere culpable para que el tribunal deba declararlo inocente.

En las cinco jornadas de debate declararán 41 testigos, entre familiares de la víctima y el acusado, testigos del hecho y policías que intervinieron.

Dos testigos sobresalen del resto: Baeta, el policía amigo de Guastini que en el celular guardaba una foto de la lápida y que en prisión espera el juicio por «Leones Blancos».

El otro: un testigo de identidad reservada que al día siguiente del crimen, se comunicó con la fiscalía federal de San Isidro para dar testimonio sobre los últimos días de la víctima: «Diego estaba intentando presentarse a aportar pruebas en la causa ‘León Blanco’, de la cual proveyó la información a policías para que se desarrolle el procedimiento y robar mercadería, así las cosas hace unos días llamó a policías y abogados para anticipar sus intenciones y buscar protección. Debido a esta situación, se ordenó [su] ejecución […] por quienes él mismo llamó, siendo policías de Quilmes en connivencia con civiles y queriendo desviar el plano investigativo».

Pero el misterio sobre la persona que encargó el crimen de Guastini y la identidad reservada del testigo, si es que permiten que declare, se develará recién en un año.

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