Condenaron a «Choco» Arancibia: reconoció haber pagado 150 mil dólares a un juez y a un fiscal de Orán
        Atraparon a un narco que intentó "coronar" 93 kilos en Brasil. Crédito: Encripdata.
Primero, reconoció ser narcotraficante. Después, que para evitar la cárcel, pagó una coima. Por todo eso, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 Salta condenó en los últimos días a René Antonio Arancibia, alias «Choco», a 9 años y 11 meses de prisión, como consta en el fallo al que accedió Encripdata.
El narcotraficante jujeño alcanzó un acuerdo de juicio abreviado con el fiscal Eduardo Villalba en el que admitió su responsabilidad penal como organizador y financista de una operación fallida de 93 kilos de cocaína desde Bolivia hasta Brasil y también como autor de cohecho activo, es decir, el pago de 150 mil dólares, según él, repartidos entre el por entonces juez federal Rául Juan Reynoso y el vigente fiscal federal José Luis Bruno.
El fiscal Villalba también llegó a un acuerdo con los demás integrantes de la organización: José Víctor Mendoza, Cristian Maximiliano De la Rosa, Ariel Gustavo Barrios, Rodrigo Franco Ignacio Godoy Miranda, Franco Darío Weber, con penas entre 4 y 8 años de prisión por el transporte del cargamento de cocaína.
La investigación contra el exjuez y el aún fiscal comenzó en el 2021 cuando el narcotraficante de origen sirio Barakat Barakat declaró como imputado colaborador. Enterado, Encripdata no publicó la historia para no entorpecer el expediente en curso.
Para ese momento, el «arrepentido» se encontraba cumpliendo condena en la cárcel federal de Güemes: un tribunal de Catamarca lo sentenció en el 2018 a 12 años de prisión por el tráfico de 85.520 kilos de bicarbonato de sodio, 80 kilos de lidocaína y 31 kilos de cafeína, todos precursores químicos para la producción de cocaína. El autor de esta nota fue testigo del juicio. En uno de los allanamientos, precisamente, le encontraron una bolsita con 289,3 gramos.
Entonces, en el 2021, Barakat denunció que años atrás había actuado como intermediario de Arancibia para arreglar sus problemas con el entonces juez Reynoso y el actual fiscal Bruno.
Así, se refirió al operativo de la Gendarmería del 29 de octubre del 2011 en la ruta nacional 9 a la altura del paraje Cabeza de Buey. Aquel día, hicieron frenar una Fiat Strada Adventure Pick-Up. Martín Miguel Weber, el chofer, trasladaba 93 kilos de cocaína en la caja de la camioneta. Los detectives lo sabían: llevaban dos años investigándolos, a partir de una denuncia anónima contra «Choco» Arancibia, el líder de la organización. Según las «escuchas» telefónicas, el plan era «coronar» en Brasil.
Entonces, según denunció Barakat, Arancibia aceptó pagar 130 mil dólares al juez Reynoso, a cargo de la instrucción. Por la intermediación, ganaría 20 mil dólares. En el medio, hubo un problema: el conductor de la camioneta, en vez de guardar silencio, mandó al frente a «Choco». Entonces, el abogado Arsenio Eladio Gaona, otro intermediario, le avisó a Barakat que Arancibia también debería pagarle al fiscal Bruno: como «estaba al tanto de la situación», había que «arreglar con él», de lo contrario, el magistrado no lo podría excarcelar. Siempre según el «arrepentido», al fiscal le entregaron los 20 mil dólares que originalmente eran para él y a él le prometieron un auto.
Para determinar si lo declarado por Barakat era creíble, los fiscales federales Eduardo Villalba, Carlos Amad y Diego Iglesias -jefe de la Procunar- revisaron el expediente por la operación de narcotráfico.
Al principio, sabiendo que les seguían los pasos, «Choco» y su hermano Héctor solicitaron eximiciones de prisión. Lo hicieron a través de su abogada María Elena Esper. El juez Reynoso hizo dos cosas: primero dispuso la falta de mérito de cinco de los seis imputados por asociación ilícita, narcotráfico y lavado de activos y solo procesó al chofer, pero por el transporte simple de los «ladrillos». Y después ordenó la captura nacional e internacional de los que consideraba jefes: los Arancibia.
Entre el 17 de noviembre del 2011 y el 7 de diciembre del 2012, Esper solicitó cuatro veces la libertad ambulatoria de los Arancibia y todas las veces el magistrado las rechazó.
Finalmente, «Choco» se presentó el 11 de diciembre del 2012 en el juzgado para ser indagado. Al momento de resolver la situación procesal, el por entonces juez Reynoso dispuso la falta de mérito sobre la asociación ilícita y lavado de activos y lo procesó únicamente por el transporte de los 93 kilos, pero en calidad de partícipe secundario por brindar un aporte no esencial para la consumación del hecho.
En otras palabras: lo excarceló rápido. Arancibia estuvo solo diez días detenido. Para los nuevos fiscales, ese giro abrupto solo tenía una explicación: el pago de la coima. Como había declarado el narcotraficante «arrepentido». Entonces, el juez Bavio envió a juicio al narcotraficante. Solo a él: el exjuez Reynoso y el fiscal Bruno presentaron recursos varios ante la Cámara Federal de Salta.
La historia de Reynoso ya es conocida: el juez renunció a su cargo en abril del 2016, en un intento por frenar las investigaciones en su contra. No lo consiguió: el 25 de marzo del 2019, el Tribunal Oral Federal de Salta lo sentenció a 13 años de prisión por concusión en siete hechos en concurso ideal con prevaricato en otros seis, o sea, favorecer a narcotraficantes con resoluciones judiciales a cambio de plata.
Aquel día, el tribunal también condenó a 10 años y seis meses de prisión a Esper, casualmente o no tanto la abogada de los Arancibia. Era el mismo modus operandi.
Por este y otros hechos, el juez federal Julio Bavio, ahora mismo, está a una firma de enviar a juicio -otra vez- al exjuez Reynoso y -por primera vez- al fiscal Bruno.
Cuando el tribunal homologó el acuerdo de juicio abreviado con la banda de Arancibia, el fiscal Villalba anticipó lo que se vendrá al recordar que ese expediente en manos de Reynoso y Bruno, aunque voluminoso, «estaba totalmente escondido y desactivado» en sus escritorios.
Afortunadamente, Bavio, cuando reemplazó a Reynoso, lo desempolvó a tiempo.
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