«No robo más»
Del otro lado de la línea, una voz le cortó la calma: le reclamaba un faltante de 50 gramos. El joven respondió con firmeza: juró que no había sido él. Sin nada que temer, aceptó un encuentro para hablar en persona. El 12 de febrero cayó en la trampa. Desde el instante en el que cruzó la puerta, quedó a merced de la banda de «la Gringa». Pero 48 horas después empezó lo peor: le cortaron el dedo meñique de la mano derecha.
Después, lo dejaron tirado en la puerta de un hospital de San Miguel.
Los médicos constataron las heridas: antes de amputarle ese dedo habían intentado hacerle lo mismo en la mano izquierda, como publicó el periodista Gabriel Di Nicola en La Nación. Y eso no fue todo: le dejaron un mensaje en el cuerpo. En la cola le dibujaron un corazón, un pene y una frase: «No robo más».
No fue un «tatuaje», no fue con tinta, fue con fuego, según pudo saber Encripdata.
El joven torturado tuvo que contar su versión de la historia. Otra vez, explicó que él no se robó las bolsitas con cocaína fraccionada. Como sea, el fiscal Federico Soñora ordenó allanar la casa donde lo habían mantenido cautivo 72 horas y otros puntos más vinculados a la organización narcocriminal de alias «la Gringa».
Cuando la Policía Federal irrumpió en una de las construcciones, encontró un búnker en pleno funcionamiento. En consecuencia, arrestó a «Colo», «Enzo», «Pela» y «Gordo».
La dueña de la casa de José C. Paz donde torturaron a la víctima se escapó a tiempo.
«La Gringa» ahora tiene orden de captura nacional en su contra.