Condenaron a 45 años de prisión al confeso asesino y a perpetua a su primo cómplice por el doble crimen del Congreso
Los jueces Ana Dieta, Fernando Ramírez y Luis Salas, del Tribunal Oral en lo Criminal 9 porteño, sentenciaron a los responsables del doble crimen del Congreso: condenaron a 45 años de prisión a Juan José Navarro Cádiz y a prisión perpetua a Juan Jesús Fernández por matar al diputado Héctor Olivares y el asesor Miguel Yadón la mañana del jueves 9 de mayo de 2019 a la altura de la Avenida de Mayo 1550.
Como Navarro Cádiz, el confeso asesino, llegó a esconderse en Montevideo, los magistrados, en línea con el fiscal Ariel Yapur, debieron resolver teniendo en cuenta las condiciones del tratado de extradición entre la Argentina y Uruguay: como en el país requerido no existe la prisión perpetua, el estado requiriente del extraditable no puede aplicarle esa pena. La máxima, entonces, era de 45 años.
Como Juan Jesús Fernández se quedó en el país, el tribunal sí lo pudo sentenciar a la prisión perpetua por ser «partícipe necesario». En otras palabras: cómplice de su primo.
Tres tiros al asesor en cuello, axila y pelvis, que murió casi de inmediato, uno al diputado en abdomen y brazo derecho, por lo que falleció tres días después en el Hospital Ramos Mejía, y un quinto que terminó en un árbol. Eso fue lo que hizo Navarro Cádiz a las 6.50 horas de la mañana del jueves 9 de mayo de 2019 a la altura de la Avenida de Mayo 1550. Un minuto después, bajó del Volkswagen Vento patente LYS656, cruzó la calle, descartó balas en un tacho de basura de la pistola Bersa Thunder calibre 40 con mira láser y desapareció.
Navarro Cádiz escapó a toda prisa con su papá Miguel Navarro Fernández en un Renault 19 patente BBC708 hacia Entre Ríos. De allí, cruzó a Uruguay. No lo hizo solo. No con su papá. Se fue con su mamá María Rosa Cádiz Vargas.
Los investigadores argentinos, con base al informe de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), alertaron a sus pares del país vecino. El Ente de Turismo de Uruguay tiene un sistema que registra a cada persona que hace reservas hoteleras. Por eso no les fue muy difícil comprobar que el prófugo tenía una habitación a nombre de su hermano en el hotel Ibis. Los policías lo arrestaron el 11 de mayo de 2019 en Montevideo.
Luego el juez José María Gómez Ferreyra firmó la extradición express bajo las condiciones del tratado firmado por los dos países con la prohibición de condenarlo, llegado el caso, a la prisión perpetua.
Mientras tanto, los detectives de la División de Homicidios de la Policía Federal (PFA) reconstruyeron, como reveló Encripdata el 16 de agosto de 2020, la historia maldita de cómo llegó esa pistola con mira láser a manos de Navarro Cádiz.
Una vez en la Argentina, Navarro Cádiz intentó desligarse de todo, pero a la vez confesó todo: «Empezamos a tomar dentro del auto, como solemos hacer, él tenía alcohol y drogas; yo, alcohol. Charlamos. Después empecé a sentir el alcohol y empecé a ‘flashear’ un poco, pero recuerdo que apareció un arma, no sé de dónde salió, pero sé que la tuve en mis manos. Fernández también la tuvo. No sé dónde estábamos estacionados».
«Tengo flashes -continuó-. Fernández la armaba y la desarmaba. La tocábamos. Después no la vi más. Perdí la noción del tiempo y el lugar. Sí recuerdo haber escuchado unas detonaciones, que la verdad no sé si fueron mías, de él o de los dos juntos. Después que pasó eso no recuerdo a dónde fui, qué hice, mi próximo recuerdo es cuando ya estaba en Uruguay con mi madre. Le pregunté qué hacíamos ahí y me dijo que había un problema muy grande».
Ese «problema muy grande» fue haber matado a dos personas.
Ahora, tres años después, usó sus últimas palabras para pedirles perdón a las familias.