Gatillo fácil en Tucumán: prisión perpetua para los dos policías que mataron a Facundo Ferreira
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Prisión perpetua para los policías que mataron a Facundo Ferreira. Crédito: CIJ.
El tribunal de la Sala I de la Cámara Conclusional sentenció este martes a prisión perpetua a los policías Mauro Gabriel Díaz Cáceres y Nicolás Javier Montes de Oca por matar el 8 de marzo de 2018 a Facundo Ferreira, de 12 años, en el centro de Tucumán. Eso mismo había pedido la fiscalía. Encripdata pudo saber que Carlos Garmendia, abogado de la familia de la víctima, solicitó que del juicio se extraingan testimonios para investigar a Diego Darío Lescano, por entonces jefe de la Motorizada, por encubrir a sus subordinados.
Los jueces Wendy Adela Kassar, María Fernanda Bahler y Emilio Páez de la Torre dieron por probado lo sostenido por la fiscalía y la querella en cuanto a que Díaz Cáceres y Montes de Oca fueron «coautores voluntarios penalmente responsables de los delitos de homicidio doblemente agravado por alevosía y por abuso de sus funciones o sus cargos de policías de la provincia de Tucumán y agravado por la utilización de un arma de fuego y autores voluntarios del incumplimiento de los deberes de funcionario público en concurso ideal».
Aquel jueves 8 de marzo de 2018, a la 1.24 de la madrugada, Facundo volvía de ver una carrera de motos en el parque 9 de Julio, Tucumán. Lo hacía arriba de una moto conducida por un amigo de 15 años. Iban en caravana con otros cuatro vehículos. Ellos dos pararon tres segundos en la estación de servicio de avenida Soldati y República de Francia, volvieron a esa avenida y doblaron hacia la derecha para tomar de contramano la avenida Benjamín Aráoz.
En ese momento, los policías quedaron a menos de diez metros de distancia.
El domo de la calle 24 de septiembre los filmó en el instante previo a todo.
El conductor de la moto en la que viajaba Facundo dobló de nuevo a la derecha para seguir por la avenida Avellaneda. Entonces, según pudo reconstruir la fiscal Adriana Giannoni, Díaz Cáceres abrió fuego con la escopeta Sarsilmaz calibre 12 mm: las postas de goma dieron en el tórax posterior, brazo y codo derecho y rodilla derecha de Facundo. Todos por la espalda. Pero, no satisfecho con eso, le disparó cinco tiros con su pistola reglamentaria Bersa 9 mm. Por su parte, Montes de Oca, que manejaba la moto oficial, efectuó tres tiros con su FM Hi Power 9 mm.
Como iba atrás, Facundo hizo de «escudo humano» involuntario de su amigo, que llegó con la moto hasta un tacho de basura a la derecha de la avenida Avellaneda y el pasaje Río de Janeiro, donde pensó que estarían a salvo, pero los uniformados decidieron terminar lo que, sin explicación alguna, habían empezado: Díaz Cáceres los vio, volvió a apuntarles y le acertó a Facundo.
El tiro mortal fue en la nuca.
Otra vez, por la espalda.
Mientras el chico de 12 años se desangraba en el asfalto, su amigo, de 15 años, le imploró a los uniformados, de 27 y 23 años, que llamaran a una ambulancia. En vez de eso, uno de los dos agentes lo intimidó: «Sos bien picarito, vos, silencio, sos bien picarito».
Un testigo grabó esa escena.
Otro acotó: «Tiene la frente abierta».
Pero la noche no había terminado: en vez de llevar a Facundo al hospital más cercano, hicieron trasladarlo a uno más lejano para que lo atendieran como si hubiera sufrido un choque. En la guardia, a los familiares le dijeron exactamente eso: que el chico había tenido un accidente. Montes de Oca, diría el test, manejaba la moto policial bajo los efectos de estupefacientes. Estaba drogado.
Mientras tanto, Díaz Cáceres, el autor de la mayoría de los disparos, incluyendo el que le entró por la nuca a Facundo, no solo se quedó en la escena del crimen sino que, fuera de todo protocolo, marcó la ubicación de las vainas servidas. Pero no pudo borrar lo que hicieron.
Hoy los dos fueron condenados por gatillo fácil.
Hoy los dos comenzarán a cumplir la pena.