Mataron de 27 puñaladas a «Ricky» Erva, el caporal de El Pajeal, un campo abierto a la cocaína de Bolivia
La Gendarmería halló a Ricardo Erva sin vida el 29 de septiembre a la vera de la ruta provincial 5 a la altura de San Ramón de la Nueva Orán. Tenía 45 años. Su cuerpo presentaba cortes en el cuello, 27 puñaladas y un estado avanzado de descomposición. La familia perdió contacto cuatro días antes cuando se dirigía a Pocitos, día en el que se habría producido el homicidio en esta parte de la frontera caliente del norte argentino, donde supo moverse como caporal de un jefe narco por varios años tanto en Salta como Bolivia.
Erva fue cuñado de Delfín Reynaldo Castedo, pero, por sobre todo, fue hombre de extrema confianza, como pudo reconstruir Encripdata: cuando estuvo prófugo y luego detenido, «Ricky» administró El Aybal y El Pajeal, dos campos que de su unión se borraba la frontera, por donde la organización narcocriminal abrió una ruta para el contrabando de toneladas de cocaína de alta pureza hacia el Gran Buenos Aires y los puertos de entrada a Europa.
Casualmente, a Erva lo mataron igual que a Liliana Ledesma el 21 de septiembre de 2006, de varias cuchilladas y un corte en la boca, a ella por haberse atrevido a denunciar, precisamente, lo que sucedía en las fincas de Delfín.
Tuvieron que pasar 17 años para que un tribunal, el 3 de noviembre de 2023, condenara a prisión perpetua a Delfín y a su hermano Raúl Castedo como instigadores del crimen de la productora rural que rompió el silencio.
Durante ese tiempo, Castedo creció tanto que los investigadores lo bautizaron como «Patrón del Norte». Para eso, se asoció con Carlos Salvatore, el mayor narcotraficante de la historia argentina. También con el por entonces juez federal Raúl Reynoso, quien le dio cobertura judicial a cambio de una parte de las ganancias. Es más: alguna vez llegó a indagar a un falso Delfín para dejar en libertad al verdadero.
Entre mayo de 2014 y el 22 de diciembre de 2016, Erva estuvo a cargo de la administración de los campos de Delfín. Aquel día, la Gendarmería incautó 180 kilos de cocaína ocultos en un Scania conducido por Bernardo Alejandro Flores, durante un operativo en el kilómetro 573 de la ruta nacional 16 a la altura de El Quebrachal. Los primeros datos llevaron al Escuadrón 61 Salvador Mazza a El Pajeal, pero «Ricky» ya no estaba.
Recién el 5 de mayo de 2020, la Policía Federal encontró a Erva en Salvador Mazza. Un año después, gracias a un juicio abreviado, un tribunal lo condenó a 6 años y 6 meses de prisión. También al boliviano Ricardo Martínez Cuellar, alias «Don Ricardo».
En una «escucha» telefónica, «Don Ricardo» exigió explicaciones de Castedo, pero solo recibió las disculpas de «Ricky»: «Me vas a disculpar, querido amigo, yo estoy acá con uno de ellos, por eso estoy hablando, estoy hablando así, y menos que me va a venir a decir que me tiene fotografía, que me tiene… si yo estoy perseguido por la Justicia, pero no por ratero ni por huevadas, amigo, porque yo sé traficar, es así, mi amigo, así que me vas a disculpar, papá, si en caso te volviera a llamar, dígale que me llame a mí, que sea más hombre a decirme a mí, no a decirle a usted».
Y si bien en las comunicaciones, como esa, los dos incluían a Delfín, los investigadores nunca pudieron obtener pruebas suficientes para enjuiciarlo por aquella operación.
Como sea, mientras los Castedo continúan en la cárcel, el Estado recuperó en diciembre de 2022 la finca El Aybal, con una superficie de 19.954 hectáreas, aunque quedó abierta la posibilidad de indemnizar a terceros. Y un año después, en noviembre de 2023, sumó el 95 por ciento de El Pajeal, con una superficie de 4737 hectáreas, lindante con la anterior, mientras que le restituyó el 5 por ciento restante a los herederos de Octaviano Barroso por haberlo comprado de buena fe.
«Ricky» Erva, tras cumplir la pena, dejó la cárcel hace pocos meses.
Regresó a Orán. Alguien hizo que no fuera por mucho tiempo.