Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Identificaron al sicario con peluca que asesinó a dos uruguayos en Argentina

Rodolfo Caraballo, el sicario que mató a dos uruguayos en Argentina

Rodolfo Caraballo, el sicario que mató a dos uruguayos en Argentina. Crédito: Encripdata.

El juez federal de Campana, Adrián González Charvay, ordenó en las últimas horas la captura nacional e internacional de Rodolfo Nicolás Caraballo Escobar, un traficante uruguayo de 30 años que actuó como sicario para ajustar las cuentas dentro de su misma organización, pero no en Uruguay sino en la Argentina. Y no una sino dos veces. Dos emboscadas planificadas a la perfección, pero con un dejo de soberbia.

La noche del 12 de octubre de 2024, un sicario acribilló a Marcelo González Algerini, un uruguayo de 36 años que se encontraba estacionado frente a un kiosco en Presidente Derqui, Pilar. El asesino aprovechó el instante en el que el copiloto bajó a comprar para abrir fuego contra la víctima. Fueron cuatro disparos.

Dos meses después, el 12 de diciembre, un sicario con peluca mató a Fabián Sturm Jardón, un uruguayo de 42 años. Escondido, el asesino esperó paciente en un auto estacionado sobre la calle Paraguay al 2900, una zona tranquila de la Ciudad de Buenos Aires. A la hora indicada, su objetivo pasaría por allí. A las 12.51 de la noche entró en acción: saltó del vehículo, tres pasos y abrió fuego. Uno, dos, tres. Por la espalda.

El crimen de Algerini quedó en manos de la fiscal Marcela Semeria, de Pilar, quien debió abrir otro expediente para determinar si la Policía robó parte de los 694 mil dólares de la víctima, porque a la fiscalía llegó solo el 10 por ciento, o si fue solo un error de tipeo; y el de Sturm quedó a cargo del fiscal Marcelo Roma, de la Ciudad de Buenos Aires. El fiscal Diego Iglesias, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), colaboró con ambos. Cuando los investigadores empezaron a atar cabos, el juez González Charvay, por competencia federal, asumió la investigación.

Al principio, los investigadores sospecharon que a Sturm lo entregaron por haber entregado a Algerini. Un dato alimentaba esa teoría: el padre de Sturm fue quien parecía hacer tiempo en el kiosco de Pilar para que el sicario actuara sobre seguro contra Algerini en octubre.

Sin embargo, el sicario cometió un error en diciembre: se subió a otro auto, se fue de Recoleta y estacionó en la zona del Abasto. En ese vehículo dejó la ropa, la peluca y la Glock 19, un verdadero «regalo» para los investigadores: peritaje balístico de por medio, determinaron que a Algerini y Sturm los mataron con la misma pistola, con esa misma 9 mm, es decir, no había vendetta entre ellos, al contrario, jugaban para el mismo bando, pero alguien los estaba eliminando. Uno por uno.

Los detectives de la Delegación Inteligencia Criminal de la Prefectura y de la División Homicidios de la Policía Federal cruzaron información, pudo saber Encripdata, y después de analizar las cámaras de seguridad, los mensajes de texto y la cronología de los hechos, llegaron a la conclusión de que Caraballo Escobar fue el sicario que mató a Algerini y Sturm.

No fue fácil entender qué pasaba entre estos uruguayos en territorio argentino. Sus carreras criminales tampoco ayudaban: además del cambio de locaciones, movimientos extraños e identidades falsas, Algerini, por ejemplo, tenía orden de captura por formar parte de otra organización que perdió 783 kilos de cocaína en Caviahue, Neuquén; Sturm tuvo en su poder el vehículo utilizado para secuestrar al empresario Gastón Tallone por robarles 340 kilos de cocaína a Los Monos en Concepción del Uruguay, Entre Ríos; y el propio Caraballo se movía por la Argentina con un nombre falso luego de escapar el 23 de agosto de 2022 de una cárcel de Montevideo escondido en un volquete.

Al revisar la cronología de los hechos, los detectives recordaron que en septiembre, un mes antes del primer crimen, a Caraballo le robaron plata o droga, o las dos cosas. No conformes con eso, la noche del 25 de septiembre de 2024, dos personas, muy probablemente Algerini y Sturm, lo emboscaron cuando llegaba a su casa de Pilar, le dispararon diez veces, pero no le acertaron ni uno solo.

Con este antecedente, terminaron de entender la secuencia: por una traición en la organización narcocriminal uruguaya, Algerini y Sturm intentaron matar a Caraballo, pero al final, él los eliminó a los dos.

Solo falta saber si fue por decisión propia.

O por orden de su jefe, otro uruguayo.


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