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Un paso adelante

Quién es el financista que hizo la misteriosa transferencia de Stefanini a Nisman

A siete años de la desaparición de Damián Stefanini. Crédito: Encripdata.

A siete años de la desaparición de Damián Stefanini. Crédito: Encripdata.

El financista Damián Stefanini le envió el 23 de octubre de 2012 unos 150 mil dólares al fiscal Alberto Nisman a la cuenta del Merrill Lynch, luego Bank of America, en los Estados Unidos, que manejaba a través de la mamá Sara Garfunkel, la hermana Sandra Nisman y el asesor informático Diego Lagomarsino. Stefanini desapareció el 17 de octubre de 2014 y Nisman murió el 18 de enero de 2015. Solo un hombre puede explicar el motivo de esa transferencia entre dos personas que, aparentemente, no se conocían.

Encripdata pudo saber de fuentes judiciales que se trata de un agente de bancos. Su nombre fue un misterio por seis años. Hasta ahora. El hombre en cuestión se llama Rubén Espósito. Este financista declaró como testigo ante la jueza federal Sandra Arroyo Salgado y el fiscal Fernando Domínguez, confirmó haber hecho la transferencia desde la cuenta de Stefanini por pedido de éste a la de Nisman, dijo conocer al financista pero no al fiscal.

Espósito no es uno más entre los agentes de bancos del microcentro porteño. Encripdata pudo reconstruir, con base en tres registros financieros, que fue una de las personas que más dólares compraron en 2008, 2009 y 2011. En su caso: 23,7 millones de dólares. Se trata de la «lista Redrado», que el economista amenazó con revelar para intentar evitar que la por entonces presidenta Cristina Kirchner lo removiera del Banco Central (BCRA), que finalmente publicó el investigador Leandro Bona en su trabajo «La fuga de capitales en la Argentina» para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y la lista que sumó el periodista económico Alfredo Zaiat.

Según esos registros, Espósito adquirió el equivalente a 14,3 millones de dólares en 2008, 5,2 millones en 2009 y 4,2 millones en 2011. En esos primeros dos años fue el decimoquinto argentino que más divisas consiguió en el mercado único y libre de cambios (MULC) para luego enviarlas al exterior.

Pero Arroyo Salgado y Domínguez no son los únicos que investigan la transferencia de Stefanini a Nisman hecha por Espósito. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi reactivó en el 2020 la causa por lavado de activos del fiscal, su mamá, su hermana, Lagomarsino y el empresario Claudio Picón. En su informe, la FinCen, unidad antilavado de los Estados Unidos, no aclaró desde dónde le envió el financista los dólares al fiscal.

Una posibilidad es que haya sido desde los Estados Unidos. Encripdata pudo saber de fuentes judiciales que Stefanini tenía una cuenta en ese país. No solo eso: también abrió el 20 de septiembre de 2012 Hamlin Suites Condominium Association Inc junto a un tal Mickey Hague en el estado de Florida. Ese año le fue muy bien: al mes siguiente le hizo la transferencia a Nisman casi al mismo tiempo de su viaje con Claudio Picón, amigo del fiscal, y Hugo Schwartz a China para participar de una exhibición de embarcaciones. También hizo viajes con Eugenio «Pipo» Ecke, socio de Picón, vinculado a los servicios de inteligencia.

Al momento de la desaparición, Stefanini y Schwartz tenían invertido 2 millones de dólares en la construcción de dos barcos en Tigre. Arroyo Salgado, madre de las hijas de Nisman, conocía a Stefanini y Schwartz: al primero lo sobreseyó por evasión tributaria y al segundo lo procesó por daño ambiental en el proyecto Colony Park. Schwartz se quedó con las naves.

La periodista Emilia Delfino reveló en 2015 en el Diario Perfil la lista de los que le enviaron dólares a Nisman: además de Stefanini y Picón, se encontraban Joseph Gestetner, por 10.800 dólares; Daniel Benayon, por 15.000; Jorge Eduardo Iungelson, por 10.000; Rodfa Limited, por 134.975; Guillermo Nicolás Salimei, por 50.000; Las Tierras USA, por 50.000; y Vivaterra SA, por 50.000.

La familia de Stefanini también tenía intereses en los Estados Unidos: su hermana Karen creó el 10 de septiembre de 2015, once meses después de la desaparición, la empresa Cala Fighera LLC junto con su mamá Susana Elva Kothe y el tal Hague.

Stefanini también tuvo relación con otro financista: José Fernando Caparrós Gómez. Para evitar que lo vincularan con este caso, presentó un amparo para que C5N debiera darle «la posibilidad de ejercer el derecho a respuesta» cada vez que lo mencionara en las investigaciones sobre el triple crimen de General Rodríguez, «Sueños Compartidos» y, justamente, la desaparición de Stefanini.

Casualmente, Arroyo Salgado y Domínguez también llevan adelante el megacaso sobre el fiscal suspendido Claudio Scapolan. En ese expediente, un policía federal retirado devenido en narcotraficante, sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida por una larga enfermedad, aseguró como «imputado colaborador» que otro financista, Diego Xavier Guastini, estuvo relacionado con la desaparición de Stefanini y la de un tercer financista, Hugo Díaz, sucedida el 9 de marzo de 2015. A Guastini lo asesinaron el 28 de octubre de 2019.

A Stefanini lo buscaron en todos lados: en las morgues de la Argentina, en ciudades de Paraguay y en playas de Brasil. Varias personas le debían en total 4 millones de pesos. Ninguna se acercó a la familia a pagarle. Esos son los datos que pudieron reconstruir la jueza y el fiscal en los últimos seis años. Algo está claro a esta altura: Stefanini no era, como lo presentaban sus íntimos, un simple empresario que vivía del ploteo de sillas y sombrillas.

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