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El hilo invisible entre el crimen y el poder

Estados Unidos condenó a perpetua a un capo del CJNG por intentar «coronar» un submarino lleno de cocaína de Colombia

Gerardo, del CJNG, condenado en Estados Unidos

Gerardo, del CJNG, condenado. Crédito: Embajada de Estados Unidos en Uruguay.

Un tribunal del Distrito Columbia sentenció este viernes al mexicano Gerardo González Valencia a pasar el resto de su vida en prisión por «conspirar para distribuir 5 kilos o más de cocaína en los Estados Unidos», según pudo confirmar Encripdata. Alias «Lalo», «Flaco», «Silver», «Silverio», «Eduardo» o «Laline» era el segundo al mando de «los Cuinis», el brazo financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Antes de que Nemesio Oseguera Cervantes, alias «Mencho», fundara el CJNG de las cenizas del Cártel del Milenio, «los Cuinis» ya se dedicaban al narcotráfico internacional. Son cuñados: «Mencho» está casado con una hermana de «Lalo».

Detrás del delito genérico, el tribunal dio por probado, entre otros, que Gerardo financió la compra de 280 kilos de cocaína transportados en un «submarino» descubierto por la Guardia Costera el 21 de agosto de 2007. Aunque la tripulación lo hundió, la fuerza lo pudo recuperar. Ese semi-sumergible partió de Colombia, pasó por Guatemala y México y quería llegar a los Estados Unidos.

Para evitar la cadena perpetua, este capo del CJNG reconoció a finales del 2022 varios hechos en los que intervino en los últimos 20 años:

–Entre 2003 y el 19 de abril de 2016 -cuando ordenaron la captura internacional-, se puso de acuerdo con otros conspiradores fuera y dentro de Estados Unidos para importar y distribuir ilegalmente más de 5 kilos de cocaína en el país.

-Durante ese período, invirtió sus propios fondos para comprar la cocaína en Colombia, transportarla a América Central y México e importarla y distribuirla ilegalmente en Estados Unidos.

–Y continuó conspirando incluso después del 19 de abril de 2016, cuando ya pesaba sobre su cabeza la orden de detención.

Cuando todo estaba listo para una condena morigerada por declararse culpable, la fiscalía presentó a un testigo estrella: Óscar Orlando Nava Valencia, alias «Lobo», líder del Cártel del Milenio.

«Lobo» y Gerardo fueron socios en el negocio de la cocaína hasta que «Mencho» rompió con el Milenio y fundó el CJNG. Gerardo lo dejó a él y se fue con su cuñado. Poco después, alguien entregó a «Lobo» a las autoridades.

Según juró decir verdad, Nava Valencia le vendió 30 mil kilos de cocaína a «los Cuinis» desde 2004 y hasta su arresto en octubre del 2009. Más de la mitad fue para Gerardo. De esas toneladas, siempre según «Lobo», el 70 por ciento fue hacia los Estados Unidos y el 30 por ciento restante hacia Europa.

La cocaína era colombiana: los mayores proveedores de Nava Valencia fueron «los Rastrojos», un brazo armado del Cártel del Norte del Valle que terminó por disputarle el poder a Wilber Varela, alias «Jabón». El acuerdo era entre los tres: si el cargamento llegaba a destino, los del Milenio, los Valencia y los Rastrojo se repartían la ganancia en partes iguales.

Otro testigo, vinculado a «los Zetas», habló sobre varios crímenes cometidos por «los Cuinis». Como el caso de Domingo Mendoza Sandoval, más conocido como «Mingo», cuñado de Gerardo y «Mencho». Como tal, era el encargado de recibir los cargamentos en Europa. Sin embargo, por un faltante de plata, Gerardo ordenó asesinarlo.

Así, tras la irrupción de los testigos, el representante del Gobierno solicitó la cadena perpetua para Gerardo por un nivel de infracción 43, es decir, por liderar una organización narcocriminal internacional, por la cantidad de droga, por el uso de un semisumergible, por el ejercicio de la violencia, por el uso de armas de fuego y por la aceptación parcial de responsabilidad.

Es que nadie le creyó cuando dijo que en el 2009 se alejó de «los Cuinis». Como prueba, Gerardo presentó fotos de «Corner, mi lugar», una tienda que tuvo en Puerto Madero, Buenos Aires. Si bien es cierto que vivió en Argentina, aunque por poco tiempo, la Justicia de ese país ordenó la captura internacional por usar ese local como fachada para lavar 1,8 millones de dólares. Después, cuando se declaró culpable, reconoció que en realidad siguió formando parte de la organización hasta el 19 de abril de 2016, es decir, cuando lo arrestaron en Uruguay, donde también lo investigaron por el lavado de otros 4,5 millones.

Para Anne Milgram, la jefa de la Drug Enforcement Administration, la DEA de los Estados Unidos, «la sentencia de hoy envía un mensaje claro a los líderes de los cárteles de la droga de que la DEA no se detendrá ante nada para desmantelar las redes criminales que amenazan la seguridad y la salud del pueblo estadounidense«.


*Encripdata reconstruyó esta historia con documentos oficiales de Estados Unidos, México, Argentina y Uruguay, fuentes con acceso al expediente de Argentina y transcripciones de Estados Unidos.

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