Tercer juicio al narco que vendía droga con el espía asesinado «Lauchón» Viale
A los tiros, aquella madrugada del 9 de julio de 2013, los oficiales del Grupo Halcón le pusieron punto final al juego a dos puntas de Pedro Tomás Viale, alias "Lauchón", desde la Secretaría de Inteligencia (SIDE) para un narco de la zona oeste del conurbano bonaerense. Pero, según pudo reconstruir Encripdata con base en diez causas judiciales, su cómplice, alias "Cocinero" o "Carri", no solo logró zafar de la exposición mediática que supuso la muerte de uno de los espías más importantes del país sino que, poco a poco, también consiguió volver a lo suyo.
La historia comenzó el 5 de septiembre de 2011 cuando alguien traicionó a Rodolfo Ángel Carricaburo, de él se trata, al denunciar ante la Policía de San Miguel que cocinaba cocaína en Paso del Rey. Para que no se les escapara, aportó el apodo, el domicilio, la patente de la camioneta y hasta el teléfono.
A poco de empezar la investigación, el juez federal Juan Manuel Culotta descubrió que "Carri" hablaba con "Lauchón", que no era otro que Viale, mano derecha de Horacio Antonio Stiuso, alias "Jaime", en la SIDE. Al principio, pensó que buscaba infiltrarse en la banda, pero cuando comprobó que realizaba otros delitos que nada tenían que ver con el narcotráfico, como la falsificación de documentos públicos y la usurpación de terrenos, ordenó la captura de quien, entonces, llevaba adelante ese juego a dos puntas por demás caliente incluso para él.
Los operativos del 9 de julio de 2013 terminaron con Carricaburo condenado a 5 años de prisión por tener 2,6 kilos de marihuana en la casa de la mamá y ella y su nieto, a 3 años en suspenso. A Viale no lo juzgaron porque con la muerte se extinguió la acción penal.
"Lauchón" no solo operaba con "Carri" sino también con "Manganga". Tal fue la amistad con Diego Xavier Guastini, dueño de la "cueva" de la calle Florida 520, donde traficantes, lavadores y policías se asociaban y se traicionaban, que a la muerte de Viale, Guastini contrató por lástima a sus hijos: Luciano Viale, que fue arrestado varias veces por robos, y Alan Viale, al que un jurado popular sentenció en 2019 a prisión perpetua por el femicidio de Daniela Rutherford.
Encripdata pudo saber que la famosa foto de Alan posando con un fusil de asalto fue tomada justamente en una de las oficinas de Guastini.
Carricaburo estuvo algún tiempo en prisión. Los jueces le concedieron la libertad asistida desde el 21 de diciembre de 2017 porque, para ellos, la "conducta ejemplar (10) y concepto bueno (5)" valían más que la reincidencia tras una condena de 2007 a 4 años de cárcel.
A principios de 2018, entonces, Carricaburo se convirtió en un fantasma.
Mientras tanto, un tribunal sentenció a Yésica Pamela Da Silva y Rosana Ester Soontag a 6 años de prisión por intentar trasladar en un micro 29 kilos de marihuana desde Misiones hasta la provincia de Buenos Aires.
De ese expediente, el tribunal ordenó extraer testimonios: léase investigar cabos sueltos.
A partir de esa extracción, dieron con el proveedor de aquellas, Facundo Sebastián De Mora, con antecedentes por lo mismo, un tal Brian Oscar Arnulfo Gansel, condenado por intentar matar a una persona en Misiones, José Carlos Méndez y Mariela Raquel Aceval.
Tras otra extracción, un juez descubrió que Juan Emilio De Mora, padre de Facundo, organizó desde la cárcel una operación de 4 kilos de cocaína desde la frontera de Salta con Bolivia y General Pico, La Pampa, a través de Luis Javier Ortega, Omar Gerardo Formigo y Silvio Raúl Guerrero.
A partir de otra extracción, un magistrado determinó gracias a las intervenciones telefónicas que los De Mora tenían vínculos con Cleto e Iván, los Benítez Leiva, padre e hijo, con antecedentes por lo mismo, en la zona de Virrey del Pino, La Matanza.
Y, tras ese mundo de relaciones, que a los investigadores los llevaron por Salta, Misiones, La Pampa y Buenos Aires, la jueza federal Martina Isabel Forns se topó con la sombra de "Carri". Este expediente comenzó cuando los detectives oyeron a Cleto hablar con un tal "Juan" o "Juancito". Y, tras "picharle" el teléfono, confirmaron que Carricaburo había vuelto al ruedo si es que alguna vez se había retirado, porque para agosto de 2018 ya oficiaba de intermediario entre Juan Bautista Martínez y Silvio Zacarías Rolón Medina.
El 2 de marzo de 2019 fueron por más: le ordenaron al chofer de un camión Mercedes Benz que "enfriara" la carga en el barrio Esperanza, Posadas, mientras ellos organizaban cómo "bajarlo" a un punto del conurbano bonaerense.
Martínez —Ya estamos acá nosotros.
Carricaburo —Yo lo llamé temprano, viste, digo, por ahí se arrepintieron y se quedaron a descansar un día más.
—¿El chapista terminó el trabajo?
—Le están, le llegaban, quería hablar con vos porque le llegaban, viste, de allá del monte ahí que se está todo inundado, le llegaban 400 chanchos.
—Sí.
—Y quería pelear el precio, viste, y le digo: 'Bueno, pará, yo voy a tratar de comunicarme con Juan', y bueno, vos viste, te llamé. Le dije que me lo deje para el viernes. Yo mandé a otra gente, otro tipo a buscar un lugar viste ahí en Giles, que se hace la fiesta del chancho, para bajar todo ahí.
—¿Y tiene un lugar para trabajar, para hacer chapa y pintura?
—Por eso quería hablar con vos. Él no tiene.
—Yo tengo ahí un galpón, viste, que está bien, no hay humedad, no hay nada ahí, puede trabajar tranquilo.
—Peleamos el precio, nos ponemos de acuerdo con el precio y ellos van con los camiones a buscarlo el viernes y lunes están acá, viste, pero yo quiero estar con vos para pelear el precio.
—Sí, ellos tiene que decir cuánto cobran el trabajo y listo.
—No, no, por eso, hoy yo mandé a los chicos, a estos muchachos, para ver cuánto vale, viste, la bajada. Yo calculo que se lo podemos sacar por 600.
—Tipos de confianza, llevo gente de confianza que se quede ahí, que no nos roben las herramientas, que los clientes vengan, traigan sus vehículos y se vayan conformes y ya está.
Tras una hora estacionado, el camionero volvió a ponerse en marcha, pero, a poco de andar, los policías federales que ya lo seguían lo interceptaron en una estación de servicios ubicada en el kilómetro 9 de la ruta nacional 12 a la altura de Posadas. Ya sabían lo que había adentro: 427 "ladrillos" que pesaron en total 340 kilos de marihuana, escondidos entre muebles y electrodomésticos como si se tratara de una mudanza.
De inmediato, la jueza Forns ordenó detener a todos: a Carricaburo lo fueron a buscar a la casa que la persona que lo traicionó en 2011 había indicado como búnker. Ahí mismo lo encontraron. No secuestraron droga, pero sí el teléfono con el que daba las órdenes.
Pero eso fue en marzo de 2019. Ahora, dos años después, el Tribunal Oral Federal 3 San Martín ordenó que el juicio recién se haga el 5, 6, 12, 13, 19 y 20 de agosto de 2021.
Eso no es todo: para el juicio por la muerte de Viale todavía no hay fecha. Recién en febrero de este año, a 8 años del hecho, el juez y el fiscal de instrucción analizaron elevar el expediente para que un tribunal decida si, como planteó la familia, la Bonaerense fue a matar al "Lauchón" por una interna con el sector de Stiuso de la SIDE o si, como sostuvo la otra parte, el espía prefirió terminar su vida a los tiros enfrentándose con quienes habían descubierto su juego a dos puntas al filo del peligro.