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Un paso adelante

Perseguido por la DEA y por «El 85»: así festejó sus 55 años el líder del CJNG

"Mencho": el líder del CJNG cumplió 55 años

El líder del CJNG cumplió 55 años. Crédito: Encripdata.

Aquel día, «El Pilo» y «El Puski» los esperaban en alguna «casa segura» de Comala, estado de Colima, para rearmar la organización tras la caída dos días antes de Juan Carlos Nava Valencia, alias «Tigre», que había quedado al frente tras la detención el 30 de octubre de 2009 de su hermano Óscar Orlando Nava Valencia, alias «Lobo». Pero «El 85» y «El Mencho» no fueron el 8 de mayo de 2010 al encuentro. Tenían otros planes. Y se los harían saber muy pronto. Dos días después de la fallida cumbre, según pudo saber Encripdata a partir de un documento judicial, estos les exigieron a aquellos la cabeza de Gerardo Mendoza Chávez, alias «Cochi» o «Tecato». Era eso, les advirtieron, o romper lo que en realidad ya estaba roto tras las bajas de «Tigre» y «Lobo» a manos del Ejército de México.

Ni «Los Torcidos» ni «La Resistencia» cedieron un centímetro.

Antes muertos a los tiros que vivos pero rendidos.

Era el fin del Cártel del Milenio y, aunque nadie lo supiera, el principio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Nemesio Oseguera Cervantes, «El Mencho», el más torcido entre los torcidos, empezó la guerra con una orden que sería su sello: el doble crimen de los hermanos Rentería Ruvalcaba por formar parte del otro bando, el de Víctor Manuel Zepeda, «El Papirrín», hombre de confianza de «El Lobo».

Para resistir la batalla, «El Pilo» y «El Puski», siguiendo los consejos de «El Lobo» ya en la cárcel, se aliaron con «El Chayo» y «El Chango Méndez», de la Familia Michoacana. Se hicieron llamar FMG por Familia, Milenio y Golfo aunque todos los conocieron como «La Resistencia».

Del otro lado, Joaquín Guzmán Loera, por intermedio de Ignacio «Nacho» Coronel Villarreal, su hombre de confianza en Guadalajara, capital de Jalisco, les dio el apoyo del Cártel de Sinaloa a «Los Torcidos». Pero eso no duró mucho.

«Nacho» Coronel, tío de la última esposa del «Chapo» Guzmán, cayó el 29 de julio de 2010 bajo la lluvia de balas del Ejército en Zapopan.

Como sea, «Los Torcidos» barrieron a toda la «La Resistencia» en los estados de Jalisco y en la preciada Colima, por su puerto de Manzanillo. «El Mencho» se autoproclamó capo y eligió a Erick Valencia Salazar, alias «85», como su mano derecha. Así, «El Mencho», que se había casado con Rosalinda González Valencia, hija de Armando Valencia Cornelio, alias «Maradona», fundador del Cártel del Milenio, terminó por sellar el pacto con el clan de los Valencia, también conocido como «Los Cuinis», para darle vida a la nueva generación del Cártel Jalisco o, más fácil, al CJNG.

La Armada atrapó a «El 85» el 4 de marzo en 2012 en Zapopan.

Bajo el mando del «Mencho», muchos torcidos o «cuinis» ganaron poder: Víctor Hugo Delgado Rentería, alias «Tornado», llegó a ser jefe de sicarios y, con su unidad «Matazetas», bajó a disputarles territorio a los Zetas, antiguo brazo armado del Cártel del Golfo, en Michoacán, Morelos, Guerrero y Veracruz.

Nicolás Balcazar López, alias «Bronco», quedó a cargo de Jalisco y Colima, territorio controlado desde entonces por el cártel.

Héctor Contreras Novoa, alias «Cuate» o «14», se instaló en los alrededores de Puerto Vallarta, clave en el trasiego de la cocaína.

Abigail «Cachetón» González Valencia, José «Chema» González Valencia, Gerardo «Flaco» González Valencia, José Luis «Chepa» González Valencia, Elvis «El Elvis» González Valencia, todos hermanos, todos «Cuinis», se dedicaron a manejar las empresas del cártel.

De hecho, las autoridades de Argentina investigaron a Gerardo González Valencia por lavado de activos entre 2009 y 2011. Lo mismo hicieron las de Uruguay por otras maniobras entre 2011 y 2016, pero, cuando estaban a punto de condenarlo, prefirireron extraditarlo en 2020 a los Estados Unidos, donde un fiscal lo acusó por operaciones de narcotráfico, que podría terminar con sentencia en febrero de 2022.

A Ramón Acosta Gutiérrez le tocó las tiendas de narcomenudeo en Guadalajara. No duró mucho: Martín Arzola Ortega, alias «Negro» o «53», otro de los torcidos que escaló posiciones, le tendió una trampa y lo mató por el simple hecho de que «Ramoncito» seguía hablando con su amigo Alejandro Alba Luna, alias «Apa», que había quedado del otro bando cuando empezó la guerra, una guerra que no era de ellos, pero que terminó por alcanzarlos de la peor manera.

Todo eso lo confesó Ramiro Pozos González, alias «Molca», el 12 de septiembre de 2012 ante el juez Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales de Jalisco. «El Molca» era uno de los derrotados: el jefe de «La Resistencia», que con su caída dejó de existir.

«El Molca» dijo algo más: que así como «Mencho» traicionó a los suyos, haría lo mismo con quien lo había ayudado cuando no era nadie. También traicionaría al mismísimo «Chapo». Dicho y hecho.

La tercera recaptura de Guzmán, la del 8 de enero de 2016, terminó por convertir a «Mencho» y al CJNG en los más poderosos de México.

Tal vez solo Ismael «Mayo» Zambada García, el otro gran líder del Cártel de Sinaloa, pudiera hacerle sombra.

«Mencho», entonces, se dedicó a que no hubiera más torcidos: Gerardo Mendoza Chávez, alias «Cochi» o «Tecato», por el que había pedido su cabeza el 10 de mayo de 2010 como excusa para no romper el Cártel del Milenio, finalmente cayó el 10 de mayo, pero de 2018. No estuvo mucho tiempo en Puente Grande. En ese penal, como en todo Jalisco, nada sucedía sin la autorización del «Mencho». El 13, entonces, alguien lo mató de un golpe en la cabeza con un tronco de madera.

«Mencho» quería la cabeza de «Tecato» y tuvo lo que quería.

Tuvo eso y mucho más.

Pero así como él quería la cabeza de uno, otro quiere la suya: la Drug Enforcement Administration (DEA) de los Estados Unidos ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por información que ayude a atraparlo.

La DEA no es la única que va tras sus pasos: Erick Valencia Salazar, el «85», su antiguo socio en el CJNG, está seguro que Nemesio Oseguera Cervantes lo «entregó» en el 2012 a la Armada para que nadie pudiera hacerle sombra. Ahora, fuera de la cárcel, el «85» se hizo cargo del Cártel Nueva Plaza luego de que sicarios del CJNG ejecutaron a Carlos Enrique Sánchez Martínez, alias «Cholo», otro por el que el «Mencho» había pedido su cabeza. La venganza está a la vuelta de la esquina.

«Mencho» pasó el último fin de semana muy solo: con su esposa investigada por lavado de activos en México, con su hijo Rubén extraditado a los Estados Unidos y con su hija Jéssica recién condenada en aquel país por formar parte de su cártel, pero, eso sí, rodeado de sicarios leales para hacerles frente en cualquier momento a los agentes de la DEA o los hombres al mando del «85».

El sábado, a la espera de balazos más que abrazos, festejó sus 55 años.

Y, encima, el 30 de julio, los mexicanos celebrarán el día del amigo.

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