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El hilo invisible entre el crimen y el poder

Bilbao – Bolzan, la conexión

Bilbao - Bolzan, la conexión: avionetas, veleros y cabañas

Bilbao - Bolzan, la conexión: avionetas, veleros y cabañas. Crédito: Minseg.

-¿Cómo llegaban los cargamentos?
-Las avionetas salían de Bolivia con 500 kilos.
-¿Dónde descargaban?
-Bombardeaban en estancias, islas, Rosario, acopiaban en Buenos Aires.
-¿Identificaron a los proveedores?
-No aún.

La tarde del 5 de julio de 2024, la Prefectura y la Gendarmería arrestaron a Ileana Mariela Bolzan y seis personas más e incautaron 783 kilos de cocaína «enfriados» en cabañas de Caviahue, Neuquén, justo cuando estaban preparando dos vehículos para cruzar la Cordillera de los Andes.

No era la primera vez que los fiscales Diego Iglesias y Cecilia Incardona se topaban con la rubia Bolzan: ya la habían vinculado al velero Thorben y 1460 kilos de cocaína en 2020 en la playa de Bajadilla, Marbella, en la Costa del Sol; y al Arhoa y 56 kilos de metanfetaminas en 2022 en Tarifa, la ciudad más austral de España; y, por fin, dos años después, la pudieron detener en pleno traslado del cargamento en Caviahue.

Una fuente de la investigación explicó ante Encripdata que Bolzan formaba parte de Los Musculosos, la organización narcocriminal internacional de Diego Marano, también llamada La banda de los veleros, por su logística para «coronar» en la península ibérica, con movimientos por tres toneladas, pero aún no sabían quiénes eran sus proveedores en territorio argentino.

Tal vez porque la ruta de los veleros estaba demasiado «quemada», tal vez porque el destino final podía ser otro, el plan de Bolzan en Caviahue era sacar el nuevo cargamento por Chile. Tras los allanamientos y detenciones, los fiscales les tomaron declaraciones testimoniales a varias personas, entre ellas, a quienes habían reservado las cabañas.

Un año después, uno de esos testigos se convirtió en imputado: su nombre titilaba en los radares cada vez que las fuerzas de seguridad reportaban un tránsito aéreo irregular (TAI), es decir, avionetas sin hoja de ruta volando bajo a lo largo y ancho del país, especialmente, entre Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.

Así, Encripdata pudo reconstruir que Carlos Eduardo Equioiz Volpe alquiló una de las cabañas donde Bolzan «enfrió» el cargamento en Caviahue en julio de 2024; esperó agazapado el 30 de octubre de ese año cuando el boliviano Oscar Armando Caba Hurtado aterrizó de emergencia a bordo de una avioneta con 475 kilos de cocaína en Luis Palacios, un paraje rural ubicado a 30 kilómetros al noroeste de Rosario; y estuvo ubicado en tiempo y espacio durante seis incidentes de TAI más.

Ya con su teléfono intervenido, la Gendarmería arrestó a Equioiz Volpe el 11 de noviembre cuando viajaba, en medio de la noche, en una camioneta cargada con cinco celulares, cuatro equipos radiales, tres armas de fuego y una bomba portátil para combustible con dirección hacia Camino de los Gauchos, en Roldán. Antes de que amaneciera, no muy lejos de allí, un piloto aterrizó de emergencia en Arequito, abandonó la avioneta y dejó 60 kilos.

Casi al mismo tiempo, dos aeronaves «bombardearon» en Pergamino, Buenos Aires. Una se perdió en el aire. La otra quedó en pista. A poco andar, la Gendarmería cortó el paso de una camioneta con 956 kilos a la que le había colocado un GPS. Así cayó Brian Walter Bilbao, uno de los narcotraficantes más buscados del país. A su hermano Waldo Alexis Bilbao, lo había atrapado dos meses atrás en un departamento a cinco cuadras del Monumento a la Bandera.

Así, después de seis años de investigar a la organización de Marano, los fiscales lograron vincularla con la organización de los Bilbao. La segunda, con contactos en Bolivia, ofrecía el servicio de importación a 5400 dólares el «ladrillo» puesto en la región pampeana; la primera, con clientes en Europa, el de exportación a 15 mil euros el kilo en España. Ambas, además, estaban asociadas a bandas criminales (bacrim) colombianas. De esta ruta solo falta el dueño del laboratorio.

En la Argentina, solo un fiscal intentó alguna vez llegar hasta los proveedores en Bolivia, pero por eso y otras cosas, le hicieron la vida imposible hasta hoy.

Una regla no escrita reza que a los laboratorios, el origen de toda ruta, solo puede llegar la DEA de los Estados Unidos, a punto de regresar a Bolivia 17 años después.


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