Volvieron a condenar a «Alicho» y a «Gordo Blas» por seguir al frente de su banda desde la cárcel
        "Alicho", de nuevo condenado, esta vez por seguir operando desde la cárcel. Crédito: Télam.
Recientemente, el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 de San Martín condenó a Max Alí Alegre, alias «Alicho», y a Blas Adrián Gómez, «Gordo Blas», a 8 años y 6 meses de prisión por liderar una organización narcocriminal dedicada al narcomenudeo en diversos puntos de la provincia de Buenos Aires, especialmente en la zona oeste y noroeste del conurbano, según el fallo al que accedió Encripdata.
Se trata de la segunda condena para ambos. Si antes fueron sentenciados por encabezar su banda desde los pasillos de Villa Loyola, con crímenes de por medio, esta vez fueron juzgados por continuar al mando desde sus celdas. Por eso, los jueces María Claudia Morgese Martín, Walter Antonio Venditti y José Antonio Michilín unificaron las penas: 15 años y 6 meses para «Alicho» y prisión perpetua para «Gordo Blas».
En la instrucción, el juez federal Lino Mirabelli y el fiscal Fernando Domínguez recibieron doce expedientes del fuero ordinario porque tenían un común denominador: las actividades compatibles con el narcomenudeo de la organización dirigida por Alegre y Gómez entre octubre de 2019 y septiembre de 2022 en Villa Loyola, La Rana, Villa Baires, Villa Melo, La Cabaña y Villa Fiorito.
El fiscal Alberto Gentili, además, llegó a un acuerdo de juicio abreviado con las defensas de otros 14 imputados para que reconocieran sus responsabilidades penales en los hechos imputados a cambio de una morigeración en las penas, que fueron de entre 3 años de cumplimiento en suspenso y 9 años de prisión.
Esta banda tenía su sello distintivo: a los envoltorios termosellados les agregaba la leyenda 100 o 200 para marcar el peso y la calidad del producto. Y operaba todo el día, en tres turnos, todos los días. Era una rueda en continuo movimiento. En algunos puntos podía facturar 300 mil pesos por día. En otros, un millón cada 24 horas, a valores de 2022.
Los hombres de «Alicho» y «Gordo Blas» usurpaban casas a los tiros para usarlas de escondite. Eso sí: los contadores siempre volvían a Villa Loyola, la piedra angular de la organización, para resguardar las ganancias.
Otros cuatro condenados también participaban desde la cárcel: Santiago Alejandro Osores y Marcelo Humberto González, compañeros del Gómez en la Unidad 28 Magdalena, del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB); Facundo Ezequiel Compiano, en la alcaidía Campana; y Esteban Gastón Ponce, en Sierra Chica.
En enero de 2024, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, implementó el Sistema Integral de Gestión para Personas Privadas de la Libertad de Alto Riesgo en el Servicio Penitenciario Federal (SPF) para que evitar que internos como Alegre y Gómez continuaran al frente de sus organizaciones narcocriminales.
En la única entrevista que concedió, Alegre le explicó a Encripdata el origen de su alias: su padre lo bautizó Max Alí en homenaje al mítico boxeador Muhammad Alí, pero un vecino de La Flecha, en Carlos Spegazzini, Ezeiza, lo empezó a llamar «Alicho» para hacer juego con «Mal bicho», canción de moda de Los Fabulosos Cadillacs, allá por el 2001.
Tenía 11 años cuando aceptó su apodo.
Y fue premonitorio.
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