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Un paso adelante

Una jugaba que anticipa la batalla final por Sinaloa: los «Chapitos» sospechan que el «Mayo» entregó a Ovidio

Detalles de la caía de Ovidio Guzmán en Culiacán

Detalles de la caía de Ovidio Guzmán en Culiacán. Crédito: Los Noticieristas.

En ese rancho de Jesús María había fiesta. Pasaban las horas, sonaban los narcocorridos. Hasta que minutos antes del amanecer, las balas sonaron más fuertes que las trompetas de Ch y la pizza. Después de la primera ráfaga hubo silencio. Tras la segunda ráfaga, todos corrieron por sus armas. Desde el cielo, un UH 60 Black Hawk disparaba una y otra vez mientras el Ejército, por tierra, rodeaba el rancho recientemente convertido en fortaleza. Lo que vino después ya es conocido: la captura de Ovidio Guzmán López, el hijo más mediático de Joaquín Guzmán Loera.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que durante la Operación Relámpago murieron 10 miembros del Ejército y 19 agresores. Tras controlar la situación en Culiacán, los Mochis y Jesús María, donde «los Chapitos» lanzaron narcobloqueos -para intentar repetir el «Culiacanzo» del 2019 con el que lograron la liberación del «Ratón»-, las autoridades arrestaron a 21 sicarios de esta línea del Cártel de Sinaloa.

Desde que lo subieron a un helicóptero de la Fuerza Aérea para sacarlo del campo de batalla en el que se convirtió ese pequeño poblado de 1800 personas y trasladarlo de inmediato a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, en Ciudad de México, para evitar cualquier intento de rescate, Ovidio no hizo otra cosa que pensar quién pudo haberlo «entregado» a las autoridades. Quién fue el traidor.

Cómo había sido posible que el Gobierno lo localizara en un pueblo perdido entre la sierra de Sinaloa, donde las camionetas de Google Street View no se animan a pasar ni tantito cerca y donde para romper los círculos de seguridad, los soldados necesitaron cobertura desde el aire, una acción más propia de la guerra entre Rusia y Ucrania que de un operativo contra el narcotráfico. Hasta allí no hubieran podido llegar sin tener información de inteligencia, es decir, sin información de primera mano.

Por la cabeza de Ovidio, así como por las de sus hermanos Iván, Joaquín Guzmán López y Jesús Alfredo Guzmán Slazar, solo se cruzó un nombre: Ismael «Mayo» Zambada, el gran capo del Cártel de Sinaloa que a sus 75 años nunca pisó la cárcel. Y ese rumor, para algunos neta, neta, se esparció como un reguero de pólvora, entre la Chapiza, los plebes leales a «los Chapitos».

Para entenderlo hay que cruzar la frontera e ir atrás en el tiempo, más precisamente al 5 de noviembre de 2018 a Nueva York, Estados Unidos. Ese día, el tribunal empezó el «juicio del siglo» contra el «Chapo» Guzmán. Los primeros testigos de la fiscalía en declarar contra el «Chapo» fueron Vicente Zambada Niebla, el «Vicentillo», y Jesús Zambada García, el «Rey», ni más ni menos que el hijo y el hermano del «Mayo». No fueron los únicos en testificar en su contra, pero sí los que más le dolieron al «Chapo»: el «Mayo» era su compadre.

Finalmente, el 17 de julio de 2019, el «Chapo» fue condenado a cadena perpetua.

Por traicionar al «Chapo», el hijo y el hermano de su compadre recuperaron la libertad.

Después, durante el «Culiacanazo», no está claro el papel que jugó, si es que lo tuvo, el propio «Mayo». Fueron Iván y su jefe de sicarios, Néstor Isidro Pérez Salas, alias «Nini», quienes rifaron el cuero, quienes organizaron a la Chapiza y quienes a sangre, fuego y narcobloqueos lograron torcerle el brazo al presidente Andrés Manuel López Obrador -como reconocería en una «mañanera»- al punto de ordenar aquel «jueves negro» 17 de octubre de 2019 soltar al «Ratón» para que no murieran más civiles.

Más acá en el tiempo, el 3 de diciembre de 2022, un grupo comando de «los Chapitos» irrumpió en el poblado de Luis B. Sánchez, desde donde «los Rusos» controlan Mexicali, una de las puertas de entrada hacia los Estados Unidos. El ataque terminó con doce muertos, pero Jesús Alexander Sánchez Félix, alias «Ruso», el objetivo principal de Iván, pudo escapar.

El «Ruso» es una pieza clave del «Mayo» en el corredor entre Sinaloa y Baja California para garantizar el trasiego de la droga hacia el otro lado de la frontera. Ir contra el «Ruso» fue ir contra el propio «Mayo».

Un més después, el Ejército ubicó a Ovidio en las sierras de Sinaloa.

Para debilitar aún más a «los Chapitos», el siguiente podría ser «Nini».

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