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Un paso adelante

Túnel, GPS y coima: los planes de fuga de «Chapo» Guzmán que llevaron a Emma Coronel a la cárcel

Emma Coronel fue detenida en Estados Unidos

Emma Coronel fue detenida en Estados Unidos. Crédito: EFE.

Si es verdad todo lo que dice Eric S. McGuire, del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Netflix tendría que volver a rodar «El Chapo». No por errores en la dramatización de la fuga de la cárcel de Almoloya sino porque, una vez más, la realidad superó la ficción. Según la acusación hecha por el agente especial, Emma Coronel Aispuro, a sus 26 años, fue una pieza clave en la huida de Joaquín Guzmán Loera el 11 de julio de 2015. Y, en parte por eso, ordenó su arresto, que se concretó el lunes en el Aeropuerto Internacional Washington – Dulles.

Coronel nació el 3 de julio de 1989 en San Francisco, California, pero obtuvo el pasaporte mexicano. A los 17 años fue elegida reina de belleza en el festival del Café y la Guayaba, en Canelas, Durango. Al año siguiente, tras cumplir los 18 años, se casó con «Chapo».

Desde entonces, Coronel se hizo inseparable no solo de Guzmán sino también del Cártel de Sinaloa. De hecho, su padre Inés Coronel Barreras ya traficaba bajo las órdenes de «Chapo». Incluso terminaría condenado a 10 años de prisión, al igual que su hermano Inés Omar Coronel Aispuro, por tráfico de marihuana y tenencia de armas de guerra. Como aseguró el agente especial del FBI en el documento publicado por el Departamento de Justicia, la mujer «sabía a qué se dedicaba» su marido.

No solo sabía sino que participaba. Y su rol fue aún mayor desde que la Secretaría de Marina (Semar) atrapó a Guzmán el 22 de febrero de 2014 en Mazatlán con el apoyo de la Administración de Control de Drogas (DEA).

A pesar de que «Chapo» ya se había escapado una vez de una cárcel, los funcionarios penitenciarios no reforzaron la vigilancia. En consecuencia, Guzmán pudo seguir al mando. No tuvo muchas dificultades a pesar del encierro: siempre según el agente especial del FBI, en cada visita le dio a su pareja órdenes por escrito que debía hacer llegar al otro jefe, Ismael Zambada García, alias «Mayo», y el resto del Cártel de Sinaloa.

La reina de belleza se terminó por recibir de villana cuando organizó junto a cuatro hijos del capo, dos de su primera esposa, los Guzmán Salazar, y dos de su segunda, los Guzmán López, el plan para liberar a «Chapo». Del mismo formó parte una persona que se convertiría en uno de los dos testigos protegidos que aportaron información al agente especial del FBI para sustentar la investigación contra Emma.

En 2014, en una de las visitas, Guzmán le pidió a Coronel que le llevara un mensaje a sus hijos: comprar una propiedad cerca de la cárcel para cavar un túnel. Si de algo sabía «Chapo» era de túneles: así fue cómo cruzó desde México hasta Estados Unidos sus primeros kilos. Por la frontera, pero por debajo, más abajo que el suelo. Ahora necesitaba que sus hijos hicieran lo mismo, pero no para cruzar la frontera sino para evitar que las autoridades lo cruzaran por la frontera para entregarlo a los del norte.

La tierra empezó a abrirse a sus deseos. Emma incluso le llevó un reloj con un GPS oculto para poder cavar el túnel hasta debajo de sus pies, pero, a mitad de camino, Guzmán les ordenó trabajar solo los sábados y domingo. Mientras más avanzaban, más ruido hacían. Él ya los escuchaba desde su celda. No les quedaba otra que seguirlo cuando no hubiera tantos guardias o visitas alrededor. Y por eso tenían que esperar al fin de semana.

El 11 de julio de 2015, finalmente, «Chapo» protagonizó lo que algunos llamaron «el escape del siglo».

Pero duró poco tiempo en la clandestinidad. Otra vez, la Marina lo atrapó. Esta vez el 8 de enero de 2016 en su lugar en el mundo: Sinaloa.

Un mes después, los funcionarios penitenciarios dejaron que Guzmán recibiera la visita de Coronel sin más vigilancia: sin perder tiempo, planificaron un nuevo golpe. Quería cumplir con eso de «no hay dos sin tres». Y Emma volvió a contactar a uno de los testigos.

Tenían todo para volver a empezar: 100 mil dólares en mano y una casa a la vista cerca de la cárcel para convertir al capo en leyenda. El testigo que aceptó colaborar de nuevo en el operativo: terminó recibiendo un millón de dólares. Pero esta vez, el Gobierno no quiso volver a quedar en ridículo: por eso trasladaron el 7 de mayo de 2016 a «Chapo» al Cefereso 9, una prisión de máxima seguridad en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Coronel, los Salazar y los López no se dieron por vencido. Según el agente especial del FBI, «Emma le pagó 2 millones de dólares al funcionario mexicano que supervisaba las cárceles federales para facilitar el traslado» de vuelta de Guzmán a Almoloya. El 20 de enero de 2017 finalmente lo trasladaron, pero extraditado a los Estados Unidos. El juez de Nueva York Brian Cogan lo sentenció el 17 de julio de 2019 a cadena perpetua.

A Coronel tal vez la espere una serie de Netflix con más protagonismo, pero seguramente con el mismo final que Guzmán.

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