Caso AMIA: ordenaron la captura de cuatro libaneses por colaborar con el Hezbollah en la triple frontera
A un mes por cumplirse el 29 aniversario del atentado a AMIA, el juez federal Daniel Rafecas ordenó el martes 13 la captura nacional e internacional de cuatro ciudadanos libaneses -aunque con pasaportes paraguayos y brasileños- a los que el fiscal federal Sebastián Basso, a cargo de la UFI-AMIA, acusó por su «pertenencia y colaboración con la banda armada», es decir el Hezbollah, «que facilitó la logística de Salman Raouf Salman en Foz de Iguazú, Brasil, en las acciones que este desplegó en el marco de la preparación y ejecución del atentado» contra la sede mutual judía, ubicado en la calle Pasteur 633, Ciudad de Buenos Aires, en el que el 18 de julio de 1994 perdieron la vida 85 personas, según la resolución a la que tuvo acceso Encripdata.
Se trata de Hussein Mounir Mouzannar, con pasaporte paraguayo; Alí Hussein Abdallah, aka «El Alto», «El Tawil» o «Alí El Taweel», naturalizado brasileño; Farouk Abdul Hay Omairi, alias «Roberto»; también naturalizado brasileño; y Abdallah Salman, con varios seudónimos: José El Reda, Manuel Gutiérrez, Salomons Abdalla, Abdallah Rammal y Abadía Ramal, hermano de Salman Raouf Salman, sobre quien ya pesaba orden de captura internacional.
El juez Rafecas recordó que a las 9.53 del 18 de julio de 1994 «un vehículo Renault Trafic se aproximó hasta la puerta del edificio donde tenían sus sedes, además de otras instituciones, la AMIA y la DAIA y, tras subir a la acera, detonó la carga explosiva, estimada en su equivalente en TNT, entre 300 y 400 kilos, provocando un estallido que produjo el colapso de la parte delantera del edificio y daños en los inmuebles aledaños, en un radio aproximado de 200 metros y el fallecimiento de 85 personas y lesiones de distinta magnitud a más de 150».
«Se logró establecer -agregó- que la superficie total demolida fue estimada en el orden de los 2 mil metros cuadrados y la valuación de los costos de reparación de los daños producidos en los inmuebles aludidos se estimó en la suma total de 14.930.725 pesos», o dólares en la época de la Convertibilidad, «de la cual, 4 millones corresponden a los daños ocasionados en el edificio de la mutual judía».
A casi 29 años del atentado, para las autoridades está más que claro que «el acto terrorista tuvo por fin atentar contra una población civil en el contexto de persecución de un grupo o colectividad, en este caso de religión judía».
Por eso, el hecho fue oportunamente fue encuadrado legalmente como constitutivo del delito de «homicidio calificado doblemente agravado por haber sido cometido por odio racial o religioso y por un medio idóneo para causar un peligro común en perjuicio de 85 víctimas en concurso ideal con los delitos de lesiones leves y lesiones graves calificadas en forma reiterada y daños múltiples agravados por haber sido cometidos por odio racial o religioso».
Ya en el 2006 se ordenaron las capturas internacionales de Alí Akbar Hashemi Bahramaie Rafsanjani, Alí Fallahijan, Alí Akbar Velayati, Mohsen Rezai, Ahmad Vahidi, Mohsen Rabbani, Ahmad Reza Asghari ó Moshen Randjbaran, Hadi Soleimanpour y de Imad Fayez Moughnieh, la gran mayoría funcionarios del gobierno iraní.
Según la hipótesis principal, trabajaba por el fiscal Alberto Nisman -gran parte con información obtenida por servicios de Inteligencia extranjeros- y continuada por el fiscal Basso, los principales dirigentes del régimen iraní decidieron atacar la AMIA en la cumbre del Comité de Asuntos Especiales de la tarde del 14 de agosto de 1993 en Mashhad, segunda ciudad más poblada del país persa.
En el 2009 se dispuso la captura de Samuel Salman El Reda, al que los investigadores le adjudicaron la coordinación de la llegada y la partida del grupo operativo, el desarrollo de la logística y las demás actividades realizadas por la célula terrorista.
Este sospechoso en realidad no era uno sino dos: Salman Raouf Salman y su hermano Abdallah Salman, alias «José El Reda», por eso la confusión.
Para el fiscal Basso, estos hermanos formaban parte del Hezbollah, Salman con una participación más activa y Abdallah, un tanto más secundaria.
De hecho, siempre según la acusación, gracias a la colaboración de su hermano y de los otros tres nuevos sospechosos, Salman Raouf Salman pudo asentarse en la triple frontera para llevar adelante parte de la logística para atentar no solo contra la AMIA sino también, dos años antes, contra la Embajada de Israel en la Argentina.