La misteriosa isla del señor «Pillo»
-La única ‘yerba’ nuestra es de la buena y vuelve ¿me entende’?
-Pero, supuestamente, era un ‘pájaro’ grandísimo el que querían.
-Ta, mejor, listo, ningún problema.
-¿Pero no le diste la palabra a esto o no?
-SÍ, pero ni se enteran, ellos se van enseguida.
-Ajá.
-Pero vo’ todo como que sí, yo le puedo dar la palabra a Cancún, pero después me hago el boludo ¿me entende’?
-Jaja.
-Y claro, qué se yo, sabes las veces que han hecho ‘yerba’ en lo de los Yanqui y nadie se entero, miles…
-Ajá
-El tema es que tiene que estar todo impecable ¿lo han desmalezado todo el tiro o desmalezaron la última parte nomá’?
-No, la última parte nomá’.
-No, vos tenés que tener todo desmalezado, no hay que echar más caballos.
Después de salir ya mil veces de la cárcel a respirar, el dueño de los caballos estaba de regreso en el río Paraná. Pero ya no quería tantas cabezas de ganado, ahora prefería «desmalezar» para hacer «yerba». Los investigadores lo decodificaron rápido: quería armar una pista de aterrizaje clandestina en su propia tierra. Si hasta los cuidadores de los animales dieron fe de que, por las mañanas, las avionetas les soplaban las cabezas y, por las noches, las camionetas les pisaban los talones. Por esas y otras pruebas, el juez federal de Paraná, Leandro Ríos, ordenó arrestar al dueño de la isla El Pillo, Leonardo Airaldi, ni más ni menos que un expresidente de la Sociedad Rural de Diamante.
El magistrado también avanzó contra 17 integrantes de la organización narcocriminal, entre familiares y empleados de Airaldi, municipales y policías, aunque en los allanamientos no encontró grandes cargamentos, ni de drogas ni de plata, apenas algunos gramos de marihuana y ketamina y algunos pesos y dólares en las propiedades del exdirigente rural.
Los abogados de Airaldi intentaron sacar ventaja: en una entrevista brindada a ENETV, minimizaron lo sucedido al considerar que «la droga secuestrada fue escasa» y «la plata fue ínfima» porque «los involucrados» en realidad tenían «consumo problemático» y que, en todo caso, «la investigación tenía que pasar a la justicia provincial».
Para el juez Ríos, en cambio, los secretos de Airaldi y compañía en la Hidrovía quedaron expuestos en los celulares y las «escuchas» judiciales, claves para procesarlos con prisión preventiva, según pudo reconstruir Encripdata.
El dueño de la isla El Pillo tenía el teléfono lleno de contactos, uno más importante que otro, de la Policía de Entre Ríos, la Prefectura y la Dirección de Inteligencia Criminal, a quienes les pedía, sin vueltas, vía libre para la entrada y salida de sus vehículos. Tal vez por eso, tal vez porque en su celular tenía registrada la frecuencia modular VHF de la Policía, Airaldi siempre estaba un paso adelante.
Como en el 2014. Aquella noche, la banda de Daniel «Tavi» Celis tenía planeado mover 1294 kilos de marihuana en un camión por el pueblo. Para algunos, los buenos policías tenían el dato; para otros, los malos policías exigieron un «peaje» impagable. Al final, alguien abandonó el semirremolque con el cargamento en un predio donde se celebraba una fiesta de disfraces.
Ese sería el principio del fin para el clan Celis, para varios uniformados y hasta para el intendente de Paraná, Sergio Varisco, condenado por financiar a la organización.
Para Airaldi, el dueño del trailer, no fue más que un susto: le alcanzó con denunciarlo como robado para limpiar su nombre.
Un día el bote volcó
Y el premio a pique se fue
Todos te daban por muerto
Y vos allí, en mi remolque, sin luz
Como un polizón
Pero ocho años después, Airaldi volvió a estar en apuros: se rodeó de gente pesada de Rosario, lo detuvieron lleno de armas y eso lo obligó a pasar una temporada larga en Piñero. A su entonces esposa, sin embargo, le dijo que todo era un malentendido, que él era agente inorgánico de la Policía de Entre Ríos, que en cualquier momento aclararía todo.
Y, entonces, llegó el 18 de diciembre de 2023: la Policía hizo frenar una Volkswagen Amarok en Diamante. Tenía pedido de secuestro firmado por la jueza federal de San Martín, Alicia Vence, que investigaba a la banda de Miguel Ángel Villalba, alias «Mameluco», por narcotráfico, lavado de activos y hasta las muertes por carfentanilo. Hasta el 2022, esa camioneta azul eléctrica estuvo registrada a nombre de un socio de Villalba y con cédula azul a favor de uno de los hijos de «Mameluco». Pero un año después y a 400 kilómetros de distancia, ya estaba a nombre de la exesposa de Airaldi. Y quien estaba a bordo cuando la Policía le golpeó el vidrio era, otra vez, Airaldi.
A los investigadores no les llamó la atención esa relación: el 11 de octubre del 2012, la Gendarmería revisó un Citröen C4 a la altura de un puesto caminero de la ruta nacional 12. Los ocupantes, jóvenes aún, se pusieron nerviosos. Eran dos herederos de «Mameluco»: su hijo Iván Gabriel Villalba, «Salvaje», y su hijastro Leandro Nahuel González, «Diente».
Llevaban 80 kilos de marihuana.
Estaban a pocos kilómetros de Diamante.
Mirá qué tipo espeso.