Confirman las condenas del «Tano» Sofía: por amenazar a una jueza y por el mayor decomiso de droga de Rosario

"Tano" Sofía, condenado por narco y por amenazar a una jueza. Crédito: Encripdata.
El regreso de los jueces a la actividad judicial fue con todo para José Damián Sofía, más conocido como «Tano» en el bajomundo del narcotráfico. Primero, la Sala 2 de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a 11 años de prisión por intentar «coronar» el cargamento más grande de la historia de Rosario en algún puerto de España. Ahora, la Sala 4 ratificó la sentencia a 5 años de prisión por amenazar de muerte a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado.
Todo comenzó la mañana del 3 de abril de 2018 cuando un hombre llamó insistentemente al juzgado federal de San Isidro a cargo de Arroyo Salgado. No una ni dos veces. Ocho en total. Dijo llamarse Jorge. Después, harto de marcar y no poder hablar con la magistrada, le dijo a su secretaria que le pasara el mensaje: «Esto va de parte de la familia de Gustavo Sancho. Esto no da para más. O liberan a todos o a la jueza le va a pasar como a Nisman y a sus hijas, como a Candela«, como publicó Encripdata.
El hombre no desactivó inmediatamente la línea sino que hizo viajar el teléfono para que coincidiera con las antenas de la casa de un traficante que le debía plata. Amenazar a una jueza y plantar sospechas en un deudor, eso fue querer matar dos pájaros de un tiro.
El juez federal Lino Mirabelli, a partir de la investigación del fiscal Fernando Domínguez, ordenó detener el 2 de noviembre de 2019 a Sofía y lo procesó trece días después, pero la Sala I de la Cámara Federal de San Martín le dictó el 4 de febrero de 2020 la falta de mérito y, en consecuencia, ordenó su excarcelación. Luego, en un nuevo fallo, el magistrado lo volvió a procesar pero sin prisión preventiva.
Gustavo Sancho, el hombre que Sofía exigía liberar, fue arrestado el 14 de noviembre de 2017 tras una investigación de la propia Arroyo Salgado y de Domínguez. También fueron atrapados sus hijos, su círculo íntimo y varios miembros de su banda.
Varios años después, el 3 de mayo de 2023, un tribunal sentenció al clan al que se le caían las avionetas con cocaína en Argentina y Paraguay. A Sancho, como jefe de la organización, le impuso 11 años y 6 meses de prisión. También condenó a la esposa, los hijos y los socios. Y solo absolvió a uno de los imputados, dueño de una financiera, al que le habían incautado 144 monedas de oro. Cuando el cuevero solicitó que se las devolvieran, las monedas ya no estaban. Y ahora investigan si el juez federal Martín Poderti se robó las piezas valuadas en 200 mil dólares cuando era secretario del juzgado que lo investigaba, pero esa es otra historia.
Pero para aquel día de la amenaza, 3 de abril de 2018, solamente habían pasado cuatro meses de la detención de Sancho. Entonces, según pudieron reconstruir el juez y el fiscal, Sofía, que viajaba desde Campana hacia Rosario junto con su chofer Christian Quinteros, alias «Gordo Tita», no dudó en amenazar a la jueza de que si no liberaba a Sancho, terminaría como su exmarido, el fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman, muerto en 2015 de un tiro en la cabeza en el baño de su departamento en Puerto Madero o sus hijas, como Candela, secuestrada y asesinada en 2011 en Villa Tesei.
En la amenaza en nombre de Sancho contra Arroyo Salgado, los investigadores dejaron asentado que Sofía no tuvo mejor idea que mencionar el caso Candela, en el que el papá de la nena secuestrada y asesinada había advertido que uno de los que podría haberle hecho, como venganza, era, justamente, Sancho. Según relató el papá de Candela, relacionado con piratas del asfalto, le pidió ayuda a policías bonaerenses para cobrar la plata que un reducidor de mercadería le debía y, a cambio, le exigieron que entregara a Sancho. Él juró que nunca lo «vendió», pero los uniformados le cayeron a Sancho. Y, entonces, el narco arregló con los policías y les pagó por su libertad, pero con una condición: que le dijeran quién había sido el «buche». Todos marcaron al papá de Candela.
Muchos años después de este crimen que marcó la Argentina, el que llegó al banquillo de los acusados, sin embargo, fue otro pesado de la zona: Miguel Ángel Villalba, el famoso «Mameluco», que quiso ser intendente de San Martín, pero un tribunal lo absolvió en 2024.
Si bien el teléfono de la amenaza no estaba a nombre de Sofía y fue dado de baja dos días después, el fiscal Domínguez, tirando del hilo, llegó hasta él. El acusado, entonces, activó la coartada: declaró que él no amenazó a la jueza y que pudo haber sido una persona con la que había tenido problemas. Ese individuo dijo que todo era al revés: que llegó a deberle plata a Sancho y a Sofía y que, como arregló solo con el primero, el segundo no paró de reclamarle.
En el medio, el 6 de diciembre de 2018 en Navarro, a Quinteros, el chofer de Sofía, alguien le hizo de todo para que pagara lo que le debía a un tercero: comenzó por tajearle el cuerpo, pero resistió. Le cortó la oreja izquierda, pero se mantuvo callado. Le disparó en las rodillas, pero solo gritó de dolor. Le extirpó el ojo izquierdo, pero ni siquiera con eso lo pudo aflojar. Al final, en un estado irreversible, lo ultimó.
Quien sea que haya planeado el crimen de Quinteros, no quedó satisfecho. En consecuencia, ordenó ir tras la viuda, pero ella dijo no saber nada de lo que hacía su marido ni de la plata que le reclamaron. Pero, en la casa tenía pileta de material recién hecha. El 6 de febrero de 2019 en Francisco Álvarez, entonces, alguien asesinó a Anabella Blumetti, la mujer de Quinteros, mientras manejaba su camioneta.
Entonces, Sofía declaró por segunda vez, pero esta vez para culpar al asesinado Quinteros, su chofer, por la amenaza a la jueza Arroyo Salgado. Por los crímenes de Quinteros y Blumetti, en cambio, no hay ni un solo detenido, y ya pasaron seis años.
Investigado pero excarcelado, Sofía volvió por un tiempo a atender sus negocios. En marzo 2022 quedó en la mira por hacer contacto con el bosnio Bozidar Ratkovic para «contaminar» un container con 165 kilos de cocaína en el puerto de Zárate, pero, al final, el bosnio lo bajó de la operación. Entonces, «Tano» le ofreció un servicio de empresa a empresa a una organización colombiana, pero los investigadores, que ya le seguían los pasos, dieron el golpe en agosto de 2022 cuando estaban a punto de mandar 1658 kilos desde Rosario hacia España.
En los primeros días de febrero, tras la feria judicial, los camaristas confirmaron las dos penas para «Tano» Sofía. Por amenazar de muerte a una jueza federal. Y por su oficio: narcotraficante.
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