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Un paso adelante

La Justicia demoró seis años en decomisar las balas con las que un narco mexicano casi mata a un gendarme en Belgrano

La Justicia demoró seis años en decomisar las balas con las que un narco mexicano casi mata a un gendarme en Belgrano

Decomisaron las balas con las que mexicano casi mata a gendarme. Gentileza: La Nación.

Cuando lo fueron a arrestar, César Cornejo Miranda se resistió a los tiros. Mientras los gendarmes intentaban tirar la puerta abajo con un ariete, el narco mexicano abrió fuego con su Bersa Thunder 9 PRO. Con dos balas calibre 9×19 mm hirió a Pedro Emmanuel Pagés en el antebrazo. Al final, aquel 22 de abril de 2014, los compañeros del cabo primero pudieron entrar en el departamento D de la planta baja de la calle Amenabar al 1976, en Belgrano, y se llevaron esposado a alias «Chacito».

Especialista en diluir cocaína, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado y el fiscal Fernando Domínguez lo buscaban por estar detrás de los 315 kilos de la droga disuelta en 2360 litros de ácido sulfúrico que no llegaron a secuestrar en el puerto de Buenos Aires, pero que las autoridades mexicanas descubrieron en el puerto de Progreso, península de Yucatán, escondidos en dos transformadores eléctricos.

En el procesamiento, la magistrada aseguró sin vueltas que la operación había sido organizada por «mexicanos vinculados al Cártel del ‘Chapo’ Guzmán». Cornejo Miranda y sus contactos argentinos, entonces, respondían al mismísimo «Chapo» y también al «Mayo» Zambada, líderes del Cártel de Sinaloa, el más poderoso del mundo hasta el surgimiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) del «Mencho» Oseguera Cervantes.

A Cornejo Miranda y sus contactos argentinos los condenaron rápidamente: Susana Pellet Lastra, Jorge Pisarenco y Luis Gustavo Losada, jueces del Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) 1 porteño, los sentenciaron el 11 de noviembre de 2016 a varios años de prisión por el contrabando de estupefacientes. Al «químico» mexicano le dieron la mayor pena: 12 años, no solo por esa operación sino también por el homicidio en grado de tentativa del gendarme que lo fue a detener.

Pero la celeridad con la que se lo sentenció no se mantuvo a la hora de decomisar los bienes utilizados para la maniobra. De hecho, como pudo reconstruir Encripdata, recién el 22 de junio de este año, los camaristas Diego García Berro e Ignacio Carlos Fornari dispusieron el decomiso de los cartuchos de bala 9×19 mm y las vainas servidas de la pistola del narco mexicano.

Y recién cuando esta sentencia esté firme, esos objetos quedarán a disposición de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac).

Contrario al concepto de la «economía procesal» que muchas veces los magistrados sostienen para actuar en uno u otro sentido, la Justicia demoró seis años en decidir qué hacer con las balas que casi matan al gendarme. Expedientes dando vueltas, recursos malgastados y resoluciones tardías para algo por demás elemental. Antes, además, le preguntaron a la defensa del narco mexicano si tenía algo para decir. A Cornejo Miranda poco le importaba lo que hicieran con esas cosas: hacía rato que estaba de vuelta en México.

Resulta que en abril de 2020, al cumplir la mitad de la pena, consiguió que aprobaran su extrañamiento para que lo expulsaran de la Argentina ni bien el Gobierno reabriera las fronteras cuando quedara atrás lo peor de la pandemia del coronavirus. Así, poco después, lo regresaron a su país de origen.

Sin las balas, pero libre.

Para volver a empezar.

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