La guerra de Trump contra el «narcoterror» en América Latina: fentanilo, marihuana y el Clan del Golfo
Trump declara a cárteles organizaciones terroristas. Gentileza: Casa Blanca.
Mientras evalúa los pasos a seguir contra Nicolás Maduro y Venezuela, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó esta semana varias órdenes ejecutiva en su actualización de la Doctrina Monroe -«América para los estadounidenses»- para reducir a la mínima expresión la presencia de China en América Latina.
Primero, el lunes, declaró al fentanilo como un arma de destrucción masiva: «Hoy doy un paso más para proteger a los estadounidenses del flagelo del fentanilo mortal que está inundando nuestro país. Con esta orden ejecutiva histórica que firmaré hoy, clasificaremos formalmente el fentanilo como un arma de destrucción masiva, que es lo que realmente es. Ninguna bomba hace lo que el fentanilo está haciendo: 200 mil o 300 mil personas mueren cada año«.
Después, el miércoles, designó al Clan del Golfo, de Colombia, como organización terrorista extranjera, al mismo nivel que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el extinto Cártel de Sinaloa, de México, y el Cártel de los Soles, de Venezuela, aumentando así la tensión con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en días en los que lleva adelante negociaciones de paz con la organización de Dairo Antonio Úsuga David, alias «Otoniel», extraditado en 2022 a los Estados Unidos.
Luego, el jueves, reclasificó a la marihuana como una sustancia controlada de la Lista III de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, como la ketamina y algunos esteroides, con beneficios médicos y terapéuticos en preparados farmacéuticos, y ya no como una de la Lista I, como la heroína y el LSD, con alto potencial de abuso en drogas ilegales.
Sin embargo, la historia y los datos muestran otra cosa: según el Sistema Nacional de Estadísticas Vitales (NVSS), en los Estados Unidos fallecieron 73.690 personas por sobredosis de todo tipo de drogas en los últimos doce meses -a abril de 2025, último dato disponible, al que tuvo acceso Encripdata-. Del total, 48.422 casos fueron por el consumo de opioides sintéticos, como el fentanilo, pero también el tramadol.
Y según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), Estados Unidos declaró que su industria farmacéutica necesita 731 kilos de fentanilo para funcionar mientras que la de China, su verdadero rival y no Rusia ni Irán, demanda 111 kilos -a julio de 2025, último dato disponible, al que tuvo acceso Encripdata-.
Veintidós años atrás, en el contexto de los atentados a las Torres Gemelas, la declaración de ciertos países como Eje del mal y la decisión de Saddam Hussein de reemplazar al dólar por el euro en las transacciones petroleras, George W. Bush hijo ordenó la invasión de Irak para evitar que el régimen utilizara armas de destrucción que tanto él como el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, sabían que no tenía.
«Nuestra nación entra en este conflicto con reticencia, sin embargo, nuestro propósito es firme: el pueblo de los Estados Unidos y nuestros amigos y aliados no vivirán a merced de un régimen al margen de la ley que amenaza la paz con armas de exterminio masivo. Enfrentaremos esa amenaza ahora con nuestro Ejército, Fuerza Aérea, Armada, Guardia Costera e Infantería de Marina para no tener que enfrentarla más tarde con ejércitos de bomberos, policías y médicos en las calles de nuestras ciudades», anunció, por televesión, la noche del 19 de marzo de 2003.
Las armas de destrucción masiva como excusa le permitieron a Bush realizar un ataque preventivo contra un país que en los años ochenta había recibido el apoyo de los Estados Unidos en su guerra contra Irán.
Si Richard Nixon creó la Drug Enforcement Administración (DEA) para la guerra contra las drogas en 1973, si Bush hijo presentó la Estrategia de Seguridad Nacional para la guerra contra el terror en 2002, Trump declaró a varias organizaciones criminales como organizaciones terroristas extranjeras para autorizar bombardeos en aguas internacionales del mar Caribe. Eso puede ser solo el comienzo.
Así, Estados Unidos combina sanciones disuasorias y ataques preventivos en América.
La ahora guerra contra el «narcoterror» sigue siendo política por otros medios.
Somos un medio especializado en el crimen organizado en la Argentina, sus relaciones subterráneas y sus conexiones internacionales. Hacemos periodismo de investigación sin recurrir a pauta oficial ni a publicidad privada. Somos Encripdata, el hilo invisible entre el crimen y el poder. Si te gustó esta historia, ayudanos a contar la próxima.