Caso Eiriz: el crimen que persigue al nuevo jefe de la Policía de Escobar
Luego de permanecer prófugo tres días, Rubén Edgardo Marcell, jefe de la Policía de Escobar hasta el domingo, se entregó el miércoles en Tigre. Su defensor pidió ayer mismo su excarcelación, pero el juez Orlando Díaz tiene cinco días para resolver aunque el fiscal Diego Callegari ya prepara el dictamen para solicitar la prisión preventiva por, entre otras cosas, amenazar de muerte a su pareja a solas y delante de otros policías bonaerenses -como reveló Encripdata ese mismo domingo cuando todos negaban todo- en la casa que compartían en Rincón de Milberg.
El intendente Ariel Sujarchuk tardó solo un día en elegir a Rodolfo Javier Sastre como sucesor de Marcell, pero no les explicó el lunes a los vecinos a qué se debió el cambio repentino del hombre que estaba desde noviembre de 2018 al frente de la seguridad de Escobar.
Al presentar a Sastre, el jefe comunal no condenó a Marcell por amenazar de muerte a su pareja. Situación extraña para Sujarchuk, que, cuando recibió en marzo la visita de la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense Estela Díaz, reafirmó su compromiso en «brindar soluciones rápidas y eficaces que proporcionen seguridad a cada mujer víctima de violencia».
Marcell tenía todo en negro: un revólver cargado con seis proyectiles y una escopeta de doble caño calíbre 16/70 que no estaban registradas a su nombre. También una moto BMW R1200 GS a nombre de un amigo, con autorización a su favor, con el número de chasis cambiado y con pedido de secuestro. Y, por si faltara algo, una amante que dependía de él en el Comando de Patrullas, que lo habría ayudado a esconderse tres días.
Pero Marcell ya es historia.
Salvo que quiera hablar.
Al presentar a Sastre, Sujarchuk lo definió como «un hombre con una trayectoria impecable a lo largo de sus 30 años en distintas dependencias de seguridad de la provincia de Buenos Aires».
Pero la familia de Gabriel Eiriz no piensa lo mismo: a Gabriel lo ejecutaron la noche del 8 de octubre de 2013 en su casa de La Lonja, Pilar, luego de denunciar que en la casa quinta de al lado se organizaban fiestas clandestinas. Sus verdugos lo esperaron, lo sorprendieron en la entrada, lo mataron y escaparon sin llevarse su celular ni entrar a la propiedad para robar algo. Lo único que se llevaron de allí fue la vida de quien veinte días antes había denunciado a la dueña de la casa quinta de las fiestas clandestinas y a la prima policía por amenazarlo de muerte y quien seis días antes también le avisó de lo sucedido a un colaborador del intendente Humbeto Zúccaro en una reunión en la municipalidad.
Por aquellos días, Gabriel, reunido con vecinos también molestos por las fiestas clandestinas, les avisó con sabor a despedida: «Si me encuentran tirado en una zanja, ya saben por dónde viene la mano». La mano, les advirtió, venía por el lado de Amelie Alicia Storani Dominguez, la dueña de la casa quinta, que en el barrio se hacía llamar «Patsy» y de Ezequiel Salsamendi, organizador de las fiestas clandestinas.
De Ezequiel descubrió algo que lo terminó por asustar: su papá Luis María Salsamendi fue condenado en 2011 a cadena perpetua por mandar a matar el 31 de marzo de 2005 a su excuñado Jorge Matelman para no tener que pagarle una deuda. Por eso, cuando Ezequiel lo amenazó aquellos días con «cagarlo a palos» si le jodía el negocio, se lo tomó en serio.
La mano también venía por el lado de Mariela Fernanda Pérez Argüello, prima de «Patsy», agente de la Policía Federal (PFA) y autora de las siguientes amenazas de muerte por mensaje de texto.
– Enfermo de mierda. Dejá de romperle las pelotas a mi prima porque vamos a ir a tu casa (16.24 del 13/09/2013).
– No te olvides que trabajo en un juzgado. Que sé dónde vivís. Vas a terminar mal (16.32 del 13/09/2013).
– Volvés a mandarle un mensaje más y ponele la firmas que vas a terminar mal (16.33 del 13/09/2013).
– Vamos a aparecer en tu casa. En tu trabajo. Dejá de joderla (16.35 del 13/09/2013).
– Yo soy la prima y trabajo con gente. Le volvés a mandar un solo mensaje más y no aviso. Nos vas a recibir personalmente (16.40 del 13/09/2013).
– Vos le volvés a mandar mensaje y te juro que te caigo allá (16.40 del 13/09/2013).
La noche del 8 de octubre, finalmente, le cayeron. El primer policía que llegó al lugar tras su ejecución fue el subcomisario Sastre, jefe de la comisaría de La Lonja, que, según la declaración de varios vecinos, tuvo pleno dominio de la escena del crimen antes del arribo del fiscal Federico Mercader. Sastre conocía a la víctima porque, en su rol de policía, iba a las reuniones que organizaba Gabriel en su propia casa para debatir, entre otras cosas, cómo frenar las fiestas clandestinas, reuniones de las que participaba justamente Storani Domínguez bajo el alias de «Patsy».
A la oficial federal Pérez Argüello, la jueza correccional de San Isidro Andrea Pagliani la condenó recién en el 2020 a solo dos años de prisión en suspenso por las amenazas, pero la investigación por el crimen naufraga en un lento viaje hacia la impunidad. A casi ocho años del asesinato, el fiscal Mercader, con el apoyo de sus pares Raúl Casal y Germán Camafreita Steffich, no tiene ni siquiera un solo imputado.
La familia, en cambio, lleva casi ocho años exigiendo que los fiscales investiguen si la dueña de la casa quinta y el organizador de la fiesta clandestina fueron los instigadores del asesinato de Gabriel, si la oficial hizo algo más que amenazarlo por mensaje de texto y si el por entonces subcomisario Sastre, ahora flamante e «impecable» jefe de la Policía de Escobar, preservó o no la escena del crimen.