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El hilo invisible entre el crimen y el poder

El hijo del espía «Lauchón» Viale quiere hablar

Pedro "Lauchón" Viale y todo lo que vino después

Pedro "Lauchón" Viale, con su hijo Luciano. Crédito: Encripdata.

Los oficiales que lo detuvieron en Paso del Rey ya sabían todo de él. Sabían que era el hijo del espía Pedro Tomás Viale, alias «Lauchón», asesinado en 2013 por el Grupo Halcón de la Policía Bonaerense; que manejaba una cueva financiera vinculada a narcos y barras; y que ahora hacía entraderas en la zona oeste. Por eso iban detrás.

Sabían todo de Luciano Javier Viale. Lo que no imaginaron fue lo que, como defensa, soltó: «Puedo hablar de lo que le pasó a Guastini».

El detenido descontaba que, con mencionar ese apellido, el mensaje llegaría a oídos de los investigadores del crimen del financista.

Encripdata pudo confirmar de fuentes oficiales que Viale buscaba aportar información como imputado colaborador, como «arrepentido», a cambio de una morigeración de las futuras penas por todos los delitos cometidos, principalmente robos, en los últimos años en varias provincias del país.

Ahora cayó a bordo de un Renault Duster usado en una entradera. Llevaba plata, un inhibidor de alarmas y un lápiz para cortar vidrio.

Pero Viale guardaba secretos de una trama en la que cada vez quedan menos personas para contarla. Y de eso se quería aprovechar.

El hijo del «Lauchón» Viale compartía con Diego Xavier Guastini una «cueva» en Florida 520.

Guastini organizó durante años el tráfico de «mulas» que llevaban dólares y euros a Europa a pedido de narcotraficantes. Pero a la vez era «buchón» de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la Policía Bonaerense. También había declarado como «arrepentido» para acceder a una prisión de 3 años en suspenso justamente por los viajes de las «mulas».

El negocio para él se terminó el 28 de octubre de 2019. Aquella mañana lo emboscaron a la vuelta de la Municipalidad de Quilmes. El primero en llegar a la escena fue el policía Adrián Gonzalo Baeta, que se presentó ante el fiscal Martín Conde como amigo de Guastini.

Pero era más que eso: fue el que hizo en 2013 «Leones Blancos», el secuestro de 600 kilos de cocaína anunciados por el exgobernador Daniel Scioli. Todo quedó en la nada. Por falsificar pruebas, los narcos fueron absueltos y el fiscal Claudio Scapolan y el policía, investigados. Encripdata pudo saber de fuentes oficiales que Guastini reconoció haber sido el que le había pasado el dato a Baeta.

En la «cueva» de Viale y Guastini, el financista Hugo Díaz fue visto con vida por última vez la mañana del 9 de marzo de 2015.

Aunque el juez Jorge López y la fiscal Estela Andrades querían seguir investigando la desaparición del financista, tras cuatro años, la familia les solicitó dictar la presunción de muerte para hacer la sucesión patrimonial.

El juez y la fiscal no son los únicos que dudan. Un investigador le sugirió a Encripdata que sucedió algo entre Díaz y Guastini. Algo que tal vez sepa Viale, pero que calla hace cinco años.

En aquel momento, tanto Viale como Guastini, como testigos, declararon que Díaz tenía problemas con Pablo «Bebote» Álvarez y Diego «Fanfi» Goncebate, capos barras de Independiente y Lanús. No dijeron mucho más.

«Bebote» y «Fanfi» supieron ser pesos pesados. El primero cayó por asociación ilícita y el segundo por un crimen. Ahí entró a jugar Facundo Melo. El abogado defendió a Damián Lagaronne, mano derecha de Álvarez, por el caso Independiente, y a Goncebate, por la muerte de un joven en Luján.

Sergio Rodríguez también quería jugar. «Verdura» dominaba Claypole, Don Orione y Burzaco y se quería asentar en Villa Sapito, tierra de «Fanfi».

Cuando cayó en desgracia, «Verdura» declaró ante el juez federal Federico Villena que Melo, el abogado de Goncebate, le había ofrecido «hacer negocios» en 2017. Por esos dichos, llenos de contradicciones como reveló Encripdata, fue que el magistrado descubrió que Melo no solo trabajaba como abogado sino también como agente de la AFI.

«Fanfi» no solo conocía a Díaz, el financista desaparecido. También frecuentaba a Guastini, el financista asesinado. Viale lo sabe.

Pero Viale tiene un problema para hablar: a él lo investigan en el fuero provincial, donde no existe la Ley del Arrepentido, aunque algunos dicen que podría aplicarse igual, y no está en sus planes confesar, si es que los cometió, delitos en el fuero federal.

El hijo del «Lauchón» Viale debe apurarse si quiere conseguir beneficios: aunque el fiscal Conde tarda en tomar medidas procesales, un investigador le confió a Encripdata que ya tiene en la mira a la banda que mató a Guastini.

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