«Sos bien picarito»: empieza el juicio a dos policías por matar por la espalda a un chico de 12 años en Tucumán

Empieza el juicio a dos policías por matar a Facundo Ferreira en Tucumán. Crédito: Facebook.
Los policías dijeron que dieron la voz de alto. Los familiares de las víctimas nunca les creyeron. Eso, a esta altura, es un detalle. Lo importante, según pudo reconstruir Encripdata, está en todo lo que hicieron después: los persiguieron a toda velocidad, les dispararon por la espalda, los arrinconaron, les volvieron a tirar por atrás y, una vez reducidos y malheridos, demoraron el llamado a la ambulancia y al más chico, moribundo, lo hicieron trasladar a un hospital especializado en accidentes viales a dos kilómetros de distancia cuando había uno de emergencias a solo cuatro cuadras, movimiento clave para intentar pasar todo por un hecho de tránsito. Y, por si faltara algo, uno de los uniformados que abrió fuego fue el primero en hacer las pericias balísticas de su propia cacería. Este lunes, finalmente, los agentes de la unidad motorista del 911 de Tucumán, Mauro Gabriel Díaz Cáceres y Nicolás Javier Montes de Oca, se sentarán en el banquillo de los acusados por todo eso y más.
Jueves 8 de marzo de 2018, a la 1.24 de la madrugada, San Miguel de Tucumán. Facundo Ferreira, de 12 años, volvía de ver una carrera de motos en el parque 9 de Julio. Lo hacía arriba de una moto conducida por un amigo de 15 años. Iban en caravana con otros cuatro vehículos. Ellos dos pararon tres segundos en la estación de servicio de avenida Soldati y República de Francia, volvieron a esa avenida y doblaron hacia la derecha para tomar de contramano la avenida Benjamín Aráoz.
En ese momento, los policías quedaron a menos de diez metros de distancia.
El domo de la calle 24 de septiembre los filmó en el instante previo a todo.
El conductor de la moto en la que viajaba Facundo dobló de nuevo a la derecha para seguir por la avenida Avellaneda. Entonces, según pudo reconstruir la fiscal Adriana Giannoni, Díaz Cáceres abrió fuego con la escopeta Sarsilmaz calibre 12 mm: las postas de goma dieron en el tórax posterior, brazo y codo derecho y rodilla derecha de Facundo. Todos por la espalda. Pero, no satisfecho con eso, le disparó cinco tiros con su pistola reglamentaria Bersa 9 mm. Por su parte, Montes de Oca, que manejaba la moto oficial, efectuó tres tiros con su FM Hi Power 9 mm.
Como iba atrás, Facundo hizo de «escudo humano» involuntario de su amigo, que llegó con la moto hasta un tacho de basura a la derecha de la avenida Avellaneda y el pasaje Río de Janeiro, donde pensó que estarían a salvo, pero los uniformados decidieron terminar lo que, sin explicación alguna, habían empezado: Díaz Cáceres los vio, volvió a apuntarles y le acertó a Facundo.
El tiro mortal fue en la nuca.
Otra vez, por la espalda.
Y, de nuevo, otro punto controvertido en la investigación, esta vez entre la fiscal y el abogado de los familiares de la víctima: Giannoni consideró probado que el amigo de Facundo portaba una pistola Dos Leones calibre 22 largo y que, tras la agresión recibida, contestó tirando dos veces. Carlos Garmendia, en cambio, adelantó que en el juicio demostrará que los uniformados plantaron el arma en la escena del crimen.
En lo que sí coincidieron la fiscal y el letrado fue en que los policías actuaron «sin haber recibido una noticia criminis, sin razón, sin motivo que lo justifique«. Casi que por placer.
Mientras el chico de 12 años se desangraba en el asfalto, su amigo, de 15 años, le imploró a los uniformados, de 27 y 23 años, que llamaran a una ambulancia. En vez de eso, uno de los dos agentes lo intimidó: «Sos bien picarito, vos, silencio, sos bien picarito».
Un testigo grabó esa escena.
Otro acotó: «tiene la frente abierta».
Pero la noche no había terminado: en vez de llevar a Facundo al hospital más cercano, hicieron trasladarlo a uno más lejano para que lo atendieran como si hubiera sufrido un choque. En la guardia, a los familiares le dijeron exactamente eso: que el chico había tenido un accidente. Montes de Oca, diría el test, manejaba la moto policial bajo los efectos de estupefacientes. Estaba drogado.
Mientras tanto, Díaz Cáceres, el autor de la mayoría de los disparos, incluyendo el que le entró por la nuca a Facundo, no solo se quedó en la escena del crimen sino que, fuera de todo protocolo, marcó la ubicación de las vainas servidas. Pero no pudo borrar lo que habían hecho: este lunes comenzará el juicio contra los dos como «coautores del homicidio agravado por alevosía en el abuso de la función como miembros de la fuerza policial y por la utilización de un arma de fuego».
Para el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidad (CRC-ONU), el caso fue un ejemplo de la violencia policial en la Argentina mientras el flamante jefe de Gabinete Juan Manzur gobernaba Tucumán.
El policía Díaz Cáceres encima pretendió ser juez y parte.
No podrá más que sentarse en el banquillo de los acusados.