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El hilo invisible entre el crimen y el poder

El hotel y el restaurante del clan Sancho para lavar dinero en San Pedro Alcántara

El clan Sancho también lavaba plata en España

El clan Sancho también lavaba plata en España. Crédito: Facebook.

«Como buena argentina, recomendaría carnes asadas, de lo mejor. El trozo viene como loco», se reía Claudia Bibiana Espíndola ante las cámaras de «Estate al loro» para promocionar La Casuca ni bien lo inauguró en San Pedro Alcantara, en la Costa del Sol española. En los papeles, Claudia tenía una socia local: Nuria Santana Lucas. Pero Claudia era ni más ni menos que la pareja de Gustavo Darío Sancho. Y Gabriel González Cárdenas, pareja de Nuria, era muy amigo de Sancho. Mientras ella promocionaba su restaurante de comida segoviana combinada con parrilla argentina, él triangulaba kilos y kilos de cocaína entre Bolivia, Paraguay y Argentina.

Sancho y González no tenían actividad declarada ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de la Argentina ni ante la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) de España, pero viajaron con frecuencia entre ambos países, se movieron en autos de alta gama y abrieron empresas que fueron mencionadas al pasar durante la investigación sobre uno de los clanes con mayor poder en la zona oeste del conurbano bonaerense.

Sancho y González registraron Inversiones Gusart SL el 4 de marzo de 2013 ante el Registro Mercantil con un capital inicial de 3 mil euros para dedicarse al rubro de la hostelería justamente en San Pedro Alcántara, Marbella.

Según el informe de la Policía de España enviado a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado y al fiscal Fernando Domínguez, que ya investigaban a Sancho por narcotráfico en la Argentina, el rubro de la hostelería era un «vehículo propicio para el lavado de dinero».

En aquella época, luego de que Sancho y González sacaron a la luz su sociedad, sus mujeres abrieron las puertas de La Casuca. Los investigadores españoles les advirtieron a sus pares argentinos: «González Cárdenas es la persona de confianza de Sancho en Málaga». De hecho, cuando el primero visitaba Buenos Aires, se hospedaba en la casa de su «amigo Gustavo Sancho en San Martín», según declaró al hacer migraciones en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Por si quedaban dudas sobre sus planes, los policías europeos agregaron un dato más: aquellos hombres se reunieron con el traficante búlgaro Dimitar Lazarov Mitrin en la Costa del Sol.

Pero del hotel poco más supieron y del restaurante confirmaron que cerró al poco tiempo.

La jueza Arroyo Salgado ordenó en 2017 la detención de Sancho y Espíndola. También los hijos y otros miembros de la banda por hechos de narcotráfico y lavado de activos ocurridos en la Argentina, con juicio fijado para el 31 de marzo de 2021. Nada ordenó sobre los negocios en la Costa del Sol, por lo que Santana y González, sus amigos españoles, volvieron a su lugar de origen, las Islas Canarias, para empezar de nuevo.

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