Pérez Corradi: a un paso de la libertad o de la extradición a Estados Unidos
Fue el hombre más buscado de la Argentina no durante un año ni dos sino por cuatro años. Lo acusaron y casi lo condenan como autor intelectual del triple crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Se quemó los dedos con tal de borrarse las huellas dactilares para que no lo pudieran identificar. Se entregó en Brasil. Usó casco y chaleco y hasta un doble en su interminable recorrido por los tribunales federales por miedo a que lo mataran. Y fue sentenciado en tres causas. Sin embargo, después de todo eso, Encripdata pudo saber que su final, esta vez sí, está muy cerca.
Si no es en cuestión de días, más temprano que tarde, Ibar Esteban Pérez Corradi saldrá de la carcel de Marcos Paz.
El Tribunal Oral Federal (TOF) 8 porteño hizo lugar el 23 de abril al pedido de Pérez Corradi de acceder a «la excarcelación en los términos de libertad condicional» al cumplir los dos tercios de los 7 años de prisión impuestos en 2018 en el expediente 17512/2008, que no era otro que la investigación por la «ruta de la efedrina», en el que, como «imputado colaborador», no solo confesó haber traficado 13 mil kilos de efedrina para narcos mexicanos sino que los señaló con nombre y apellido o alias, aporte que le sirvió a la jueza federal María Servini para atraparlos u ordenar sus capturas internacionales.
Su letrado Carlos Broitman, con esa libertad condicional en la mano, le solicitó a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado que defina la situación en la extradición hacia los Estados Unidos por tráfico de oxicodona. La Corte Suprema de Justicia aprobó el 21 de diciembre de 2010 la entrega del acusado al país requiriente, pero el proceso se frenó por las investigaciones abiertas en la Argentina. Ahora, con la conclusión de la mayoría de los casos en su contra, la magistrada debería avanzar con la extradición o bien concederle la excarcelación.
Pérez Corradi se escondió en la triple frontera en 2012 cuando era un hecho que los fiscales de juicio Marcela Falabella y Juan Ignacio Bidone le solicitarían al tribunal de Mercedes condenarlo como autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez. El acusado finalmente cambió de estrategia en 2016: se entregó el 19 de junio en Brasil, no puso trabas para su extradición desde Paraguay hacia la Argentina, aceptó declarar una y otra vez como «arrepentido», y recibió una segunda sentencia -2 años y 5 meses por intentar traficar 50 kilos de efedrina como si fuera pólvora a través de Internet- y una tercera -2 años y 4 meses por lavado de activos provenientes de la «mafia de los medicamentos»-.
El confeso traficante de efedrina cumplirá el 19 de junio cinco años bajo prisión preventiva. En ese tiempo, los tribunales porteños en lo Penal Económico (TOPE) 2 y en lo Criminal Federal (TOCF) 5 le dieron por cumplidas las penas de la segunda y tercera sentencia.
Pero, según su abogado, Pérez Corradi lleva mucho más tiempo en prisión preventiva para ser extraditado a Estados Unidos: desde el 22 de octubre de 2008 hasta el 18 de octubre de 2011, cuando la jueza Arroyo Salgado ordenó el cese de la prisión preventiva al cumplirse tres años en esa situación, «vencimiento del término máximo de tiempo por la que la legislación vigente autorizaba a mantener el estado de prisión preventiva», y desde el 19 de junio de 2016 en adelante.
Por eso mismo, Broitman apeló ante la Cámara Federal de Casación Penal el rechazo que la magistrada resolvió el 27 de abril sobre el pedido de excarcelación de Pérez Corradi por considerar que, a pesar de que cumplió dos penas, obtuvo la libertad condicional en la tercera, recibió la falta de mérito por el triple crimen y continúa en el Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados, todavía existía riesgo de fuga.
El letrado no solo recordó que cambió la situación procesal sino también que Pérez Corradi, para colaborar en la investigación por tráfico de oxicodona, «tuvo entrevistas o pedidos con la Drug Enforcement Administration (DEA) o la fiscalía de los Estados Unidos».
De hecho, consideró que la investigación en su contra en Estados Unidos ahora serviría como prueba para demostrar que no tuvo relación con el triple crimen de General Rodríguez: las autoridades de la DEA le informaron el 4 de junio de 2007 a sus pares de la Policía Federal (PFA) que el 20 de abril sus agentes en Portland, Maine, habían arrestado a un vendedor con 1800 pastillas. El detenido «entregó» a su proveedor y éste señaló a su contacto en la Argentina, un tal «Roberto», que no era otro que Pérez Corradi.
Ahora, Broitman advirtió que los detectives locales que le «pincharon» los teléfonos a Pérez Corradi por esas maniobras nunca consiguieron, en esas conversaciones, información que lo comprometiera con las ejecuciones de Forza, Ferrón y Bina.
Pérez Corradi agregó un dato más: su «camioneta oscura», que los primeros investigadores sospecharon que podría haber sido usada para plantar los cuerpos de los tres jóvenes en el zanjón de General Rodríguez, estuvo guardada en un garaje mientras estuvo con su familia en México, es decir, desde el 26 de julio al 10 de agosto del 2008.
Esas fechas son clave según la nueva teoría de la jueza Servini revelada por Encripdata el 14 de abril de 2021: el mexicano Rodrigo Pozas Iturbe, jefe de la célula para la que trabajaba Bina, sintió la triple traición de Forza y Ferrón y especialmente Bina por querer cambiar el precio del kilo de pesos a dólares durante la reunión del 25 de julio de 2008, el envío del 29 de julio por parte de Bina de 60,25 kilos de efedrina rebajados en un 33% con azúcar a sus espaldas y hasta pretender hacer negocios en agosto con otra célula, la del pmexicano Juan Jesús Martínez Espinoza, rival a la suya.
En esa secuencia, Pérez Corradi viajó el 26 de julio a México, es decir, pocas horas después de la pelea entre Pozas Iturbe y Forza, Ferrón y Bina, y regresó a la Argentina el 10 de agosto, o sea, tres días antes de que la banda integrada entre otros por los Lanatta y los Schillaci plantara los cuerpos. Es cierto: Pérez Corradi trianguló llamadas con Martín Lanatta, pero el teléfono de la tercera en esa maniobra, Marina Goicoechea, siempre impactó en la antena que cubría la oficina de la Sedronar, a la que iba para habilitar a Elvesta SA, de Pérez Corradi y Lanatta, para importar efedrina.
Los ejecutores del triple crimen lo planificaron al menos una semana antes: Lanatta activó el 1 de agosto de 2008 un Nextel a nombre de otra persona para hablar con Forza. Así, mientras lo engañaba con la promesa de entregarle efedrina para que con Ferrón y Bina se la revendieran a Martínez Espinoza, también mantuvo al tanto por otro teléfono a Pérez Corradi, ya en México, sobre las gestiones de Goicoechea en la Sedronar.
Sin embargo, el 11 de agosto, cuando Forza, Ferrón y Bina llevaban tres días desaparecidos, el jefe de la Comisaría 50 José Fernando Gabela le adelantó a Diego Ferrón con la seguridad de quien está a punto de resolver un caso que «todo fue obra de Pérez Corradi».
Solange Bellone, esposa de Forza, fue la primera que mencionó a Pérez Corradi. Lo hizo el 8 de agosto ante la fiscal Ana María Yacobucci por amenazas. También señaló a los empresarios Marcelo Abasto y Carlos Loureiro y al informante de la DEA Julio César Pose por lo mismo.
Las autoridades le entregaron el 14 de agosto el cuerpo de Bina a su viuda para que pudiera velarlo. Ya en el cementerio de Flores, el expolicía federal Ricardo Sladkowski, que traficaba efedrina con Pozas Iturbe y Bina, le transmitió a Horacio Bina los datos que le había dado Pose: que Pérez Corradi los «mandó a matar» y que preguntara «quién es Martín Lanatta». El papá de Leopoldo anotó todo eso y más en un papel y luego se lo entregó a los detectives.
Los medios no tardaron en publicarlo. En consecuencia, Pérez Corradi se puso el 15 de agosto a disposición de la fiscal.
Pozas Iturbe, en cambio, negó todo en mayo de 2020 ante el autor de esta nota en una entrevista publicada en Milenio.com: aseguró que nunca traficó efedrina ni cocaína. Por lo primero irá a juicio y por lo segundo ya fue condenado a seis años de prisión.
Los detectives, mientras tanto, recién descubrieron el 3 de septiembre de 2008 el teléfono a nombre de otra persona con el que Lanatta engañó a Forza para la reunión del 7 de agosto en un centro comercial de Sarandí, que al final se hizo en Quilmes, y el 24 de septiembre encontraron al hombre que vendió ese Nextel, un tal Diego Albornoz, que confirmó el 20 de enero de 2009 que habilitó esa línea por pedido de Lanatta y que la desactivó el 8 de agosto porque aquel le confesó que se había mandado «una cagada».
Por estos días, los nuevos abogados de Lanatta buscan anular las declaraciones de Albornoz, tanto en instrucción como en juicio, porque ese teléfono fue una prueba clave para condenarlo como «partícipe necesaro» del triple crimen.
A la jueza Servini, entonces, le llamó la atención que el policía Gabela apuntara a Pérez Corradi con foto y todo cuando Forza, Ferrón y Bina llevaban tres días desaparecidos. Encripdata reveló el 29 de mayo de 2021 que por eso mismo lo buscó en diversos domicilios para que declarara como testigo, pero que del comisario ya retirado no se sabe nada desde el 21 de febrero de 2017.
Así, más temprano que tarde, Pérez Corradi, tras cinco años y tres condenas, saldrá de la cárcel de Marcos Paz hacia una «casa segura» del programa de protección de testigos e imputados o bien hacia Estados Unidos. La última palabra la tendrá la Cámara Federal de Casación Penal.