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Un paso adelante

Murió Carricaburo, el narco multicondenado que selló la suerte del «Lauchón» Viale a manos del Grupo Halcón

Murió el narco que selló la suerte del "Lauchón"

Murió el narco que selló la suerte del espía. Crédito: Ministerio de Seguridad.

Mientras cargaba sobre sus espaldas la tercera condena por narcotráfico, Rodolfo Ángel Carricaburo falleció a los 61 años en su casa de Paso del Rey, Moreno, por lo que el Tribunal Oral Federal (TOF) 3 de San Martín, aunque con demora, en mayo declaró extinguida la pena, según pudo confirmar Encripdata. Alias «Carri» o «Cocinero» podría haber sido un traficante más de la zona oeste del conurbano bonaerense, pero su nombre quedó atado para siempre al de Pedro Tomás Viale, alias «Lauchón», agente de la Dirección de Contrainteligencia de la Secretaría de Inteligencia (SIDE).

La historia entre «Carri» y «Lauchón» comenzó el 5 de septiembre de 2011 cuando alguien denunció ante la Policía de San Miguel que Carricaburo tenía una «cocina» de cocaína en Paso del Rey. Lo más probable era que se tratara de una traición porque el que lo «vendió», para que no se les escapara a los uniformados, aportó el apodo, el domicilio, la patente de la camioneta y hasta el teléfono del traficante.

Como sea, a poco de empezar la investigación, el juez federal Juan Manuel Culotta descubrió que «Carri» hablaba con «Lauchón», que no era otro que Viale, mano derecha de Horacio Antonio Stiuso, el todopoderoso «Jaime» de la SIDE. Para el magistrado, el espía hacia algo más que conversar con el narco. Por eso, ordenó múltiples allanamientos en la madrugada del 9 de julio de 2013: en el único operativo que actuó el Grupo Halcón de la Policía Bonaerense fue en el de la calle Pedro Blaquier 1502, La Reja. Era la quinta de Viale.

Según denunciaron los familiares, el grupo de elite entró disparando a la propiedad y aunque del otro lado «el Lauchón» les gritaba «chapa, chapa, mostrá la chapa» para que se identificaran, los uniformados nunca lo hicieron ni dieron la voz de «alto, policía» sino que siguieron intercambiando municiones hasta acorralar al dueño de casa. En el baño, de donde no podía escapar, Pedro Nelson Alegre y Gustavo Ernesto Martínez terminaron de neutralizar a Viale. El tiro mortal se lo dio Martínez.

El cuerpo del espía tenía once orificios: en la cara, seis en el tórax, tres en el brazo izquierdo y uno en la cadera derecha.

Del otro lado, de los siete policías, solo Ricardo Nuñez resultó herido: recibió un tiro en el pie.

El juez Martín Ramos envió recién en febrero de 2021 a Alegre y Martínez a juicio por considerarlos penalmente responsables del «homicidio agravado por haber sido cometido por miembros integrantes de la fuerza de seguridad abusando de su función o cargo», en línea con el planteo del abogado de la familia. El fiscal Santiago Marquevich pidió extraer testimonios para poder seguir investigando el rol no solo de los demás halcones intervinientes sino también de cuatro jefes policiales: Hugo Orlando Fasone, subcomisario a cargo del operativo en la casa de Viale, Enrique Roberto Maldonado y Adrián Horacio Carrescia, jefe y subjefe de la DDI antinarco de San Miguel, y José Armando Tsuruoka, director de operaciones de la superintendencia antinarco de la Bonaerense.

Para el fiscal no está claro si hubo un trasfondo político en el crimen de Viale aunque pidió investigarlo. Para la querella no hay dudas: «Tenían que mandar un mensaje. Ese mensaje llegó a destino».

Por la causa narco, a Carricaburo lo sentenciaron a 5 años de prisión por tener 2,6 kilos de marihuana en la casa de la mamá y a ella y a su nieto, a 3 años en suspenso. Era la segunda condena para «Carri»: en el 2007 le habían dado 4 años por actividades compatibles con el narcomenudeo. A decir de las fechas de su liberación y de la denuncia de quien lo traicionó, Carricaburo, ya en libertad, no tardó mucho en volver al ruedo. Años después, cuando alcanzó los dos tercios de la segunda pena, los jueces le concedieron la libertad asistida. Consideraron que «la conducta ejemplar (10) y el concepto bueno (5) valían más que la reincidencia y su tendencia al delito. Eso fue el 21 de diciembre de 2017. Y en marzo de 2019 volvió a caer, esta vez por una mudanza de muebles que incluyó 427 «ladrillos» de 340 kilos de marihuana. Por esa operación, el TOF 3 de San Martín lo sentenció el 2 de septiembre de 2021 en un juicio abreviado a otros 6 años de prisión.

Entre la segunda caída de Carricaburo y su tercera condena pasaron diez años. Ese fue el tiempo que se tomaron los investigadores para llevar a juicio a los dos policías que se tirotearon con Viale. Aunque el año pasado el tribunal realizó la audiencia para presentar las pruebas, el debate todavía no arrancó. El misterio de por qué el Grupo Halcón actuó con tanta violencia contra un espía acorralado en su casa continúa. La demora alimenta la teoría de la querella: que al «Lauchón» lo mataron para «mandar un mensaje» que «llegó a destino». En otras palabras: que todo se trataba de una «guerra de espías» al interior del gobierno de Cristina Kirchner porque el canciller Héctor Timerman firmó en enero de 2013 con su par iraní Ali Akbar Salehi el Memorándum de Entendimiento para avanzar de manera alternativa en la investigación judicial por el atentado del 18 de julio de 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), donde murieron 85 personas. Para el sector de Stiuso, el pacto fue un duro golpe. Para el fiscal de la UFI-AMIA, Alberto Nisman, también porque, con el apoyo de «Jaime», acusaba al régimen chiíta de haber ordenado el atentado. Siempre según esa teoría, la «guerra de espías» llegó a su punto máximo con el suicidio inducido o asesinato de Nisman el 18 de enero de 2015 en su departamento de Puerto Madero.

Pocos saben que unos días antes del crimen de Pedro Tomás Viale, dos motochorros atacaron a su hijo Luciano Viale, por ese entonces también agente de la SIDE: se le pusieron a la par ni bien bajó de la Autopista 25 de Mayo, a la altura de Flores, y le acertaron un tiro de calibre .38 en el pecho, milímetros debajo de la clavícula derecha, pero en vez de robarle el auto, escaparon a toda velocidad. Por el ataque a su hijo, al «Lauchón» le dio un infarto, le colocaron dos stents y le recomendaron reposo. En eso estaba cuando el Grupo Halcón irrumpió en su casa.

Pocos saben, también, que «Lauchón» Viale y Nisman se conocían.

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