Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Murió en la cárcel el confeso asesino del diputado Olivares y el asesor Yadón

Drogas, armas y doble crimen del Congreso

Drogas, armas y doble crimen del Congreso. Crédito: Ministerio de Seguridad.

Juan José Navarro Cádiz falleció la noche del viernes en el Complejo Penitenciario Federal II Marcos Paz. Tenía 29 años. Desde septiembre de 2021 cumplía una condena a 45 años de prisión por un doble homicidio, ni más ni menos que el del diputado nacional Héctor Olivares y el asesor Miguel Yadón, ocurrido la mañana del jueves 9 de mayo de 2019 en la Plaza del Congreso.

El joven condenado estaba en el salón de usos múltiples de la cárcel federal de Marcos Paz cuando se descompensó. Las autoridades lo trasladaron de inmediato al Hospital Municipal Héctor D’Angillo. Los médicos decretaron el fallecimiento cerca de las 23 horas del viernes 8 de septiembre, como publicó Télam.

El 20 de septiembre de 2021, los jueces Ana Dieta, Fernando Ramírez y Luis Salas, del Tribunal Oral en lo Criminal 9, sentenciaron a Navarro Cádiz y a su cómplice por el doble crimen del Congreso: a él lo condenaron a 45 años de prisión y a Juan Jesús Fernández, a prisión perpetua por matar a Olivares y Yadón, como informó Encripdata.

Como Navarro Cádiz llegó a esconderse en Montevideo, los magistrados, en línea con el fiscal Ariel Yapur, debieron resolver teniendo en cuenta las condiciones del tratado de extradición entre la Argentina y Uruguay: como en el país requerido no existe la prisión perpetua, el estado requiriente del extraditable no puede aplicarle esa pena. La máxima, entonces, era de 45 años.

Como Fernández se quedó en el país, el tribunal sí lo pudo sentenciar a la prisión perpetua por ser «partícipe necesario». En otras palabras: cómplice de su primo.

Tres tiros al asesor en cuello, axila y pelvis, que murió casi de inmediato, uno al diputado en abdomen y brazo derecho, por lo que falleció tres días después en el Hospital Ramos Mejía, y un quinto que terminó en un árbol. Eso fue lo que hizo Navarro Cádiz a las 6.50 horas de la mañana del jueves 9 de mayo de 2019 a la altura de la Avenida de Mayo 1550. Un minuto después, bajó del Volkswagen Vento patente LYS656, cruzó la calle, descartó balas en un tacho de basura de la pistola Bersa Thunder calibre 40 con mira láser y desapareció.

Navarro Cádiz escapó a toda prisa con su papá Miguel Navarro Fernández en un Renault 19 patente BBC708 hacia Entre Ríos. De allí, cruzó a Uruguay. No lo hizo solo. No con su papá. Se fue con su mamá María Rosa Cádiz Vargas.

Los investigadores argentinos, con base al informe de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), alertaron a sus pares del país vecino. El Ente de Turismo de Uruguay tiene un sistema que registra a cada persona que hace reservas hoteleras. Por eso no les fue muy difícil comprobar que el prófugo tenía una habitación a nombre de su hermano en el hotel Ibis. Los policías lo arrestaron el 11 de mayo de 2019 en Montevideo.

Luego el juez José María Gómez Ferreyra firmó la extradición express bajo las condiciones del tratado de los dos países con la prohibición de condenarlo, llegado el caso, a la prisión perpetua.

Mientras tanto, los detectives de la División de Homicidios de la Policía Federal (PFA) reconstruyeron, como reveló Encripdata el 16 de agosto de 2020, la historia maldita de la pistola con mira láser y cómo llegó a las manos de Navarro Cádiz.

Una vez en la Argentina, Navarro Cádiz intentó desligarse de todo, pero a la vez confesó todo: «Empezamos a tomar dentro del auto, como solemos hacer, él tenía alcohol y drogas; yo, alcohol. Charlamos. Después empecé a sentir el alcohol y empecé a ‘flashear’ un poco, pero recuerdo que apareció un arma, no sé de dónde salió, pero sé que la tuve en mis manos. Fernández también la tuvo. No sé dónde estábamos estacionados».

«Tengo flashes -continuó-. Fernández la armaba y la desarmaba. La tocábamos. Después no la vi más. Perdí la noción del tiempo y el lugar. Sí recuerdo haber escuchado unas detonaciones, que la verdad no sé si fueron mías, de él o de los dos juntos. Después que pasó eso no recuerdo a dónde fui, qué hice, mi próximo recuerdo es cuando ya estaba en Uruguay con mi madre. Le pregunté qué hacíamos ahí y me dijo que había un problema muy grande».

Ese «problema muy grande» fue haber matado a dos personas.

Ahora, la Justicia ordenó las medidas de rigor para determinar las circunstancias alrededor de su muerte en la cárcel.

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