La hija mayor de los reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos, amenazada de muerte por la Mocro Maffia
Hija de los reyes de los Países Bajos, amenazada. Crédito: Koninklijk Huis.
En su primer día en la universidad de Ámsterdam, a principios de septiembre, Amalia, de 18 años, no parecía la misma de siempre. Estaba incómoda. Su rostro escondía algo. Y nadie sabía por qué, de la noche a la mañana, varios hombres de seguridad empezaron a acompañarla a todos lados. Ahora, sus padres, el rey Guillermo y la reina Máxima, confirmaron lo que era un secreto a voces en La Haya: la Mocro Maffia amenazó a la princesa de los Países Bajos.
«No puede salir. Es muy difícil para ella. No hay vida estudiantil para ella como la que tienen otros estudiantes», reconoció el Rey este jueves en una conferencia de prensa durante su visita a Suecia.
«Ella está en la casa, no puede salir, eso significa que ya no vive en Ámsterdam. Las consecuencias son muy difíciles para ella, no es una vida de estudiante como lo han hecho otros», lamentó la reina Máxima, de origen argentino.
Por la amenaza de la Mocro Maffia, la Princesa de Orange tuvo que regresar de inmediato a la residencia de la familia real neerlandesa, el Palacio Huis ten Bosch, en La Haya, junto con sus hermanas menores Alexia y Ariane, donde quedaron al cuidado del servicio secreto las 24 horas, los siete días de la semana.
La heredera al trono neerlandés no es la primera figura pública a la que amenaza la mocro: el primer ministro Mark Rutte, que solía ir a trabajar en bicicleta, hace rato ya tuvo que reforzar su seguridad por una amenaza de la Maffia.
La Mocro Maffia, como publicó Encripdata, es una organización narcocriminal de marroquíes de segunda o tercera generación con nacionalidad neerlandesa que controla los puertos de Ámsterdam, Países Bajos, y de Amberes, Bélgica. Y de un tiempo a esta parte, hablar de la Mocro Maffia es hablar de Ridouan Taghi y sus Ángeles de la Muerte. Aunque Taghi está preso, no tiene problemas para controlar esos puertos, esos HUB de la droga, y para ordenarles a sus ángeles las muertes de sus rivales. Toneladas de droga que mueve por Europa pasan primero por Paraguay y Argentina.
Los sicarios de Taghi se mueven por toda Europa, sea donde sea, desde la Costa del Sol española hasta la fría Malmö. Y sea quien sea: el periodista Peter de Vries, en contacto con un «arrepentido» de la mocro, advirtió que estaba en la «lista negra» del capo maffia. El 6 de julio de 2021 lo comprobó con su vida.
En junio de este año, la fiscalía solicitó condenar a Taghi a cadena perpetua por seis crímenes -entre estos el del periodista-, por tres intentos de homicidios y por actos preparativos para cuatro asesinatos más. Cuatro integrantes del clan podrían correr la misma suerte. Según la fiscalía, cada orden de Taghi a sus ángeles de la muerte fue por venganza: venganza por hablar con la policía o hacer negocios con clanes rivales. O, incluso, para que ni se pensaran hacer cualquiera de las dos.
A De Vries, Taghi habría ordenado matarlo por «meter sus nariz donde no debía». Por hablar con un «arrepentido». Simplemente: por investigar.
El tribunal todavía no anunció la sentencia.
(Con información de De Telegraaf)
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