Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

Fue la Bonaerense: condenaron al comisario Argañaraz por encubrir el doble crimen de Florencio Varela

Condenaron al comisario Argañaraz por encubrir los crímenes de Lautaro y Lucas

Argañaraz, condenado por encubrir los crímenes de Lautaro y Lucas. Crédito: Télam.

Un tribunal condenó, en los últimos días, al excomisario inspector Sergio Enrique Argañaraz a 3 años de prisión por incumplimiento de los deberes de funcionario público y por encubrimiento agravado, es decir, por haber desviado, desde el primer minuto, la investigación por el crimen de Lautaro Morello, de 18, y la desaparición de Lucas Escalante, de 26, como pudo saber EncripdataTodo sucedió el 9 de diciembre de 2022 en Florencio Varela y alrededores. A Lautaro lo mataron la misma noche del secuestro. De su amigo Lucas no se sabe nada desde entonces. El Gobierno ofrece 5 millones de pesos para quien aporte datos útiles que permitan dar con su paradero.

La fiscalía llegó a un acuerdo de juicio abreviado con la defensa de Argañaraz para que reconociera su responsabilidad penal en los hechos reprochados a cambio de una morigeración en la pena. Si bien las familias de las víctimas consideraron insuficiente la pena, la admisión del condenado no hizo más que ratificar la teoría del caso contra los demás imputados -policías y familiares-, que serán enjuiciados el próximo año, o sea, al menos el excomisario encubrió a otros uniformados.

En 2026, en el banquillo de los acusados estarán el comisario general Francisco Centurión, hasta entonces enlace de la Bonaerense con la Policía Internacional (Interpol), su hijo Cristian Centurión y su sobrino Maximiliano Centurión, ambos de 26.

Y también otros policías -algunos libres, otros detenidos-, imputados por encubrimiento calificado por tratarse de un hecho grave el delito precedente: Ramiro Jair Forchinito, Damián Rodríguez, Luis Alberto Zaracho, Juan Manuel Brito, Raúl Roberto Figarotti y Agustín Alejandro Antonio.

Lucas fue visto por última vez el 9 de diciembre del 2022. Aquella noche tenía que retirar vales de nafta de la Policía Bonaerense. Cristian Centurión le dijo que se los daría en la casaquinta familiar de calle 1538, esquina ruta 53, La Capilla, Florencio Varela. Allí lo esperaba con su primo Maximiliano Centurión. Lucas no quería ir solo. A varios amigos les pidió que lo acompañaran, sin suerte. Finalmente, Lautaro aceptó la invitación. Con el correr de las horas se sumó el dueño de casa: el comisario Centurión, enlace de la Bonaerense con Interpol.

No era la primera vez que Escalante se veía con los Centurión por los vales de nafta de la Policía. Pero esta vez, eso fue solo el anzuelo. Porque el dueño de casa y su primo tenían otros planes. Pero hubo un problema: no llegó solo.

La presencia de Lautaro -primo de una exnovia- cambió todo, como pudo reconstruir Encripdata. A las 00.30 ya de la madrugada del 10 de diciembre, Cristian ingresó a una estación de servicio de Florencio Varela. Sin bajarse de un auto a nombre de su madre, le dio al playero un bidón para cargarlo con nafta.

Una hora después, en la casaquinta de los Centurión prendieron una fogata. Las llamas eran tan altas que podían percibirse desde afuera, como declararon dos vecinas y un testigo de identidad reservada. Para no dejar rastros de las cenizas, cortaron el pasto y tiraron los restos a la basura.

En medio de los festejos por el triunfo de la Selección argentina frente a Países Bajos y la clasificación a la semifinal del Mundial Qatar 2022, las familias de Lucas y Lautaro salieron a buscarlos. Obviamente, fueron a la comisaría, donde fueron atentidas por el comisario inspector Argañaraz y otros, que no hicieron otra cosa más que encubrir todo.

En esas horas, alguien prendió fuego el BMW de Lucas sobre la ruta 6 a la altura de Abasto, partido de La Plata.

Al mismo tiempo, la Bonaerense encontró dos cuerpos calcinados en el baúl de un utilitario Citröen Berlingo todo quemado en un descampado de Guernica, Florencio Varela. Los investigadores, entonces, pensaron que eran los cadáveres de Lautaro y Lucas. Sin embargo, correspondían a los mecánicos Silvio David Vitullo, de 40 años, Diego Fabián Segura, de 29, desaparecidos tan solo 14 horas después y no muy lejos de allí, quemados vivos por formar parte de una banda que le robó una camioneta cargada con plata, cocaína o lingotes de oro a Fabián Gustavo Pelozo, alias «Calavera», un narco rosarino preso en Ezeiza.

El 15 de diciembre, finalmente, un vecino halló el cuerpo quemado de Lautaro a la vera de una autopista en construcción en Guernica.

La investigación avanzó con firmeza cuando el fiscal Daniel Ichazo reemplazó a Mariana Dongiovanni -ahora con pedido de juicio político por parte de las familias-. Fue él quien le solicitó al segundo juez del caso, Diego Agüero, arrestar al comisario Centurión por «haberse sumado al plan criminal» de su hijo y de su sobrino, «manteniendo privado de su libertad a Lucas por al menos un lapso mayor a un mes», pudiendo concluir, por el contexto en que se fueron sucediendo los hechos, que «a la fecha se presume su muerte violenta a manos del clan» y, porque, en definitiva, «Francisco mató a Lucas» en un lugar indeterminado «para procurar la impunidad de Maximiliano y Cristian en el homicidio de Lautaro».

Así, la banda integrada, entre otros, por los Centurión se deshizo del cádaver y del auto, pero no de Lucas. No en ese momento. «De no ser así, su cuerpo tendría que haber aparecido junto al de Lautaro», consideró el fiscal.

La familia y el fiscal aún buscan datos para saber qué hicieron con Lucas.

A su manera, el excomisario Argañaraz admitió que fue la Bonaerense.


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