Fueron a buscar vales de nafta, pero era una trampa de la Policía: a dos años del doble crimen de Lautaro y Lucas
-Hola, Lucas, ¿cómo estás? Soy Cristian, el de los vales, cambié mi número.
-Amigo, ¿cómo estás?
-Bien, amigo, ¿y vos? ¿Cuándo pasas a buscar vales?
-Bien, todo tranquilo, ¿vos qué onda? Cuando quieras paso. Avisame y voy jaja
-Joya, 19.40 o 20 pasate.
El 21 de octubre de 2022, Cristian Centurión, de 26 años, le entregó a Lucas Escalante, también de 26, vales de nafta que conseguía de su padre, el comisario mayor Francisco Centurión, alias «Coco», por entonces enlace de la Policía Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol). Se conocían del barrio. Es más: varias veces, Lucas recurrió a Cristian para que Centurión, por sus contactos en la zona sur del conurbano, lo hiciera zafar de controles de tránsito. Y prometieron volver a verse:
-Dale, amigo, muchísimas gracias, boludo, me re salvas con esto así que nada, bola, nos vamos a ir juntando, boludo, a comer algo rico por ahí, a romper las bolas, a ponernos al día.
-Dale, dale, amigo, dale, después nos organizamos y vemos si la semana que viene o cuando yo salgo de la Poli así que tranqui, bueno, que tengas un buen finde, hablamos.
Pero la noche del 9 de diciembre del 2022, algo cambió. Cristian citó a Lucas a la casaquinta familiar de la calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela. El dueño de casa estaba con su primo, Maximiliano Centurión, de 26 años, y esta vez tenían otros planes para aquel. Para atraerlo, entonces, le ofrecieron más vales de nafta. Y así lo hizo en su auto BMW azul. Esperaban que llegara solo, pero como lo acompañó Lautaro Morello, primo de una exnovia, tuvieron que cambiar sobre la marcha.
A las 00.30 ya de la madrugada del 10 de diciembre, Cristian ingresó a una estación de servicio de Florencio Varela. Sin bajarse del Peugeot 208 a nombre de su madre, le dio al playero un bidón para cargarlo con nafta.
Una hora después, en la casaquinta de los Centurión prendieron una fogata. Las llamas eran tan altas que podían percibirse desde afuera, como declararon tres testigos. Para no dejar rastros de las cenizas, cortaron el pasto y tiraron los restos a la basura.
Aquella noche, el pelotazo de Leandro Paredes desató el enojo de los Países Bajos y las manos de «Dibu» Martínez devolvieron la alegría a cada rincón de la Argentina. Mientras todos festejaban la clasificación a la semifinal del Mundial Qatar 2022, las familias de Lucas y Lautaro salieron a buscarlos. Obviamente, fueron a las comisarías, donde los policías no hicieron otra cosa más que desviar todo.
Ese 10 de diciembre, como era el cumpleaños de su hija, el comisario Centurión regresó de un viaje por Rosario con su pareja. Cuando llegó a Florencio Varela pasadas las 20, aquella lo recibió por WhatsApp:
-Vení a la casa de atrás.
Tres segundos después, insistió:
-Porfa.
Desde instante, el comisario Centurión fue otro: dijo sentirse mal, no fue al cumpleaños de su hija y empezó a hablar con sus familiares y sus subordinados a través del celular de un amigo.
Al día siguiente, alguien prendió fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 en Abasto, La Plata.
El 14 de diciembre, la primera fiscal del caso, Mariana Dongiovanni, le ordenó a la propia Bonaerense allanar la casaquinta del enlace con la Interpol. Cuando uno de los canes marcó un punto de interés, la «tercera vivienda», los policías, autorizados por la fiscal, frenaron todo, dejaron una consigna, le devolvieron la llave de la propiedad al comisario Centurión y le avisaron que volverían a la mañana.
Cuando reanudaron la inspección, los canes ya no olieron nada. Varios uniformados declararon que a pesar de la consigna policial, los Centurión pasearon otros perros por «la casa de atrás».
El 15 de diciembre, finalmente, un vecino halló el cuerpo quemado de Lautaro a la vera de una autopista en construcción en Guernica. Tenía solo 18 años. Si bien la Bonaerense lo constató a las 21.40, el testigo dio aviso a las 15. Más temprano, llamativamente, uno de los celulares del comisario Centurión impactó en ese sitio entre las 8.25 y 8.27. Recién media hora después, a las 8.53, la Policía reanudó el allanamiento en la casaquinta. En consecuencia, a la noche, la fiscal Dongiovanni y el primer juez del caso, Julián Busteros, decidieron detener a los primos, pero nada dijeron sobre la situación del jefe policial.
Recién el 17 de julio del 2023, ya con el fiscal Daniel Ichazo a cargo del caso, la División Homicidios de la Policía Federal recibió la orden de arrestar al enlace de la Bonaerense con la Interpol por «haberse sumado al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan Centurión».
En definitiva, remarcó el fiscal, «Francisco Centurión mató a Lucas» en un lugar indeterminado «para procurar la impunidad de Maximiliano y Cristian en el homicidio de Lautaro».
Hasta ahora, ninguno dijo por qué los mataron.
El Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Quilmes realizará el 18 de marzo de 2025 la audiencia de admisibilidad de la prueba, confirmaron fuentes judiciales a Encripdata. Luego, deberá fijar fecha para llevar adelante el juicio. En estos dos años, la investigación pasó por dos jueces, cuatro fiscales y dos fuerzas policiales. En el medio, los familiares se toparon con cuatro cuerpos hasta poder encontrar el de Lautaro. Y aún siguen buscando el de Lucas.
A dos años, el comisario Centurión, el hijo Cristian y el sobrino Maximiliano pasan los días bajo prisión preventiva por el doble crimen de Lautaro y Lucas. En el banquillo también estarán otros policías por encubrimiento calificado por tratarse de un hecho grave el delito precedente: Ramiro Jair Forchinito, Sergio Enrique Argañaraz, Damián Rodríguez, Luis Alberto Zaracho, Juan Manuel Brito, Raúl Roberto Figarotti y Agustín Alejandro Antonio.
Pero los familiares nunca se olvidaron de la primera fiscal del caso. De cómo los trató, de las palabras que pronunció delante de ellos y de las cosas que le dejó hacer a la Policía Bonaerense. Estefanía, mamá de Lautaro, y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) solicitaron el apartamiento preventivo y el juicio político de Dongiovanni ante la Secretaría Permanente de Enjuiciamiento de Funcionarios y Magistrados bonarense.
Básicamente, permitió que «el clan Centurión destruyera la escena del crimen».
Era la máxima autoridad judicial del caso. Y sigue en funciones.
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