Segunda condena a Barakat Barakat: ahora por financiar en Salta un cargamento de 152 kilos de marihuana hacia Chile
«Y… ahora está lindo… porque están todos los verdes allá en Buenos Aires». El 7 de septiembre de 2013, Eduardo Cansino y Jorge Alfredo Moreno hablaron de mover un cargamento de marihuana. Querían aprovechar que gran parte de la Gendarmería, en vez de custodiar la frontera en Salta, estaba desplegada en barrios del conurbano bonaerense para combatir la creciente inseguridad. Antes de cortar, según el diálogo al que accedió Encripdata, Cansino y Moreno quedaron en conseguir alguien que los financiara.
Pero no todo salió como lo planeado: el 3 de mayo de 2014 perdieron 152 kilos de marihuana que habían «enfriado» en un camión parado en una estación de servicios de la rotonda de Limache, en Salta capital. La maniobra no la descubrieron los gendarmes, es cierto, pero no contaban con que esta movida les llamaría la atención a los policías de la provincia.
Por esa operación, un tribunal de Salta sentenció el 9 de mayo de 2017 a Cansino y Moreno a 8 años de prisión. También a otros miembros de la banda: Juan Pablo Paso, Víctor Hugo Drews, Miguel Ángel Ertivo y Néstor Eduardo Maya.
Pero los fiscales a cargo del caso, Ricardo Toranzos y Eduardo Villalba, fueron por más: querían saber quiénes más habían estado detrás del cargamento. Por las «escuchas», tenían un dato: alguien había puesto 12 mil dólares.
Cuando los fiscales descubrieron quién era, el financista hacía rato que estaba preso por otro caso de narcotráfico. Se trataba de Barakat Barakat, al que un tribunal de Catamarca condenaría el 20 de noviembre de 2018 a 12 años de prisión por haber sido un gran traficante de precursores químicos: 85.520 kilos de bicarbonato de sodio, 80 kilos de lidocaína, 31 kilos de cafeína y una bolsita había 289,3 gramos de cocaína. Eso tenía en su poder en diciembre de 2010. Los investigaron no llegaron a esas sustancias por una denuncia por narcotráfico sino por algo mucho peor: el doble crimen de una pareja de jubilados en Icaño, Catamarca. Por la montaña de sustancias, sentenciaron a la misma pena a su hermano Fadel.
En la casa donde mataron a Hiladia Vallejos y Ángel Chame, el 13 de diciembre de 2010, alguien había montada una «cocina» de cocaína. Tirando del hilo de la compraventa de esos precursores, los detectives llegaron, justamente, a Barakat. Además, Hiladia era la mamá de Elías Exeni, alias «Turco», y, como determinarían después, Exeni era socio de Barakat.
Exeni, desde una prisión en Chile, coordinó la maniobra para que Cansino, Moreno y compañía trasladaran los 152 kilos de marihuana hacia la zona del Salar Río Grande porque él controlaba dos empresas del rubro, Minera Río Grande SA y Minera La Puna SA, desde donde planeaba cruzarlos al país trasandino, pero los policías provinciales les arruinaron los planes al revisar el camión con el cargamento «enfriado» en Limache.
Barakat era el financista: el que puso los 12 mil dólares.
Con la primera condena firme por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y con todas las pruebas en su contra por este segundo caso, la abogada le recomendó a Barakat intentar un juicio abreviado. Y eso fue lo que sucedió en los últimos días de julio.
Finalmente, el 4 de agosto, los jueces Federico Santiago Díaz, Mario Marcelo Juárez Almaraz y Marta Liliana Snopek homologaron el acuerdo: 8 años de prisión por financiar la operación. Además, le unificaron la pena con la primera, por lo que Barakat deberá cumplir una pena total de 15 años de prisión.
Exeni, en cambio, no quiso un juicio abreviado. Recientemente fue condenado pero por un tribunal de Buenos Aires a 6 años de prisión por el «Narcogolf«. Por este caso, estaría en condiciones de acceder a la libertad condicional, pero está por verse qué sucederá con la operación que encabezó desde su celda en Santiago para mandar en aquel 2014 el cargamento de marihuana desde Salta hacia Chile.
Como sea, hay algo que nunca quedó claro: por qué mataron a la mamá y al padrastro del «Turco» en Icaño. Si fue un hecho más de inseguridad o si fue un ajuste de cuentas.
Exeni lleva ya doce años de silencio.
Y no parece que vaya a romperlo.