Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Una foto, una huella y la pista de los 100 mil pesos: a Lautaro Morello le robaron todos los ahorros después de matarlo

Los familiares de Lautaro sospechan Centurión le robó todos los ahorros

Sospechan que Centurión le robó los ahorros a Lautaro. Crédito: Encripdata.

-¿Y por qué no está detenido?
-Porque es un adicto.

El 12 de diciembre, Lautaro Morello, de 18 años, y Lucas Escalante, de 26, llevaban 48 horas desaparecidos. Ese día, entonces, Estefanía y Miriam, mamá y abuela de Lautaro, fueron a la fiscalía de Florencio Varela. Necesitaban alguna pista que les devolviera la esperanza. La fiscal Mariana Dongiovanni les contó las novedades del caso. Les mostró una foto. Era el rostro de la última persona que utilizó el celular de Lautaro. Pero, dijo, no era importante. Era «un adicto» tratando de aprovechar la situación.

Esa fue la respuesta de la fiscal, según contaron los familiares en aquellos días. En esas horas, ellos no supieron quién era la persona de la foto. No es fácil reclamar por un familiar desaparecido, menos cuando en la Justicia dicen que no se necesita un abogado, pero, poco a poco, los familiares de Lautaro, con su propia investigación, pudieron descubrir quién era el supuesto «adicto», por qué tenía el teléfono y qué hizo.

La cronología de los hechos cerró el círculo: Lucas tenía que pasar por la casa de un conocido a buscar vales de nafta de la Policía Bonaerense y para no ir solo, le pidió a Lautaro que lo acompañara, por eso el rastro de ellos se perdió esa misma noche del 9 de diciembre; al día siguiente, alguien prendió fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 a la altura de Abasto, La Plata; un vecino halló el cuerpo quemado de Lautaro el 15 de diciembre a la vera de una autopista en construcción en Guernica; y finalmente, horas después, Cristian y Maximiliano Centurión, ambos de 26 años, fueron detenidos.

El hallazgo de Lautaro sin vida se produjo poco después de la finalización del allanamiento en la casaquinta de los primos Centurión en La Capilla. Ese allanamiento fue sin igual: los policías bonaerenses lo hicieron a la luz de la luna, sin prender las luces de la propiedad, lo suspendieron por falta de visión, no preservaron el lugar, les devolvieron las llaves a los Centurión y retomaron al día siguiente. Por esas irregularidades, los comisarios Sergio Argañaraz y Luis Alberto Zaracho terminarían imputados por encubrimiento agravado.

Estos policías siempre lo supieron: Cristian y Maximiliano son hijo y sobrino, respectivamente, del comisario mayor Francisco Centurión, alias «Coco», por entonces enlace de la Policía Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol). Además, Cristian acababa de ingresar a la fuerza y Maximiliano había trabajado en una empresa de seguridad. A pesar de la conexión evidente, la fiscal demoró un mes en apartar a la Bonaerense de la investigación, centrada entonces en buscar con vida a Lucas.

A los familiares de Lautaro les llamó la atención Maximiliano. Creían haberlo visto antes. Pero ahora estaba cambiado. Estaba totalmente rapado. Y tenía quemaduras en la cara, como si hubiera estado en contacto con un fuego voraz, capaz de quemar un auto o un cuerpo. La misma noche en la que el rastro de Lautaro y Lucas se perdió en la casaquinta de los Centurión, Cristian, sin bajarse del Peugeot 208 a nombre de su madre, compró un bidón de nafta en una estación de servicio de Florencio Varela.

El joven de la foto era ni más ni menos que Maximiliano, como pudieron reconstruir los familiares de Lautaro. Era el «adicto», según la fiscal.

Lautaro había instalado una aplicación para que automáticamente sacara una foto frontal cuando alguien quisiera destrabarlo. Maximiliano lo intentó varias veces sin éxito. Hasta que, por fin, lo logró. Los familiares confirmaron ante Encripdata que «el celular se desbloqueaba con la huella». Por si no se entendió: con uno de los dedos de Lautaro. Esa foto podría ser la prueba final, la que ataría para siempre a los victimarios con las víctimas, pero hoy, a nueve meses del crimen de Lautaro y la desaparición de Lucas, nadie pudo asegurar ante Encripdata que haya sido incorporada al expediente. Porque a la fiscal le pareció un simple «adicto».

Los familiares de Lautaro pudieron recuperar su cuenta de una billetera virtual. Sabían que había llegado a juntar 100 mil pesos. Pero cuando entraron, ya estaba en cero. En eso, recordaron las palabras de la expareja de Centurión. Según consta en el expediente, «apenas horas después de la desaparición de las víctimas, Maximiliano estaba llamando para darle dinero por la manutención».

Por eso no tienen dudas: Maximiliano Centurión desbloqueó el teléfono con la huella de Lautaro, entró a la billetera virtual y le transfirió todos los ahorros de la víctima a la expareja.

En estos nueve meses, el expediente pasó por varias fiscalías, pero fue recién el cuarto fiscal del caso, Daniel Ichazo, el que avanzó sobre «Coco» Centurión: en julio solicitó la prisión preventiva del comisario mayor por los delitos de «sustracción de caudales públicos en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada por haber durado más de un mes y por ser cometida con violencia». En otras palabras: si bien estaba de viaje aquel 9 de diciembre, enterado de lo que había ocurrido en su propia casa, Centurión regresó de inmediato y desde la noche del 10 de diciembre se «sumó al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan Centurión«.

La noche del 9 de diciembre de 2022, los Centurión citaron a Lucas a la casaquinta familiar de la calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela. Los vales de nafta fueron el anzuelo. Pero como lo acompañó Lautaro, primo de una exnovia, los acusados tuvieron que cambiar el plan. A Lautaro lo mataron esa noche. Y, como pudieron reconstruir sus familiares, le robaron sus ahorros.

Hasta hoy, Lucas no apareció.

El celular de Lautaro tampoco.

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