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El hilo invisible entre el crimen y el poder

«Dylan» al ataque: el hijo de «Mameluco» Villalba se enfrentó con la «Bocona», pero no pudo conquistar Tropezón

"Dylan" se enfrentó con la "Bocona" por la villa de Tropezón

"Dylan" se enfrentó con la "Bocona" en Tropezón. Crédito: Encripdata.

A «Dylan» lo busca la Policía Bonaerense. También la Policía Federal (PFA). Lo buscan por orden de la jueza federal Alicia Vence. Lo buscan, según las «escuchas» telefónicas, por ser el dueño de la cocaína con carfentanilo que mató a 24 personas el 2 de febrero en Puerta 8. Buscar es un decir porque la Bonaerense, por caso, lo encuentra, le cobra «peaje» y lo suelta para volver a buscar y porque todos saben que, salvo por un viaje fugaz al sur en el momento más caliente del desastre, está donde siempre estuvo: en San Martín.

Luca Nahuel Baigorria, la verdadera identidad de «Dylan», es hijo de Miguel Ángel Villalba, alias «Mameluco» y al igual que su padre, lleva el apellido materno. Tiene un tatuaje de Cupido en la panza, muchas estrellas de varios colores en el antebrazo derecho, un rosario en la muñeca izquierda y un Kaláshnikov -fusil de asalto ruso- en el brazo izquierdo, como muestran las fotos reveladas por Encripdata. Hincha de Boca por herencia familiar y de Chacarita y La Persiana por tradición barrial.

Con solo 28 años, tiene en su haber un ajuste de cuentas del que sobrevivió, un paso por la cárcel y dos barrios a su cargo: Villa Lanzone y Villa Lavalle. Los tenía hasta ese fatídico 2 de febrero en el que debió refugiarse en el sur.

Pero ahora, siete meses después, no solo está de regreso sino que va por más. Atrás parece haber quedado esa pelea a tiros con su primo «Chucky», referente de la banda en Sarmiento. Más atrás, incluso, aquella época en la que desobedeció una orden de su medio hermano Iván Gabriel Villalba y, en represalia, este ordenó a uno de los suyos darle un par de tiros para que aprendiera la lección, como quedó registrado en un cd de la Dirección Unidad Especial de Lucha contra el Narcotráfico de la Policía Bonaerense.

-Y… acá está todo áspero
-¿Qué pasó?
-Y… ‘Salvaje’ le mandó a tirar tiro al ‘Dylan’
-¿Por qué? ¿El Invanchu?
-Sí
-¿Por qué al ‘Dylan’? ¿Qué pasó?
-No sé… ¿no son hermanos ellos?… pero algo pasó para que te quiera agarrar a balazos
-Y… alguna se habrá mandado porque Iván qué va a hacer si está todo encerrado

Por algo a Iván le dicen «Salvaje».

Dicho sea de paso: a Iván lo acusaban de acribillar a Mariano Valdez, un pibe de 17 años que, consumido por las drogas, le robaba a los clientes que iban a comprar a la Villa 18, histórico bastión de «Mameluco» y compañía, y de matar al empleado municipal Jesús Porres mientras conducía el patrullero de unos policías bonaerenses ni bien la mamá de Valdez, en busca del asesino de su hijo, los alertó de la presencia de Iván en el barrio. Más «Salvaje», imposible. Esta semana lo sentenciaron a 27 años aunque solo por uno de esos crímenes, que cometió en medio de una salida trasitoria de una condena por narcotráfico.

La jueza Vence procesó recientemente a «Mameluco» y «Salvaje» como jefes de la organización narcocriminal que investigaba antes de que estallara todo por los aires con el carfentanilo, pero aún no les imputó las muertes. A ellos dos no tuvo que ordenar detenerlos: hace rato estaba adentro, el primero en la Unidad 6 Rawson, Chubut, del Servicio Penitenciario Federal (SPF), y el segundo en la Unidad 35 Magdalena, del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Desde allí y ante la pasividad de los jefes de las cárceles, Xavier Areses y María Laura Garrigós, los Villalba dieron las órdenes que llevaron a 24 consumidores a morir bajo los efectos inmediatos de la «droga fea».

De regreso a «Dylan», nuevamente aceptado y asentado en la Villa 18, la noche del martes 23 de agosto fue con sus «soldaditos» hasta la villa de Tropezón para quedarse con ese punto de venta, pero no les fue como deseaban: allá los estaban esperando Alejandra, alias la «Ale» o la «Bocona», con los suyos. Algunos dicen que «Dylan» fue con su otro medio hermano, alias «Kako». Como sea, lo seguro fue que regresó a la 18 todo lastimado y sin el objetivo cumplido.

Por ese enfrentamiento intervinieron de oficio los auxiliares de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) 2 de San Martín, que identificaron a dos para después liberarlos. La nada misma.

«Dylan» y la «Bocona» se prometieron volver a verse las caras.

Muy pronto.

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