«La mafia no se traiciona»: lo ejecutaron de un tiro en la boca y dejaron un mensaje, pero archivaron la causa sin detenidos
A Juan Domingo lo secuestraron y ejecutaron y dejaron su cuerpo con un mensaje de «la mafia» en San Martín. Sin embargo, tras ocho meses, los investigadores no pudieron hallar indicios que los llevaran hasta el asesino. No saben quién fue. Así las cosas, la fiscalía decidió archivar el expediente, es decir, dejar de buscar pruebas para esclarecer el hecho.
El 18 de junio del año pasado, un hombre denunció en la comisaría la desaparición del hermano. La última vez que lo vieron con vida, dijo que le dijeron, fue en Puerta 8, un barrio de emergencia en el límite entre Tres de Febrero y San Martín que la banda de Miguel Ángel Villalba, alias «Mameluco», controla desde la Villa 18, Billinghurst.
Dos días después, pero en Billinghurst, policías de la Comisaría 5º de San Martín hallaron un cadáver. Lo identificaron por los tatuajes: era él.
Juan Domingo tenía 48 años. No le dieron tiempo a defenderse. Se lo llevaron a la fuerza en Puerta 8, lo maniataron y lo golpearon sin piedad. Al final lo mataron.
El Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica de San Martín determinó la causa de la muerte: «Herida contuso perforante en la región del techo de la boca -paladar- compatible con orificio de entrada». Fue de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba, según los resultados de la operación de autopsia a la que accedió Encripdata. En otras palabras: lo asesinaron de un tiro en la boca.
El fiscal de turno, Fabricio Iovine, ordenó las medidas de prueba de rigor, pero en el auto en el que se movía la víctima no había huellas de terceros. El celular tampoco pudo orientar la investigación. Los antecentes cuentan que Juan Domingo tuvo dos entrada a la cárcel de Olmos. La última: en diciembre de 2020. Después volvió a la calle.
La banda que lo secuestró en Puerta 8, dejó una pista sobre el motivo del crimen cuando descartó su cuerpo en Billinghurst. Era una hoja. Decía: «La mafia es la mafia y no se traiciona«. Abajo, un emoji guiñando un ojo.
Si la víctima cumplía funciones en alguna banda tal vez nunca se sepa, pero no es el primer crimen sin resolver en San Martín, la tierra de la que alguna vez Villalba soñó con ser intendente. Aunque no lo logró -la Secretaría de Inteligencia (SIDE) lo arrestó días antes de las elecciones del 2011 sin avisarle a la Policía Bonaerense-, allí no se mueve ningún soldadito sin que «Mameluco» lo sepa.