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El hilo invisible entre el crimen y el poder

Guastini y Baeta: la trama narco que hizo caer a un fiscal, dos secretarios y seis policías

Guastini y Baeta: la trama narco que hizo caer a un fiscal, dos secretarios y seis policías

La trama de Guastini y Baeta que hizo caer a un fiscal. Crédito: Encripdata.

A Diego Xavier Guastini lo acribillaron el 28 de octubre de 2019 a la vuelta de la esquina de la Municipalidad de Quilmes.

Alguien quería vengarse de Guastini, tal vez por un negocio que salió mal, tal vez porque era un «arrepentido» del narcotráfico.

El primero que llegó a la escena del crimen fue el policía bonaerense Adrián Gonzalo Baeta, que se presentó ante el fiscal del caso, Martín Conde, como amigo de la familia, pero lo primero que hizo al ver a su amigo muerto fue apagar para siempre sus iPhones.

Tan amigos eran que Baeta fijó como domicilio para una de sus empresas de venta de autos el de la cueva financiera de Guastini.

Pero esa historia no terminó. Todo lo contrario. Una investigación paralela explotó el viernes en varias localidades del conurbano.

Por pedido de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, y el fiscal Fernando Domínguez, la Policía Federal (PFA) arrestó a Maximiliano Jurisch y Gustavo Sanvitale, dos funcionarios judiciales que fueron secretarios del fiscal del distrito, Claudio Scapolan, que evitó terminar igual por sus fueros.

Encripdata adelantó el el 3 de mayo y el 13 de julio la historia por la que ahora el fiscal Scapolan podría enfrentar un jury de enjuiciamiento.

Guastini, a cambio de ser sentenciado a solo 3 años de prisión en suspenso en una causa paralela, reveló en la Justicia que trabajaba para el clan Loza.

Pero el financista no tenía un jefe sino dos: ese narco y un policía. Un día tuvo que elegir entre ambos. Así fue como la Bonaerense desbarató el 29 de diciembre de 2013 una banda con 600 kilos de cocaína en el conurbano. El operativo «Leones Blancos». Pero lo que pareció un golpe exitoso, que contó incluso con la presencia del por entonces gobernador Daniel Scioli, terminó en un escándalo, con los uniformados investigados por armar la causa y con los traficantes absueltos.

El clan Loza, jefe narco del financista Guastini, caería algunos años después, pero no por contrabando de estupefacientes sino por lavado de las ganancias, incluso con la Ferrari de Maradona en su cochera.

El operativo «Leones Blancos» comenzó en diciembre de 2013 en la calle Florida 520. Allí tenía la cueva financiera Guastini. Hasta allí fue uno de los narcos que movería los 600 kilos de cocaína a una quinta de Moreno. Cuando se fue, Guastini le avisó a Baeta lo que sucedería.

Baeta trabajaba en la DDI de Quilmes, pero ese 29 de diciembre era su franco. Su jefe de operaciones, Juan José Magraner, también tenía descanso. Sin embargo, le avisaron a Scapolan, fiscal de San Isidro, que habían recibido la siguiente denuncia anónima:

El 29 de diciembre de 2013, aproximadamente a las 17.35, se recibió un llamado a la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas Quilmes en el cual una persona de sexo masculino, que no reveló su identidad, manifestó que desde la calle Schiffely 4101, de Moreno, saldría una combi a entregar drogas hacia Boulogne, agregando que formuló la denuncia a esa dependencia policial por no confiar en la Policía de la zona, finalizando la comunicación sin aportar más datos.

La falsa denuncia anónima de «Leones Blancos».

Pero antes de recibir la supuesta denuncia anónima, el policía Magraner habló con el fiscal Scapolan al menos dos veces: a las 16.19 y 16.32.

Era todo mentira. Como determinó el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 San Martín, el llamado lo hicieron ellos mismos para poder actuar.

En consecuencia, el tribunal resolvió el 19 de agosto de 2016 absolver a Anacona, Ríos, Hurtado y Piñero, los narcos; investigar a Scapolan, el fiscal, y Magraner y Baeta, los policías; y destruir la droga incautada, aunque nadie supo por entonces cuánto se había decomisado y cuánto quemado.

Ahora, cuatro años después, la Policía Federal (PFA) arrestó a los secretarios penales Jurisch y Sanvitale. También cayó Magraner.

Baeta sabía que lo buscaban. De hecho, a principios de año, presentó un habeas corpus para poder saber qué juzgado lo investigaba.

A Baeta todavía no lo detuvieron: en las próximas horas podrían declararlo oficialmente prófugo de la Justicia.

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