Delfín Castedo condenado: decomisaron un campo en la frontera con Bolivia desde el que exportaba cocaína a España
A Liliana Ledesma la mataron porque había hablado. Fue a cuchilladas. De varias. Un corte fue en la boca para que el resto no siguiera su ejemplo. Para que el resto no se animara a hablar sobre lo que pasaba en la finca El Aybal. Eso sucedió el 21 de septiembre de 2006 en el departamento de San Martín. Aunque ese crimen todavía no está resuelto, dejó en evidencia lo que era un secreto a voces en Salta y del otro lado de la frontera: que unos hermanos contrabandeaban cocaína desde Bolivia a través de esa finca. Hoy, tantos años después, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de Salta condenó a Delfín Reynaldo Castedo (55) y Raúl Amadeo Castedo (41) a 16 años y 9 años de prisión por la asociación ilícita, es decir, por la empresal criminal que fundaron en la frontera para traficar toneladas y toneladas de cocaína de exportación hacia Europa.
Los jueces del tribunal encontraron al mayor de los Castedo como autor penalmente responsable del delito de asociación ilícita en calidad de jefe y organizador en concurso real con la falsificación material de un documento de identidad, una licencia de conducir y una cédula automotor en carácter de partícipe necesario y lo absolvieron por la falsificación material de un pasaporte por el beneficio de la duda.
En consecuencia, ordenaron decomisar a favor del Estado nacional la finca El Aybal, con una superficie de 19.954 hectáreas, aunque dejaron abierta la posibilidad de indemnizar a terceros, según el fallo al que accedió Encripdata. Hasta ahora, el campo estaba administrado por la Universidad de Buenos Aires (UBA), por orden del juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena, uno de los que investigó lo que hacía el clan a uno y otro lado de la frontera con Bolivia.
En cambio, decidieron diferir el tratamiento del decomiso de la finca El Pajeal, con una superficie de 4737 hectáreas, lindante con la anterior, porque los herederos de Octaviano Barroso se presentaron como dueños de buena fe.
Tiempo atrás y allá a lo lejos, a Delfín le incautaron 26 mil dólares y 3.500 euros al entrar al país sin declararlos, pero su abogado consiguió que al final se los devolvieran. Ese letrado era ni más ni menos que Carlos Salvatore, que entre 2005 y 2012 perdió 4806 kilos de cocaína en Europa -operaciones Carbón Blanco, Pera Blanca y Operativo Trabajo-.
De allí que los investigadores siempre sospecharon que Castedo en realidad era uno de los grandes proveedores de Salvatore y que esas divisas eran ganancias del negocio, pero, por el simple paso del tiempo, otro tribunal debió absolver a Castedo.
A Salvatore, en cambio, un tercer tribunal lo condenó a 21 años de prisión, donde falleció en 2018. Tanta toneladas «coronó», tanta plata hizo con la droga, que a la muerte de Salvatore, de la que ya pasaron cuatro años, las autoridades siguen encontrando bienes y los siguen decomisando.
Ahora, a Alberto Yudi lo sentenciaron a 7 años de prisión y a pagar una multa de 1,2 millones de pesos como miembro de la asociación ilícita y como instigador del encubrimiento del lavado de activos de origen delictivo. Mario Alberto Yudi recibió una pena de 3 años de prisión de ejecución condicional, pero tendrá que abonar la misma multa. Y Luis Yudi deberá pasar 7 años en prisión, pero solo tendrá una multa mínima de 90 mil pesos.
Los magistrados también condenaron a Eduardo Torino, miembro de una familia de la elite salteña, 9 años de prisión como miembro de la asociación ilícita y a Melba del Carmen Araujo, a 5 años de prisión tanto por su rol en la asociación ilícita como en el lavado de activos.
Delfín enfrenta ahora mismo un segundo juicio, acusado justamente de mandar a matar a la mujer que se atrevió a hablar de los negocios turbios en El Aybal y El Pajeal.