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Un paso adelante

Clan Loza: los millones son de nosotros, las «mulas» son ajenas

Clan Loza: una muestra de cómo opera el narcotráfico

Clan Loza: una muestra de cómo opera el narcotráfico. Crédito: Encripdata.

Los abogados, con tal de defender a sus clientes, pueden pedir cualquier cosa. Pero algunos no tienen límites. Los letrados del clan Loza solicitaron que el juicio no se hiciera por Zoom, que no intervinieran dos fiscales, que no sirviera como prueba la declaración de un «arrepentido» clave y que no le decomisaran todos los bienes embargados producto del lavado de activos provenientes del narcotráfico. En otras palabras: que a los acusados se los acusara de casi nada.

Todo eso plantearon los abogados del clan Loza. Encripdata pudo saber que los jueces Karina Rosario Perilli, Luis Alberto Imas y Jorge Alejandro Zabala, del Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) 3, rechazaron todos y cada uno de los planteos.

En consecuencia, el debate se hará vía remota por el impacto de la segunda ola de coronavirus en la Argentina, podrán intervenir los fiscales Mario Villar y María Laura Roteta, de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), y Diego Iglesias, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), los acusadores podrán usar como prueba la declaración en texto y en video del «imputado colaborador» Diego Xavier Guastini y los bienes embargados en la etapa de instrucción serán decomisados si los acusados finalmente son encontrados culpables.

Los miembros del clan Loza intentaron pactar con el fiscal de juicio Gabriel Pérez Barberá un juicio abreviado -recibir penas menores a cambio de reconocer los delitos-, pero el acuerdo se cayó porque, como contó el periodista Federico Fahsbender en Infobae, pretendían quedarse con la mayor parte de los 190 bienes muebles e inmuebles, algo que el acusador no podía aceptar.

https://youtu.be/Cm9EVaLESmI

Entre esos bienes se encuentra la Ferrari F355 Spider roja de Diego Armando Maradona. No era la Ferrari F40 que Guillermo Coppola consiguió que Enzo Ferrari pintara de negro, porque «Diego la vuole nera«, pero sí la que manejó en su vuelta a Boca.

Tras el pacto que no fue, Erwin Raúl Loza y otros diez miembros de la banda deberán sentarse en el banquillo de los acusados por haber formado parte de una asociación ilícita que entre 2008 y 2018 cometió 101 hechos de tráfico de divisas y de lavado de activos, que para los fiscales de juicio, la Procelac y la Procunar estaban vinculados al tráfico internacional de cocaína desde Argentina, Bolivia, Perú y Colombia hacia España, Italia, Holanda, Inglaterra e Irlanda. No por nada otros miembros del clan fueron investigados por un alijo de 1200 kilos en Granada, España.

Para los investigadores, la declaración de Diego Xavier Guastini como «imputado colaborador» fue «de suma importancia» ya que «dio contexto y sumó información al importante material probatorio con el que se contaba». Por eso mismo los abogados de los acusados solicitaron sin éxito que sus dichos, tanto en su versión audiovisual como escrita, no fueran tenidos en cuenta para el juicio.

Guastini, como Encripdata detalló en varias notas, era uno de esos financistas que juraba que «solo tocaba plata» pero que además era narco, informante de la Agencia Federal de Inteligencia (SIDE / AFI) y buchón de la Policía Bonaerense, que así como entregó al jefe del clan Loza también lo hizo con su socio Carlos Sein «Iván» Atachahua Espinoza y hasta su amigo, el policía Adrián Gonzalo Baeta, todo con tal de recibir solo tres años de prisión en suspenso luego de que los investigadores descubrieron a algunas de las «mulas» con las que traficaba divisas para aquellos.

Si no tuvo problemas en entregar a los capos, menos aún en dar los nombres de las «mulas»: Lucio Mayer, Ezequiel Mayer, Carlos Horacio Pereyra, Marcelo Da Cunha, Fernando Colanero, Cristian Andrés Bertoloto, Darío Algybay, Mariana Montero y Raúl Ernesto Quirco contrabandearon dólares y euros entre 2004 y 2010 reclutados por Guastini para la banda de Atachahua Espinoza. Solo una vez no pudieron «coronar»: a Colanero y Bertoloto los atraparon policías españoles el 14 de septiembre de 2007 cuando pretendían subir con 453.410 euros a un avión en el aeropuerto de Barcelona.

Algunas de esas «mulas» también prestaron sus nombres para que Guastini armara empresas a los narcos para lavar sus ganancias. Algunos incluso saben de los muertos de Guastini en su haber y sospechan de quien lo mandó a matar el lunes 28 de octubre de 2019.

Pero hubo más «mulas»: Eduardo Damián Gérez, Marcelo Eduardo Ludueña, José Antonio Blanco, Aurelio Rubén David Coronel, Ramón Bernabé Gabriel Coronel, Daniel Osvaldo Nuñez Serrón, Adriana Noemí Nuñez Serrón, Pablo Francisco Portas Dalmau, Juan Ramón Coronel, Juan José Morito González y David Ávila Ramos. A todos menos a los dos últimos el TOPE 1 los sentenció a tres años de prisión en suspenso. Guastini, el reclutador, recibió la misma pena porque como «arrepentido» reveló de quien era los 1.443.030 dólares y 1.524.715 que intentaron contrabandear entre Argentina, Ecuador, México e Italia.

A Ávila Ramos, alias «Maradona» por su torpeza para jugar al fútbol, no lo pudieron condenar porque un sicario lo ejecutó el sábado 12 de mayo de 2018 cuando salía de la comunión de su hijo en la Iglesia de la Virgen del Rocío de San Pedro de Alcántara, cerca de Marbella, sur de España.

Uno por uno, Guastini señaló que los viajes de las «mulas» para traficar divisas correspondían a los servicios que les prestaba a tres bandas narco: la de Loza, la de Atachahua Espinoza y la de un tercer grupo que operaba en Los Ángeles, Estados Unidos.

Sin embargo, uno de los abogados que defiende al clan, que primero intentó sin éxito apartar como prueba lo dicho por el «arrepentido», negó ante Encripdata que los Loza fueran «tan estúpidos» de hacerse traer el dinero con esas «mulas» cuando todo el mundo sabía que Guastini era «un buchón de la policía».

El letrado dijo algo más que seguramente repetirá en el debate para que los jueces duden sobre la veracidad de Guastini porque, como bien dice el refrán, una mentira pone en duda mil verdades: «Los Loza no tenían helicóptero para hacerse bajar la cocaína que supuestamente traficaban y mucho menos tenían stock porque en todos los allanamientos no encontraron ni siquiera un solo gramo. Guastini era un arrepentido trucho«.

Una en contra del defensor: el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 de Salta condenó en 2019 a Valdemar Loza a 15 años de prisión por los 1160 kilos de cocaína secuestrados en 2017 en un galpón de Tapiales, Buenos Aires. Los investigadores confirmaron, entonces, que los del clan eran narcos.

Una a favor del letrado: las «mulas» que los detectives pudieron vincular con el clan Loza fueron los españoles Víctor Miguel Calvente Cavero y Bienvenido González Ludueña, condenados por el mismo TOPE 3 a tres años de prisión en suspenso por intentar entrar a la Argentina con 365.800 euros el 20 de noviembre de 2017 en un vuelo procedente de Madrid. Su reclutador no fue Guastini sino el también español Francisco Javier González González, contacto de Gonzalo Daniel Loza, alias «Junior», hijo de José Gonzalo Loza.

Pero hay una «mula» en común entre Guastini y José Loza: «Maradona». Todos ya están muertos: a Ávila Ramos lo ejecutaron el 12 de mayo de 2018 en Marbella; a Guastini lo asesinaron el 28 de octubre de 2019 en Quilmes; y Loza falleció el 6 de noviembre de 2019 en Madrid; pero Guastini dijo frente a cámara que Ávila Ramos, que comenzó traficando divisas para él, terminó siendo amigo de Loza.

Sea de quien sea cada «mula», sea lo que sea que haya dicho Guastini, lo cierto es que los abogados deberán explicar muy bien cómo el clan Loza hizo para acumular una fortuna de 800 millones de pesos a valor fiscal que debería multiplicarse varias veces a valor de mercado.

Este miércoles empieza el juicio. Por Zoom.

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