Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Cuando los expedientes retratan más a los jueces que a los traficantes

Excarcelaron a un narco con antecedentes en Río Negro

Narco reincidente, excarcelado en Río Negro. Crédito: Ministerio de Seguridad.

Hay expedientes que, obviamente, hablan de los narcotraficantes, pero los hay también los que retratan más a los administradores de justicia que los firman.

Este es uno de los casos. La historia cuenta que a Gastón Aldo Zolezzi lo detuvieron con 96 kilos de marihuana en abril del 2017 en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, semejante cantidad no fue suficiente para imponerle una pena de cumplimiento efectivo: en el 2018, el juez Diego Leif Guardia y el fiscal Alberto Gentilli lo sentenciaron, a través de un juicio abreviado, a 3 años de prisión de ejecución condicional, como publicó en ese momento Encripdata.

El objetivo de las reglas de conducta para el condenado es «prevenir la comisión de nuevos delitos» por el tiempo que dure la pena.

Con un timming envidiable, a Zolezzi lo volvieron a arrestar en abril del 2021, pero esta vez con 49 kilos cerca de General Roca, provincia de Río Negro.

Y, entonces, la historia de Zolezzi pasó a ser también la historia de los jueces Richar Fernando Gallego, Mariano Roberto Lozano y Alejandro Cabral, de la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca: a pesar de la gravedad de la imputación, del antecedente y de que la Justicia le había dado una segunda oportunidad y la echó a perder, estos magistrados ordenaron la excarcelación del narcotraficante porque poseía arraigo en Ituzaingó, Buenos Aires, es decir, a mil kilómetros del delito, y «los vecinos manifestaron conocerlo hacía más de 25 años», porque «se dedicaba al comercio» y porque «mantiene con su hijo un lazo afectivo».

El último día hábil del 2021, un tribunal lo condenó a 3 años de prisión, ahora sí de cumplimiento efectivo.

Pero mucho antes de cumplir siquiera dos años tras las rejas, el tribunal le concedió la excarcelación en el 2022.

Y como era de esperar, Zolezzi volvió a caer en junio del 2023, esta vez, sí, en San Miguel, muy cerca de su lugar en el mundo: en el baúl de Audi Q3 guardaba tres «ladrillos» de cocaína.

Y, otra vez, el narcotraficante solicitó una morigeración de las condiciones de detención: básicamente pidió esperar el juicio en su casa, con una tobillera electrónica y con sus padres como fiadores.

El fiscal Carlos Cearras y el juez Héctor Omar Sagretti, de los tribunales de San Martín, le dijeron lo que deberían haber dicho sus colegas hace mucho tiempo: con la droga no.

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