El fin de un imperio: ya tiene dueño la última gran mansión del «Señor de los Cielos» en México
Quiso el azar que una persona de Tamaulipas se quede con la mansión del «Señor de los Cielos» en Ciudad de México. Después de un año de vueltas, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador rifó por segunda vez la residencia ubicada en la calle Cráter 525, colonia Jardines del Pedregal, y esta vez el número sorteado tenía dueño. En consecuencia, el afortunado ahora podrá hacer lo que quiera con la propiedad adquirida hace 27 años por Amado Carrillo Fuentes, que no la pudo disfrutar mucho porque murió poco después, el 4 de julio de 1997, en el Hospital Santa Mónica mientras los médicos le realizaban una cirugía plástica para que pasara desapercibido frente a las autoridades mexicanas y estadounidenses, que lo buscaban por traficar toneladas de drogas.
A instancias del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep), la Lotería Nacional sorteó la propiedad del extinto líder del Cártel de Juárez y otros bienes decomisados al crimen organizado. La casona vale 77 millones de pesos mexicanos.
Donde el «Señor de los Cielos» pudo pasar desapercibido, según pudo reconstruir Encripdata, fue en la Argentina, donde invirtió 21 millones de dólares para asentarse con su familia tras sobrevivir a un atentado orquestado por los hermanos Arellano Félix, del Cártel de Tijuana. El campo que el capo mexicano compró en territorio argentino, conocido como «El Arbolito», tiene 2500 hectáreas. En los ’90 pagó alrededor de 2 millones de dólares. El Gobierno lo tasó en 180 millones de pesos al 2020.
Las transferencias para realizar las inversiones fueron realizadas a partir del 9 de julio de 1997, es decir cinco días después de su muerte, cuando un argentino recibió un primer giro de 5 millones de dólares. La investigación en Buenos Aires comenzó en 1999 cuando el representante del gobierno de México, Jorge Luis Olivarez Novales, denunció que el Cártel de Juárez lavaba en ese país las ganancias de la venta de cocaína en Chicago, Estados Unidos.
La denuncia fue tan estruendosa que el Congreso creó en el 2000 una comisión especial investigadora sobre hechos ilícitos vinculados con el lavado de dinero, en la que se destacaron varios legisladores como Cristina Kirchner, que sería primera dama, presidenta y vicepresidenta, y Elisa Carrió, socia política del expresidente Mauricio Macri.
Ante la comisión, el jefe de Interpol México, Juan Miguel Ponce Edmonson, explicó que hombres de ese cártel en Buenos Aires acordaron con Aldo Ducler, titular de Mercado Abierto SA, «transferir grandes cantidades de dinero», con las que Nicolás Antonio di Tullio y Ángel Salvia «constituyeron sociedades y compraron propiedades rurales de gran extensión».
Un tribunal de la Ciudad de Buenos Aires finalmente condenó el 29 de agosto de 2016 a siete ciudadanos argentinos por lavado para el cártel mexicano.
No fue la única propiedad del «Señor de los Cielos» en la Argentina. Por el departamento de la avenida Alvear 1845, ubicado ubicado en una de las zonas más caras de la capital de ese país, pusieron 398 mil dólares en 1997.
Eduardo González Quirarte, alias «El Flaco», un operador del cártel, pensó el lugar como una «casa segura» para él tras la muerte de Carrillo Fuentes, pero un italiano, al que le pagaban por cuidarla, quiso arrebatársela.
El narco tuvo que llamar a los policías para poder echarlo.
Creer o reventar, eso fue lo que sucedió en Buenos Aires.
La pasividad de las autoridades argentinas ante la presencia del Cártel de Juárez no hizo más que incentivar la llegada de otros cárteles: para lavar activos, pero también para mover toneladas de drogas. Los González Valencia, «los Cuinis», incluso mandaron a sus hijos a uno de los colegios más caros del país.